jueves, 5 de mayo de 2011

*El mal de escuela

En la primavera de 1954 el alumno Daniel Pennac, de diez años de edad, nacido en Casablanca, recogía su boletín de notas. Las Artes Plásticas no se le daban mal... "dibuja a la perfección, salvo en clase", advertía el profesor; la educación musical podría sonar mejor en sus oídos si no hablara todo el rato; por las sesiones de gimnasia se le veía poco y en los ejercicios de Gramática se mostraba "alegre como compañero y mediocre como alumno"; en Matemáticas "le faltaba base"; en la hora del Inglés hablaba mucho, pero era incapaz de pronunciar una sola palabra en la lengua de Shakespeare; el de Educación Técnica dictaba sentencia: "No ha hecho nada y ha rendido menos". Conclusión: Daniel Pennac componía en el argot académico el fatídico retrato robot del "Cancre". El cangrejo. Alguien que a los doce años no había demostrado nada.
Medio siglo después, este profesor es el autor del "bestseller" pedagógico "Mal de escuela", en el que disecciona los cuerpos y almas de esos jóvenes que copan en los expedientes académicos el apartado del fracaso escolar. ¿Fracaso de quién? ¿Del alumno gamberro? ¿Del profesor que no lo da todo en la hora de clase? ¿Del sistema público de educación? ¿De una familia que no presta suficiente atención al educando?
En estos tiempos en los que nuestro modelo de sociedad se tambalea, y todas las miradas se dirigen hacia la escuela, la desmembración familiar y los guetos multiculturales, Pennac prefiere observar la singularidad humana: "guardémonos mucho de subestimar lo único sobre lo que podemos actuar personalmente y que además data de la noche de los tiempos pedagógicos: la soledad y la vergüenza del alumno que no comprende, perdido en un mundo donde todos los demás comprenden", nos advierte.

.-Identifica usted al fracasado escolar con el término "cancre".
Es una palabra específicamente francesa, difícil de traducir en ninguna otra lengua. Cuando me preguntan qué es un mal alumno me cuesta responder. Hoy nadie habla de "cancres": simplemente se le califica de zoquete, o inútil. Un cero a la izquierda.

.-Pero, etimológicamente, el "cancre" es el cangrejo.
Sí, un animal que camina de lado, lentamente; la otra acepción se refiere al cáncer. Ser un fracasado en la escuela es como un cáncer que no se cura, un proceso sometido a sucesivas recaídas. Una persona acomplejada. Yo me enfrento a ese niño que no comprende al profesor. Ese, que tras las primeras evaluaciones negativas, acaba confinado en la inhibición intelectual. En esa tristeza, que conozco tan bien, se incuba la personalidad del que huye, del perezoso, de aquel que no consigue nunca explicar lo que le ocurre.

.-Usted fue un niño "cancre".
Sí. El cancre vive instalado en el estupor permanente, una situación que me interesa como profesor. Un objeto de análisis que se asemeja mucho al niño que yo fui y que nunca olvidaré. Niños que llevan la misma cicatriz que yo conservo: que sienten una profunda vergüenza cuando no consiguen dar con la respuesta correcta. ¡Y la escuela no se interesa por este problema!

.-¿Cómo se manifiesta el "mal de escuela"?

Con dolor. Un dolor muy particular. El de no comprender. No ser capaz de responder a las preguntas del profesor. El sentimiento de ser un imbécil. La decepción de tus familiares y un miedo cerval al porvenir. El dolor del profesor que no consigue hacer progresar al alumno. El fracaso, también, profesional. Las dudas sobre la identidad pedagógica...

.-Las instituciones educativas y la Administración pública optan más bien por los informes estadísticos.

Así es. Dicen: "No hace falta indagar en la naturaleza del mal estudiante! ¡Es tiempo perdido! La sociología, la psicología y la moral no sirven para nada. Al alumno que no obtiene los resultados esperados, según las observaciones del boletín de notas, "le falta base".

.-¿Y eso qué significa?

Pues que cada calificador insinúa que la mala nota no es culpa suya. La institución académica dice que "le falta base" y punto. He aquí una categoría. A este alumno siempre le faltará base. Por esa razón, no me interesa la escuela tomada como institución.

.-¿Y de qué forma se evalúa ese fracaso escolar?

Yo no voy de psicólogo, ni de sociólogo, ni de moralista: me preocupa más el miedo, el temor. Los malos alumnos tienen miedo. ¿De qué? Un miedo que, en todo caso, constituye una barrera para el saber. Como la persona que padece una depresión. Su tristeza es una muralla para la transmisión de conocimientos.

.-¿Cómo se detecta ese temor?

Lo capté en 1969, al cuarto de hora de empezar mi primera clase. Deduje que los alumnos tenían miedo y entraban en un juego agresivo hacia mí: les atemorizaba ser juzgados como cretinos, tontos, imbéciles. En su fuero interno se decían: "Sí, lo que tú digas, soy un cretino, pero te haré la vida imposible: no daré ni golpe".

.-Entonces, ¿la agresividad proviene del miedo?

El miedo no sólo afecta al niño, sino a sus padres, especialmente a la madre. Se percibe en los meses de abril y mayo, con el tercer trimestre. Empiezan las llamadas y las visitas al despacho del profesor porque en las observaciones del boletín de notas aparece la frase lapidaria: "El tercer trimestre será determinante". El miedo de la madre nace de proyectar el presente sobre el futuro de su hijo. De que el futuro sólo sea un presente peor.

.-¿Y qué actitud tienen que adoptar los padres de un alumno inútil?

Una madre se quejaba de que su hijo me lo explicaba todo a mí y a ella no. Le contesté que se debía a que el profesor no era nadie para él y ella lo era todo... Los padres no han de manifestar temor sobre el futuro de su hijo: no sirve de nada. Cuando estudiaba, yo era muy lento y mi madre pensaba que era tonto. Si siempre te dicen que eres tonto, acabas estando de acuerdo.

.-Hay malos alumnos, pero también malos profesores.

Fracasar con un alumno revela nuestros límites profesionales y hace bajar la autoestima. O sea, que el miedo del alumno depara daños colaterales, tanto para el interesado como para familiares y docentes.

.-Reza el refrán que "cada maestrillo tiene su librillo".

Si tenemos un "librillo" debería ser la asignatura que impartimos. En este aspecto los profesores de Lengua lo tenemos mejor que los de Física y Química aunque, en mi época de alumno, el profesor que me salvó la vida daba Matemáticas.

.-¿Cómo le salvó la vida?
Se encontró con una clase tan destructiva como una película de Sam Peckinpah. Robos, desorden, peleas, insultos, mentiras...
Al empezar la clase nos encontramos con una especie de Buda matemático que profesaba un amor inoxidable hacia su asignatura y deseaba transmitir sus conocimientos. No le dábamos miedo. Sabía con quién trataba y estaba convencido de que haría de nosotros unos matemáticos. Y lo consiguió. Trazó un enorme cero en la pizarra. "¿Qué he escrito? La nota que tendréis en Selectividad". Luego preguntó a un alumno: "¿Dos más dos cuánto suman?" "Cuatro", contestó entre risas. Él no se inmutó: "¿Por qué te ríes? ¿No te das cuenta de la inteligencia de tu respuesta? ¿No sabes adónde nos llevará este resultado?". De esta forma nos implicó en esa búsqueda desde la primera hora de clase. Nos aseguró que no volveríamos a mentar la Selectividad y sólo hablaríamos de matemáticas. ¿Matemáticos? ¿Alumnos curiosos? En todo caso, adolescentes con ganas de aprender. Los jóvenes no admiten una autoridad blanda e indefinida, quieren que les riñan si hay un motivo intelectual.

.-En conclusión, la herramienta para vencer el miedo es la asignatura.

Basta con no comportarse como un usurero del saber. Confiar en que tenemos tiempo. Pero... ¿cuánto tiempo pedagógico? El tiempo para conseguir la impregnación de los conocimientos hasta que se produzca la revelación.

.-Los profesores están acuciados por la programación curricular y no lo tienen fácil para tomarse ese tiempo que usted juzga necesario.

Llegamos a la situación extrema del profesor: la soledad de la clase. Nuestra actitud, el hecho de estar allí, constituye un complejo combinado entre el interés por la asignatura, por la clase y el placer de cambiar la realidad. Y todo eso deriva de una actitud personal y no de una formación cultural, por importante que esta sea. Se trata de una hora. Y cuando pase esa hora habrá que pensar en otra cosa. Es la hora de la enseñanza: exige una presencia absoluta. En demasiadas ocasiones, nuestra presencia es fantasmal. Lo que está claro es que no hay que ir a la clase cansado.

.-Esa abulia puede provenir del desánimo de una profesión que ha perdido prestigio social y resortes de autoridad.

No voy a negar que siempre topamos con alguien que no sigue la clase. Te lo están diciendo: "Digas lo que digas, paso". Son alumnos a los que no tienes acceso. Yo también he conocido mis límites docentes y he fracasado. En un instituto de Marsella, los alumnos no miraban al profesor. No hablan, no ríen, como si no existiera. Francamente, no sé cómo resolvería yo una situación así, pero algo habrá que hacer, porque, si no, tendremos que dejar este trabajo. No es mi caso: cuando entro en una clase veo la vida en estado puro.

.-El discurso antiautoritario de "Mayo del 68" no ha ayudado mucho a mantener la disciplina en las escuelas
.
Yo pienso que la raíz de la crisis de la escuela europea está en que los jóvenes de hoy disfrutan de las mismas posibilidades de consumo que sus padres.

.-¿Y por eso han de ignorar y ridiculizar al profesor?

Nuestro principal rival, repito, no son los alumnos sino la "clientelización" de la infancia. Niños clientes de una sociedad de consumo. Consumidores de marcas, telefonía móvil, motos... Lo mismo que sus padres. Eso les confiere una falsa madurez tecnológica, comercial, informática... El consumo ha atiborrado a los jóvenes de deseos desde sus primeros años. Mensajes de la televisión, compulsión por consumir y cambiar constantemente de objetos. Valdría la pena hablar con ellos sobre esos deseos superficiales que ellos consideran necesidades fundamentales. Hacerles distinguir entre deseos y necesidades. Si pudiéramos apasionarlos con la asignatura sería interesante ver qué efecto tendría en la venta de móviles o de zapatillas deportivas.

.-La sociedad se siente decepcionada por los resultados de la escuela, eso que los medios de comunicación han denominado "alarma social".

Y yo me pregunto qué espera esta sociedad tan obsesionada por encontrar culpables y no por buscar soluciones. Vivimos en un mundo que evoluciona de manera absurda.

.-¿Y qué papel han de desempeñar los gobiernos en esa estrategia, además de diseñar planes escolares casi siempre al servicio del partido político en el poder?

Me pregunto si nuestros Estados quieren formar de verdad alumnos inteligentes. Yo diría que no, que al Estado tanto le da la escuela, pero hablar de crisis educativa es una buena manera de desviar la atención. Los políticos hacen siempre de políticos y no demuestran ningún interés por la pedagogía.

.-¿Es posible superar esta crisis general de valores en una sociedad como la occidental, carente en estos momentos de un discurso moral?

Le responderé como padre y profesor: Una buena manera de ser padre y profesor es reencontrar al niño en el niño y al adolescente en nuestros adolescentes. Una verdadera conciencia de afecto y lucidez que encaje con los jóvenes de hoy. Y yo creo que la mayor de las necesidades de los adolescentes es tener delante a adultos que no tengan miedo del futuro y que no jueguen a ser adolescentes.

.-¿Hay, entonces, demasiados padres infantilizados que acaban haciendo lo mismo que sus vástagos?

La sociedad de consumo nos infantiliza a todos, no importa la edad. La mejor forma de ser adultos es revisar nuestra adicción al consumismo. El tiempo mental que dedicamos al consumo nos produce una preocupación gigantesca. Un tiempo que podríamos dedicar a nuestros hijos. Mientras tanto, ellos se han situado en esa misma lógica consumista y al final nadie se ocupa de nadie.

.-¿Cree que de esta crisis surgirá algo positivo para la educación, la convivencia familiar y el modelo de sociedad?

Todo dependerá de la relación personal que mantengamos con nuestros hijos. No podemos esperar soluciones mágicas del exterior. El exterior es la publicidad, que nos incita al egoísmo consumista. Cada uno de nosotros debe hacer una revolución contra esa pantalla de plasma que nos separa de nuestro entorno familiar. En el plano político no sé si alcanzaremos una verdadera democracia representativa. Si echamos una ojeada a la política internacional, vemos que está siendo dirigida por "showmans" en lugar de por líderes políticos responsables.

*(Entrevista publicada en la revista cultural "Barcelona-Metrópolis").

19 comentarios:

  1. Carlos Nombela 4º A9 de mayo de 2011, 18:16

    Hola Carmen:

    Yo pienso que este hombre tiene razón en la mayoría de las cosas que explica en su entrevista, por ejemplo; estoy de acuerdo en que las instituciones educativas y la Administración pública solo se guían por estadísticas y no se preocupan por los problemas que tienen que acontecer en esos estudiantes para responder con esa conducta, ya que todo esta justificado y si un niño se crea en un ambiente acogedor y confortable tiene muchas más posibilidades de ser mejor estudiante; también estoy de acuerdo cuando habla del miedo que tienen los estudiantes a equivocarse ya que es muy importante para ellos no hacer el ridículo en público para ser uno más y no sentirse desplazados en la sociedad. Pero hay una parte de la entrevista con la que estoy en desacuerdo, cuando define a los alumnos como “cancre”, yo creo que todos los alumnos son válidos, que no hay ningún inútil y que todos son recuperables en la sociedad.

    Un saludo

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  2. Mavile 2º de Bachillerato (Ciencias)9 de mayo de 2011, 22:20

    Hola, Carmen:

    El tema que trata Daniel Pennac en el texto es muy actual, para mi punto de vista, aunque en el libro “El mal de escuelas” haya sido publicado en 2008. Además en el texto él nos cuenta su experiencia escolar de los años 60, y medio siglo después observamos que pocos hechos han evolucionado positivamente.

    Pero claro, los alumnos son diferentes. A día de hoy a muchos se les obliga estudiar, a otros se les obliga el qué estudiar (por motivos como el dinero o la cantidad de plazas requeridas en una profesión en ese año) y algunos estudian por su propia voluntad, por interés y en búsqueda del conocimiento. Muy a menudo nosotros los alumnos sentimos que desaprovechamos el tiempo en algunas de las casi seis horas diarias de clases, cuando se quiere aprovechar al máximo el tiempo disponible para el aprendizaje y la comprensión de lo aprendido, además de desarrollar el interés que produce el aprendizaje de lo nuevo.

    El sistema educativo actual está muy politizado y hay claros ejemplos de ello, por otra parte ¿de verdad le preocupa al Estado que los estudiantes aprendan?, creo que no. Cuanto menos conocimiento tenga el pueblo, más fácil será de manejar y más libertad tendrán los políticos de corromper. Por ello creo que la educación debería ocupar un lugar más importante en el Estado y el representante de la educación en él, no tiene que ser una persona que haya estudiado ciencias políticas, sino una persona competente, que verdaderamente se ocupe de la educación y no de representar un partido político, que sea más cercana a los alumnos, que anteriormente haya vivido y visto los problemas que existen en los aulas. Ya que en la educación están las bases del futuro de todo un país.

    En otras ocasiones sentimos que nuestro trabajo no se ve recompensado y no se refleja en el examen. Pero ves que otras personas sin demasiado conocimiento sacan bastante altas notas y otros sin estudios llegan a puestos laborales altos, como algún que otro ministro. Lo que da que pensar, algo estamos haciendo mal ¿no?

    Y como bien dice Daniel Pennac vivimos en una sociedad obsesionada en buscar culpables, y el culpable o culpables nunca admiten su error y echan la culpa a los demás, y este comportamiento vacilante hasta resulta beneficioso para distraer a la sociedad del problema real, que hay que afrontar.

    Otro tema que quiero resaltar del texto es que el interés por cualquier asignatura surge en muchas ocasiones gracias al profesor, que supo llamar la atención del alumno y provocar el interés en él. Por ello es muy importante que el propio profesor conozca y domine su asignatura, porque solo así será capaz de transmitir el interés y el conocimiento.

    Un saludo Carmen.

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  3. Jesús Rodríguez Castillo 1ºBachiller B10 de mayo de 2011, 22:57

    La culpa del fracaso escolar se la echan unos a otros; padres, instituciones, gobierno, profesores... y al final el gran perjudicado es el alumno.
    Algo que es importantísimo es que el profesor crea en el alumno.
    También habla del miedo que tiene el alumno de contestar en clase por si contesta mal y hacen el ridículo, eso no debería ser así porque confundiéndote aprendes.
    Ser un buen alumno no significa ser el que más nota saca en una asignatura sino el que más se esfuerza y saca lo que puede.
    Nuestra sociedad se ha convertido en una sociedad muy materialista y se está produciendo una pérdida de valores en el que el consumismo es lo prioritario, y esto produce la pérdida de la infancia; los niños se educan en un ambiente de consumo y sin valores ( yo tengo el mejor ordenador, yo el mejor móvil...).
    Los padres olvidan su papel de padres y pasan a ser infantiles cuando los hijos necesitan a unos padres y no a unos chicos como ellos.
    Con todo esto quiero decir que el problema no es de nadie en concreto sino de toda nuestra sociedad.

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  4. Óscar Merchán Valverde 4ºESO B15 de mayo de 2011, 19:31

    Hola, Carmen:

    Voy a empezar hablando sobre el “cancre”, y me gustaría comentar que no está bien que pongan esa etiqueta a un alumno cuyos resultados escolares no sean tan buenos como deberían ser, sea por los motivos que sea. Probablemente esos complejos, que tiene el alumno “cancre”, sea por estas etiquetas que le ponen y porque no tenga a nadie que le ayude y comprenda.
    Otra de las cosas que me han llamado la atención es lo siguiente:
    ”-Las instituciones educativas y la Administración pública optan más bien por los informes estadísticos.
    Así es. Dicen: "No hace falta indagar en la naturaleza del mal estudiante! ¡Es tiempo perdido! La sociología, la psicología y la moral no sirven para nada. Al alumno que no obtiene los resultados esperados, según las observaciones del boletín de notas, "le falta base".
    Yo me pregunto, ¿no es posible qué la situación actual sea por personas que piensan como estas administraciones? ¿Cómo qué es tiempo perdido?, todo lo que sea en educación, no es tiempo perdido, ¡es ganado!, ya que los estudiantes somos el futuro de España y si queremos que todo vaya bien habrá que invertir todo lo necesario en estos alumnos y en la educación en general.

    También le doy la rozón cuando menciona eso de que el profesor no era nada para él y ella lo era todo, pues tiene mucha razón. Las madres nos quieren ayudar y apoyar en todo, pero hay muchas veces que no nos dejamos o no queremos que nos ayuden, pero puede ser, simplemente, porque hay ciertos temas que no los hablamos con los padres o porque nos apoyamos más en amigos, pero sin su ayuda no podríamos seguir, ellos nos ayudan mucho en todo.

    “-Hay malos alumnos, pero también malos profesores.”
    Sí, el fracaso escolar no es siempre culpa de los alumnos que no quieren estudiar o de los que sacan malas notas, ya que hay un gran número de profesores que no explican bien y si suspenden, “hubieses estudiado más” ,también que en cuanto ven que suspendes mucho ya es como si te retirasen. En mi opinión, son más los profesores que les interesa cobrar que explicar bien a los alumnos el temario.

    Y por último eso que dice de ignorar y ridiculizar al profesor, son cosas que los mismos profesores se ganan, seguro que a un buen profesor que este interesado por enseñarte y sepa mantener su posición no es ni ridiculizado ni ignorado, todo lo contrario. Pero este caso se da tanto de alumnos a profesores como al contrario.

    Saludos Carmen

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  5. Hola, Carlos:
    No sé si has entendido bien el sentido profundo de las palabras de la persona entrevistada. No habla de alumnos inútiles sino de estudiantes lentos, que caminan lentamente, que les cuesta entender al profesor. No es lo mismo ser lento que no valer para nada.
    Pero para el sistema que solo considera los resultados numéricos puede que sí signifiquen lo mismo.
    Hasta pronto.

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  6. Hola, Oscar:
    Me ha parecido extenso tu comentario, se ve que te ha gustado mucho esta entrevista.
    Estoy de acuerdo contigo en todo lo que comentas, el aspecto negativo de las etiquetas, la importancia de las madres en la educación, el interés de los profesores, y la obligación del Estado en su preocupación por la educación de los ciudadanos ya que educar a los jóvenes es crear un futuro.
    Comentas que hay profesores que se merecen que se les ridiculice por su falta de interés y profesionalidad, pero no sé si la mejor solución es hacer tal cosa. Tal vez sería mejor que los estudiantes o representantes evaluasen a los profesores. ¿No crees que sería más eficaz?.
    Hasta pronto.

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  7. Óscar Merchán Valverde 4ºESO B18 de mayo de 2011, 16:34

    Hola Carmen:

    Gracias por tu respuesta.No me quería referir a que se merecen ser ridicularizados, pero que tal sea por sus propias acciones por lo que pasa esto.
    Sí, eso estaría bien, pero muchas veces no nos atrevemos a comentarlo con ellos mismos, pero, ¿ ganaríamos algo diciéndolo? Yo creo que más bien te cogerían manía o te pondrían un parte, porque no les gusta que les digas como dar clase o que le negemos su forma de darla.
    No me referiero a nadie en particular, ya que en el colegio hay grandísimos profesores que gracias ha ellos seguimos por un buen camino y una buena visión de futuro.

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  8. ¿Sabes, Mavile?, esa experiencia fundamental llamada “aprendizaje” sólo se da cuando se produce la conjunción de dos voluntades: la del maestro que ama enseñar lo que sabe y la del curioso alumno, ávido de aprender, de comprenderse a sí mismo y al mundo. Y eso siempre ha sido así. Todo lo demás es marginal, sino se encuentran estas dos voluntades (que en la actualidad parecen dos especies en peligro de extinción).

    ¿De qué sirven los buenos libros de texto, los medios audiovisuales, los modernos institutos, si en los alumnos falta la curiosidad por conocer, o si el hastío por enseñar va carcomiendo el ánimo de los maestro, los transmisores del saber?

    El sistema educativo siempre ha estado politizado, siendo un arma al servicio de la ideología dominante. Aunque, tal vez, ahora esté en manos de la peor de las ideologías: la demagogia.

    Y me pregunto: si un alumno sólo necesita su firme voluntad de saber y un buen maestro que le guie. ¿Qué pintan los políticos en este asunto? No lo sé, pero desde luego la pintura no es lo suyo.

    En fin, Mavile, que tienes mucha razón en todo lo que comentas, y lo único que puedo decirte es que tú debes ir a lo tuyo, que es mantener viva tu curiosidad y ganas por aprender. Si lo haces así, siempre encontrarás algún buen profesor, que los hay. Al fin y al cabo, el profesor también necesita del buen alumno para que su esfuerzo tenga un sentido.

    Un saludo.

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  9. Hola, Oscar:

    Es cierto que tal como actuamos y nos comportamos con los demás, tiene sus consecuencias. Pero insisto en que tenéis derecho, como alumnos, a exigir una buena enseñanza, y existen medios para el diálogo. No vale escudarse en el tópico de que "no nos harán caso", o en el temor a alguna represalia.

    Por otro lado, todo derecho conlleva una obligación. Y vosotros, como estudiantes, junto al derecho a recibir la mejor enseñanza posible, tenéis la obligación de esforzaros al máximo, de aprovechar esa enseñanza, de respetar la autoridad y dedicación del profesor, y si pensáis que vuestro derecho a ser bien enseñados no se está respetando, tenéis la obligación de luchar por ese derecho.

    Lo demás, "el lavarse las manos", el mirar hacia otra parte, el pasar de todo, nunca ha llevado muy lejos, como mucho a la cola de la oficina del INEM más cercana.

    (Oscar, no lo digo por ti. Hablo en general, para cualquier alumno de cualquier parte que no se responsabilice de su vida, y no luche por crecer y formarse como persona).

    Un saludo.

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  10. Hola, Jesús:

    Te diría que tienes más razón que un santo, si no fuera porque me pregunto que qué tendrá que ver la santidad con la razón.

    Bromas aparte, has hecho un excelente comentario.

    Es muy cierto que la responsabilidad de cómo funciona un sistema educativo debe ser repartida entre todos, aunque no a partes iguales.

    El alumno, por ejemplo, teniendo su porción de responsabilidad (yo diría que la menor), es, sin embargo, el que sufre y se lleva las peores consecuencias.

    Pero está muy bien, Jesús, que pienses en esa parte de responsabilidad que como alumno te toca, y la asumas.

    Un saludo.

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  11. Marta Rivera 4º A19 de mayo de 2011, 23:28

    Hola, Carmen:

    A pesar de que el tema que plantea Daniel Pennac en el texto es de actualidad, nunca me había parado a pensar sobre esto. En mi opinión, estoy de acuerdo con muchas cosas de las que se mencionan en el texto.

    Es verdad que en esta sociedad en la que vivimos, hay bastante fracaso escolar y esto preocupa sobre todo a la instituciones educativas dónde lo primordial son los números, y para nada les interesa formar alumnos inteligentes. Cada vez hay más “cancre”, pero yo no creo que sean alumnos inútiles o tontos, quizá es por pereza, dejadez, falta de motivación, no luchar por lo que quieres o tal vez porqué lo tenemos todo y no nos hace falta nada más. Y es que parece que hecho esté de moda, porque que un chico saque sobresaliente, estudie… se le considera como un bicho raro.

    Quiero resaltar lo del miedo hacer el ridículo, y es verdad a casi todos nos pasa y yo me incluyo, que cuando el profesor pregunta algo optamos por no decir nada, por miedo a equivocarnos y que se rían de nosotros. En el tema de los profesores, como en todo, los hay buenos y malos, pero no tenemos ningún motivo para ridiculizarlos, hagamos la vida imposible…

    Bajo mi punto de vista, el hecho de que una madre se interese por las notas de su hijo no tiene porque ser nada malo, ya que quiere lo mejor para él, y muchas veces necesitamos ese cariño. Actualmente esto pasa mucho y es que en una casa, dónde los padres trabajan todo el día y su hijo esté sólo en casa sin ningún tipo de control, la mayoría acaba siendo un caso de fracaso.

    Un saludo.

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  12. Ainhoa Valverde 1º de bachillerato de ciencias21 de mayo de 2011, 16:23

    Hola, Carmen:

    El tema que trata la entrevista me parece realmente curioso, ya que es actual y supone algo muy serio en nuestra sociedad.

    En mi opinión, la falta de mejoras en el rendimiento escolar tiene una gran cantidad de causas muy complejas, demasiadas como para poder reconocerlas todas.
    Me ha llamado la atención una frase: "qué espera esta sociedad tan obsesionada por encontrar culpables y no por buscar soluciones". Estoy totalmente de acuerdo con esto. Uno de los mayores motivos por el cual cada vez hay menos buenos resultados es que nadie se centra en buscar una solución a cómo hacer que los alumnos se sientan atraídos por las asignaturas, que quieran aprender. Tanto los políticos, como los grandes cargos educativos dedican su tiempo a echarse las culpas los unos a los otros, sin darse cuenta de que así no solucionarán el problema, sino que dejarán que pase el tiempo y se arriesgarán a que la situación empeore.

    El tema de los padres también es difícil de tratar. Los padres, y como se dice en la entrevista, sobre todo las madres, son una gran influencia. Mostrar en exceso decepción y rechazo por parte de los padres debido a las notas del alumno hace que se sienta mal, y en mi opinión, si alguien se siente mal consigo mismo, es incapaz de mejorar en cualquier aspecto de su vida.
    Actualmente, creo que hay un caso que se repite mucho: el desinterés de los padres por su hijo. Si el alumno no tiene una cierta influencia para centrarse y ve que sus padres no muestran ninguna intención de saber cómo lleva el curso, es muy probable que deje de estudiar y se despreocupe de todo lo relacionado con lo escolar. A mí forma de ver, esta actitud de "rebeldía" es una forma de llamar la atención.

    El fracaso escolar, como he dicho antes, se debe a muchas causas, y creo que para resolverlo lo más fácil sería empezar desde casa y desde los institutos.
    No podemos cambiar lo que dictamina el gobierno, ni su posición y medidas ante el fracaso escolar, pero desde lo más cercano a los alumnos se podría hacer un pequeño cambio.

    Un saludo.

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  13. Beatriz Herrera Cayuela 4ºB31 de mayo de 2011, 12:45

    Hola, Carmen.

    Pienso que este hombre tiene razón, ya que si a un niño le cuesta estudiar, o pilla las ideas más tarde que sus compañeros no significa que sea un zero a la izquierda, sino que es más lento que los demás, o que necesita más explicaciones. Si a un niño que le cuesta estudiar se le margina o no se le hace caso porque se piensa que no tiene interés ese niño va a quedar cada vez más atrasado que los demás. A ese niño se le debería explicar más veces, o clases particulares porque entre el profesor y sus padres podrían ayudarle.


    También estoy de acuerdo en que el estado nada más que se basa en estadísticas, no se preocupa en pensar cual es el verdadero problemas en esta sociedad, ya que no es lo mismo un vago que alguien que le cuesta entender las cosas y lo que está haciendo el estado es poner facilidades para que sean más vagos como la diversificación que en vez de buscar soluciones para que vallan al mismo nivel todos los alumnos a éstos les bajan de nivel con respecto a sus compañeros lo cuál no les ayuda sino que les retrasa aún más.


    ¡Un saludo!

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  14. Hola, Marta:

    Has resaltado varios temas interesantes, y en ellos voy a centrarme:

    1º. Dices: “…estoy de acuerdo con muchas cosas de las que se mencionan en el texto”.
    Marta, en un comentario es casi más importante resaltar aquello en lo que se está en desacuerdo, que los puntos en los que se coincide con el autor, porque contraponer ideas aporta más. Naturalmente, todo desacuerdo debe ser argumentado.

    2º. No sé si el fracaso escolar preocupa a las instituciones educativas o es lo que de hecho persiguen.

    Lo realmente preocupante es que dicho fracaso no preocupe a las víctimas directas de dicho fracaso, o sea, a los alumnos.

    Las calificaciones no son más que un baremo; el verdadero fracaso es salir del sistema escolar sin una verdadera formación humana y cultural, y sin ninguna motivación para nada. Y en esto, no sólo las instituciones educativas, los profesores y los padres tienen su responsabilidad. También vosotros, los alumnos, tenéis la vuestra.
    Ya sé que es fácil dejarse arrastrar por la corriente, pero es hora de empezar a nadar contra ella, ¿no te parece? Sobre todo si las aguas empujan tan hacia abajo…

    3º. Las personas que luchan por salir de la asfixiante mediocridad siempre han sido consideradas “bichos raros”. No es algo que haya que temer. Uno ha de ser quien es, defendiendo sus valores e ideas, aunque a veces esto le sitúe frente a los otros, o lo margine.

    4º. El miedo al ridículo hay que perderlo. Es, de entre todos los miedos, el más ridículo.

    5º. Es verdad que la ausencia de los padres en casa es una de las grandes causas de que mucha juventud ande extraviada y desmotivada. Esto es algo que sabe todo el mundo, excepto los primeros que deberían saberlo: los políticos.

    Bueno, Marta, has hecho un buen comentario y ¡aleluya, aleluya!, sin faltas de ortografía. Esto ya te convierte en un “bicho raro”, pero tienes mi sincera felicitación.

    Un saludo.

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  15. Hola Ainhoa:
    Es cierto que los problemas no tienen solo una causa sino muchas, y que lo mejor es centrarse en las soluciones y no en buscar culpables.
    Hace poco vi un documental que decía que los padres si el hijo aprobaba es que todo iba bien.
    No deja de ser triste que solo por ese dato los padres piensen que la vida de sus hijos van bien, pero el valor dado a los resultados nos ha hecho perder el norte en nuestra consideración de lo impostante.
    Te felicito por tu comentario.
    Hasta pronto.

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  16. Hola Beatriz:
    Ya vimos el otro día en clase el documental sobre "Inteligencias singulares" y como se cuestionaba el concepto de inteligencia. No hay unanimidad en este tema, hay personas inteligentes que truncan sus vidas y terminan suicidándose cuando nadie se lo espera. Y nadie encuentra una explicación convincente. También comentamos las limitaciones del actual sistema educativo que lo que hace es normalizar, señalando con el dedo a aquellos alumnos que son diferentes, es decir, se salen de lo normal. Pero no ser normal no implica ser tonto o no inteligente.
    Buen comentario.

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  17. Ana Rioja 4º ESO B7 de junio de 2011, 22:44

    Hola Carmen,

    Según yo lo veo todo esta basado en hacer una buena carrera, el hacer un buen master, pero el estudiar no te convierte en una persona mejor, solo en una persona con estudios, carrera o master.

    Todo lo dicho esta bien pero la utopía no existe y tenemos que aceptar lo que hay y de ello sacar el mejor provecho.

    Todos no tenemos el mismo ritmo, ni a la hora de estudiar, ni a la hora de comer, por eso, no podemos decir que una persona es lenta o no, simplemente tiene distinto ritmo al los demás.

    Un saludo.

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  18. Hola, Ana:

    No, estudiar no te convierte por sí sólo en una mejor persona. Dependerá del uso y objetivo que hagas de este conocimiento.

    No obstante, el estudiar, además de ayudar a forjar un carácter y cultivarte en muchos aspectos, también te ofrece herramientas y posibilidades para poder crecer como persona en otros ámbitos de la vida.

    Bueno, un saludo, Ana.

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  19. Interesado en un mejor futuro18 de agosto de 2012, 21:33

    Hola Carmen,
    Un vídeo interesante que viene mucho a cuento y hace que te preguntes muchas cosas sobre cómo debería ser la educación.
    La Educación Prohibida - Película:
    http://www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc&feature=plcp
    Un saludo.

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