If my man asks ‘bout what I’ll do,
now that he’s turned me loose.
Tell him I’ve gone to meet all the girls
and drink all that high shelf booze.
The high shelf booze, the high shelf booze,
you won’t catch me dead with no blues.
The high shelf booze, the high shelf booze,
you won’t catch me dead with no blues.
I always said I’d be his slave
before I would be his dog.
But it looks like he’s got me rambling ‘round
and sleeping in a hollow log.
A hollow log, a hollow log,
sleeping in a hollow log.
A hollow log, a hollow log,
sleeping in a hollow log.
Well it’s one man on sunday, another on monday,
two on tuesday afternoon.
Easy come, easy go,
you won’t hear me sing no lonesome tune.
Easy come, easy go,
you won’t hear me sing no lonesome tune.
Easy come, easy go,
you won’t hear me sing no lonesome tune.
If my man asks ‘bout what I’ll do,
now that he’s turned me loose.
Tell him I’ve gone to meet all the girls
and drink all that high shelf booze.
The high shelf booze, the high shelf booze,
you won’t catch me dead with no blues.
The high shelf booze, the high shelf booze,
you won’t catch me dead with no blues.
The high shelf booze, the high shelf booze,
you won’t catch me dead with no blues.
*Eilen Jewell vive un momento dulce. Acaba de editar un álbum impecable, “Sea of tears”, recibe llamadas de promotores de ambos lados del charco, y se ha prometido al hombre de su vida. Toda esa plenitud choca frontalmente con las notas melancólicas de su música, fiel reflejo de sus heroínas personales, como Bessie Smith o Lucinda Williams, aunque es su su propio talento el que la convierte en una figura y una personalidad autónoma.
.-Todo en “Sea of tears” tiene un toque blues mucho más intenso que tus anteriores trabajos. ¿Es el blues un buen representante de tu estado de ánimo actual?
No diría que me siento triste todo el tiempo, ni siquiera muy a menudo. El caso es que siempre me ha gustado el blues, sobre todo el material más antiguo, o el rock and roll más primitivo, que tiene mucha influencia del blues. Me siento feliz cuando escucho esas canciones. Mientras más tristes sean, mejor. Tal vez sea por el hecho de escribir canciones tristes o escuchar música triste que soy una persona feliz casi todo el tiempo.
.-En el “Shakin’ all over” de Johnny Kid suenas como una versión femenina de John Fogerty. ¿Te gusta la comparación?
Me gusta la comparación. Es como que te digan que has sacado un sobresaliente. Me encanta John Fogerty. Puedes ponerme cualquier canción de él y me pararé a escucharla.
.-Según tu biografía, naciste en 1979. Sin embargo, tus ídolos no son Kurt Cobain ni Axl Rose, sino Bessie Smith y Woody Guthrie. ¿Cómo entraron en tu vida esos artistas?
Mis padres son unos auténticos melómanos, aunque no sean músicos. Tenían una colección de discos increíble que se pasó mucho tiempo acumulando polvo en el garaje, pero cuando mostré interés por ellos les encantó dejarme trastear entre ellos. Llegué a Bob Dylan a través de mi padre, y llegué a Guthrie a través de Bob Dylan. En cuando a Bessie Smith, eso fue un descubrimiento posterior, en la biblioteca de la universidad. Allí podías escuchar CDs mientras estudiabas y Bessie Smith me tenía intrigada por una foto que había de ella vestida con un traje súper moderno y porque cantaba cosas como “Ain’t nobody’s business like I do” y otras canciones muy valientes. No es que aquella música me ayudara mucho a estudiar, pero se convirtió de inmediato en una de mis canciones favoritas y fue una de las primeras cosas que aprendí a tocar con la guitarra. Aún hoy me encanta tocarla.
.-Has dicho en alguna ocasión que tocar en la calle te ha ayudado a establecer tus propios límites como músico. ¿Qué límites son esos?
Mmm... creo que recuerdo lo que quería decir cuando dije eso. Aunque es difícil de explicar. Pero te puedo decir que tocar en la calle me endureció la piel. Cuando cantas en una esquina casi siempre te sientes ignorada, o de repente recibes demasiada atención de la gente equivocada. Así que aprendí a olvidarme de las cosas negativas y raras y a centrarme en mis propios pensamientos y sensaciones. Esa habilidad es muy valiosa. Creo que hay opiniones para todos los gustos, y que la gente no siempre dice la verdad. Así que tienes que confiar en tu propia opinión. Una canción es buena si a ti te parece buena, independientemente de lo que digan los demás. El tocar en la calle fue una experiencia que me ayudó a creer en mí misma.
.-Una voz dulce, una imagen delicada... ¿es Eilen Jewell tan frágil como parece?
Pues eso depende de a quién le preguntes, pero desde luego no me veo a mí misma como frágil. Puedo ser algo tímida, pero no especialmente vulnerable. La música me mantiene fuerte.
.-En fin, frágil o no, el hecho es que has vivido en todas partes: Idaho, Nuevo México, California, Massachussets... ¿Tienes espíritu nómada?
Definitivamente, sí. Creo que lo heredé de mi padre, si es que algo así va en los genes. Cuando estoy en un mismo lugar mucho tiempo me vuelvo inquieta, y siempre me encantaron los hoteles y las autopistas. Está claro que he elegido la profesión ideal.
.-Nos hemos referido antes a tus días como músico callejero, cuando sólo erais tu guitarra y tú. Muchos de tus compañeros siguen haciéndolo de esa manera aunque hayan conseguido un cierto estatus, pero tú preferiste una banda de acompañamiento. ¿Por qué?
Porque me encanta el sonido de las bandas que están bien compenetradas. Mis artistas favoritos tocan casi todos con banda: Lucinda Williams, Bob Dylan, Chick Prophet, Big Sandy & His Fly-rite boys... Disfruto mucho de la energía que genera un grupo de personas sobre un escenario y no estoy segura de que se pueda conseguir lo mismo tocando en solitario. Son cosas diferentes. Ya desde que empecé supe que mi meta sería tocar con una banda. Me llevó algo de tiempo, pero encontré a la gente adecuada.
.-“Hay una sola constante en este mundo: nada permanece igual”. Ese es el primer verso de tu último disco. Entonces, ¿qué ha cambiado en Eilen Jewell desde los días en que tocaba en Venice Beach hasta ahora, cuando aparece en festivales europeos?
Buena pregunta. Parece que haga mucho tiempo de aquello, y lo cierto es que sólo han pasado unos pocos años. Supongo que una de las cosas en las que he cambiado es que ahora he aprendido y he aceptado la belleza que hay en comprometerse y tener responsabilidades. Antes era una buscavidas. Juraba que nunca me casaría y era incapaz de verme a mí misma haciendo algo durante más de un año o dos. Pero al final me di cuenta de que el buscavidas se pierde muchas cosas. Si no hubiera aprendido las reglas del compromiso jamás habría podido tocar en Europa ni estaría prometida ahora mismo a la mejor persona que hay en este mundo. El compromiso es un sacrificio, pero te da mucho a cambio. Y la responsabilidad puede ser una carga, pero si se trata de algo que te importa de verdad, te sientes bien haciéndote responsable de ello.
.-Todos tus iconos personales son talentos enormes e irrepetibles. ¿Aspiras a igualarlos o te conformas con honrarlos?
Para mí es suficiente con honrarles, con hacerles justicia cuando los versiono. No soy nada competitiva. Pero a lo que aspiro de verdad es a ser lo suficientemente buena para mí misma. Creo que la mayoría de los músicos tienen una lucha con ese crítico interior, pero superar eso y estar al nivel de las propias expectativas es el quid de la cuestión.
.-La última: ¿cómo te sentiste cuando supiste que Michael Jackson había muerto?
Creo que dije algo como “¡Pero no se puede morir! ¡Es Michael Jackson!”. De alguna manera parecía como si ni tuviese edad, como si estuviese más allá de la muerte. Pero acabas comprendiendo que la muerte es la única cosa que todos tenemos en común. Incluso las estrellas del pop.