Las palabras suelen ser estrictas guardianas de sus propios significados y frecuentemente las ordenamos y empleamos a nuestro antojo, sin respetar su verdadera esencia. Entonces, las palabras nos muestran nuestra equivocación, exponiendo su verdad, que es la verdad academicista y notarial del diccionario, que, queremos o no, sigue siendo el indiscutible propietario de los significados.
Con frecuencia, desde la clase política, los tertulianos pagados o improvisados, los "fabricantes de opiniones", cuando abordan temas que podríamos entender como “delicados” o susceptibles de “malas interpretaciones” repiten con gran asiduidad, conjugándolo en todos sus tiempos, el verbo tolerar. Nos animan a que seamos ciudadanos tolerantes, a que construyamos una sociedad tolerante, a que toleremos todo aquello o aquellos que no son como nosotros, a que hagamos de la tolerancia una bandera que enarbolar ante todas aquellas discriminaciones o peligros que nos acechan.
Particularmente, y tal vez por disciplina o complicidad con el diccionario, la palabra tolerar no me gusta, o no me gusta de la manera que se emplea en multitud de ocasiones. Si usted busca la palabra en el diccionario, de las cuatro acepciones que nos ofrece, y hasta que no llegamos a la última –respetar las creencias…-, nos dice que tolerar es padecer, resistir, sufrir, soportar…
Si revisamos en nuestra memoria, quién no recuerda docenas de intervenciones de nuestros alcaldes y alcaldesas pasadas y presentes vanagloriándose de que Córdoba es el ejemplo de la tolerancia, como ya demostró en su esplendoroso pasado del cuento de "Las mil y una noches". O sea, que si me guío por el diccionario, nuestros antepasados cordobeses soportaron, padecieron y sufrieron a judíos y moriscos. En fin, que tampoco fue tan bonito y dulce el cuento como nos cuentan.
Tengo unos zapatos que no me gustan demasiado, que son los que debo calzarme cuando desgraciadamente me veo obligado a embutirme el traje. No son unos zapatos que alguna vez me haya puesto por gusto, por sentirme cómodo; forman parte de la obligación laboral, bien podríamos definirlo así. Aún así, reconozco que no son feos del todo, que son, en resumidas cuentas, unos zapatos que tolero, a secas.
Lo de mis zapatos, lo podemos extender a las lentejas, a una camisa, a un compañero de trabajo, a un programa de televisión o a una modalidad olímpica. Es decir, vivimos rodeados de personas, situaciones u objetos que toleramos en mayor o menor medida, que no forman parte de nuestro ideal, pero que están ahí. O sea, que no nos queda más remedio que soportar.
Cuando hablamos de inmigración, de personas en riesgo de exclusión social, o cuando se celebra el Día del Orgullo Gay, por ejemplo, no nos cansamos de repetir –y conjugar- el verbo tolerar. Evocamos la tolerancia como el gran reto social, el maravilloso éxito a alcanzar y no caemos en la crueldad o en la contradicción que se esconde tras esa palabra.
Esto me lo planteo desde una postura bien pensante, porque espero que sean pocos los que empleen la palabra tolerar en su verdadero significado, ya que esconde una aceptación obligada, una convivencia “no deseada”, aunque sí soportable, con algo o alguien que no nos termina de gustar.
Escoger las palabras adecuadas, seleccionarlas, ordenarlas de la manera más acertada sigue siendo un ejercicio en construcción, un reto en el que emplearnos a fondo, sobre todo si quien las pronuncia cuenta con un altavoz que escucha la ciudadanía. De ahí que sea un gran defensor de la palabra normalización: acción y efecto de normalizar. En varios de los ejemplos citados anteriormente es la verdadera tarea a realizar, el camino a recorrer: poner en orden lo que no estaba.
Crueldades, antojos o bondades de las palabras, representaciones escritas y sonoras de nuestros pensamientos. Tal vez tengamos que comenzar por nosotros mismos, por normalizar nuestros propios pensamientos, para más tarde lograrlo con nuestras palabras. En cualquier caso, se trata de una tarea que merece la pena.
*(Artículo del escritor Salvador Gutiérrez Solís).
Hola Carmen
ResponderEliminarEl autor de este texto plantea una reflexión de la utilización de la palabra tolerar. Él muestra el significado que se utiliza de la palabra tolerar y cual debería ser la utilizada: normalizar.
La palabra tolerar se utiliza en la sociedad como una palabra relacionado con algo maravilloso cuando en realidad sus significados son padecer, sufrir, soportar....El autor dice que la palabra que debe ser utilizada es normalizar ya que al utilizar tolerar se esta diciendo que situaciones delicadas tienen que ser padecidas, mientras que se debería utilizar normalizar, es decir, presentar estas situaciones como normales.
Al mostrar algunas situaciones como normales no quiere decir que sean correctas. Por ejemplo, el aborto esta normalizado, pero no es bueno, igual que en la Alemania nazi era normal perseguir a los judíos pero eso no es bueno.
Hola, Pedro:
ResponderEliminarCreo que has hecho una buena síntesis del texto, distinguiendo bien entre los conceptos “tolerar” y “normalizar”.
Como bien dices, no todo lo que es normal es bueno o correcto, al igual que la tolerancia no implica tener que tolerarlo todo. Al contrario, hay situaciones que no debemos tolerar, por ejemplo el maltrato a otras personas: niños, ancianos, mujeres…
De ortografía estás bastante bien. Te señalo las dos únicas faltas:
-...y cual debería… (… y cuál debería…). Busca la diferencia entre (cual y cuál).
-...al utilizar tolerar se esta diciendo… (...al utilizar tolerar se está diciendo…). Busca la diferencia entre (esta y está).
Buen comentario, Pedro.
Saludos.
Hola, Carmen:
ResponderEliminarPuedo decir que, en general, coincido con la idea profunda del texto (pensar bien en lo que decimos y tener cuidado con como empleamos las palabras, porque de vez en cuando nos podemos llevar una sorpresa), pero cuando empezamos a hablar del caso concreto de la palabra "tolerar", yo lo veo desde otra perspectiva. Comprendo que, como bien dice Salvador, una sola palabra puede albergar muchos significados posibles, igual que una persona tiene muchas virtudes, o un poema varias posibles interpretaciones. Pero no considero justo que estos significados los aplique a su propio criterio sin más. Yo defiendo que entre esos posibles significados hay que escoger el que mejor se adapte a las circunstancias en que la palabra es pronunciada (y si aún así pudiesen quedar dudas o lagunas, no veo bien que aplique los muchos significados de la palabra sin preguntarle a la persona que la ha pronunciado qué quiere expresar).
Así pues, considero injusto que se confundan o mezclen los muchos significados de una sola palabra sin tener en cuenta algunos criterios.
Un saludo Carmen.
El autor nos quiere hacer ver la mala utilización de las palabras, en éste caso nos pone el ejemplo de las palabras "tolerancia" y "normalidad". Pero él se refiere a la mala utilización en general de las palabras por parte de todo el mundo.
ResponderEliminarEl caso del político dirigiéndose al país con la mala utilización de una palabra es terrible, pero lo es más que todo el mundo sepa lo que quiere decir.
Quizás si buscásemos el verdadero significado de muchas palabras que utilizamos a la ligera nos daríamos cuenta del verdadero ridículo que hacemos muchas veces.
Un saludo Carmen.
Hola, Carmen
ResponderEliminarA la palabra tolerancia el autor no le tiene mucho aprecio y aun siendo así, publica un texto sobre ella.
Algunas palabras no nos gustan, el diccionario esta plagado de ellas y no por eso dejamos de usarlas, la importancia esta en como las utilizamos y aprendemos de ellas.
Todas las palabras encierran un significado que no nos paramos a ver cuando hablamos, y menos aun cuando discutimos, con esto quiero decir, que si nos parásemos en todas las palabras cuando las decimos, para que se nos entienda deberíamos de pensarlo bastante más.
Un Saludo Carmen.
Hola, Jose:
ResponderEliminarEn primer lugar comparar los significados de una palabra con las distintas virtudes de una persona o las interpretaciones de un poema no veo que sea relevante. Los significados están marcados por el uso del lenguaje, y las interpretaciones de un poema no, aún menos las virtudes de una persona.
Tener en cuenta las circunstancias en las que se usa una palabra puede ser adecuado, a veces, pero preguntar a la persona qué quiere decir cuando usa una palabra haría imposible la comunicación. Más bien es al revés, usamos las palabras y sus significados para hacernos entender, de otra forma, sería un caos la comunicación. ¿Te imaginas que tuviésemos que preguntar a un escritor cuando leemos su libro qué quiso decir cuando usó matar? ¿Si realmente quería decir asesinar, mostrar indiferencia o ayudarle a morir? Complicado, ¿No crees?
Entiendo que el autor se opone a que usemos la palabra tolerar cuando ,en realidad, lo que queremos decir es algo más exigente, como puede ser soportar. Es decir, que sería deseable elegir las palabras correctas teniendo en cuenta, como muy bien dices, la realidad concreta.
Hola, Jesús:
ResponderEliminarVeo que has captado el mensaje principal del texto.
No entiendo muy bien la idea que quiere expresar después y estoy de acuerdo contigo en que deberíamos utilizar el lenguaje correctamente.
Hasta pronto.
Hola, Ana:
ResponderEliminarNo sé por qué dices que el autor no le tiene aprecio a la palabra tolerar, más bien lo que hace es protestar con el mal uso que hacemos de ella en determinadas situaciones que no toleramos sino que soportamos.
Hay que aprender a usar correctamente las palabras y sus distintos significados. Por ejemplo por qué hablamos de amor cuando en realidad queremos decir atracción sexual. En este ejemplo estaríamos usando mal la palabra amor, ¿No crees?.
Errores ortográficos que has cometido:
- Aun, es con tilde aún.
- Está, lleva tilde, deberías aprender la diferencia entre esta y está.
Me alegro de que te hayas decidido a participar en el blog, sé que para ti ha supuesto un esfuerzo y te animo a que sigas esforzándote. Tendrás tu recompensa, entre otras, la satisfacción de haber vencido el miedo.
Hasta pronto.
todos son unos idiotas pero de los grandes
ResponderEliminar¡Hola Carmen!
ResponderEliminarMe parece muy interesante este texto y por eso querría dejar aquí mi opinión. Yo, la verdad, es que nunca había pensado en la palabra tolerar con el significado de sufrir, padecer…, yo siempre la había tomado con otro significado, con una forma de pensar que aunque no la compartas la aceptas porque todo el mundo es libre de pensar y decir lo que quiera, o con alguien que hace algo que no te gusta mucho pero lo toleras, es decir, que aunque tú nunca harías eso porque no te gusta o no piensas así lo aceptas porque cada uno es libre de hacer lo que quiere.
Pero, es verdad que el autor de este texto tiene mucha razón, porque deberíamos utilizar mejor la palabra normalizar en lugar de tolerar, ya que ahora por curiosidad lo he mirado en un diccionario y es cierto que como primer significado de tolerar pone: “sufrir, llevar con paciencia”, y ya como cuarto significado pone: “respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. Así que deberíamos aprender a utilizar mejor las palabras e intentar emplearlas en su más debido significado ya que muchas veces usamos palabras sin saber muy bien lo que quieren decir.
Un saludo Carmen.
Hola Judit:
ResponderEliminarMe ha encantado tu indagación sobre estos conceptos, esto es aprender.
Así que solo te felicitaré por tus palabras y por tus ansias de aprender y mejorar.
Hasta pronto.