lunes, 23 de noviembre de 2009

*El alma es la conciencia del colectivo

Joan Garriga es psicólogo humanístico, especializado en Terapia Gestalt y PNL (Programación neurolingüística). Es, además, cofundador del Intitut Gestalt de Barcelona, desde donde desarrolla su actividad como terapeuta, formador y supervisor de terapeutas gestálticos y especialistas en PNL. También es uno de los principales exponentes del trabajo sistémico sobre constelaciones familiares.

En la siguiente entrevista, Garriga expone varios conceptos muy interesantes: “la aceptación de las dificultades de la vida como oportunidades de crecimiento”, y “las constelaciones familiares como terapia para alcanzar una mayor comprensión de los lazos que nos unen a todos”, quizás sean los más importantes.

"Llega un momento en la vida en que tenemos que decidir si vamos a aceptar sin más lo que nos cuentan, la verdad establecida, o si vamos a abandonar la comodidad de la mentira y el autoengaño y vamos a intentar buscar por nosotros mismos la, muchas veces, “extraña” verdad.
Porque, por muy extraña que sea, la verdad siempre acaba siendo más útil que cualquier cómoda mentira".

.-¿Todos los problemas vienen del rechazo?
Sin duda alguna. La realidad es imperativa, se impone y tiene su magisterio. Pero hay personas que logran integrar la realidad y convertirla en aliada, aunque les haya traído cosas difíciles o dolorosas.

.-También hay personas que niegan la realidad.
Están las que piensan que sus padres deberían haber sido de otro modo y también las que consideran que no deberían tener unos sentimientos o una enfermedad determinados. Estas personas gastan mucha energía para oponerse a la realidad, y es una energía perdida, porque nada podemos decir o hacer ante lo que ya fue o ante lo que ya es. Alguien que ha perdido a un ser querido y se pasa toda la vida lamentándose utiliza mucha energía para la queja, para el lamento, para la amargura. En cambio, hay otras personas que aceptan el dolor, lo integran, y a partir de ahí tratan de llevar una vida con mucho sentido.

.-¿Y si me roban la moto?
Lógicamente, no aplaudirás. Al principio te enojarás, pero al cabo de un rato asumirás que no es el fin del mundo y que en cuanto puedas te comprarás otra. Quejarse, irritarse, es lógico, pero no tiene que convertirse en una constante, en una actitud, porque entonces la vitalidad de las personas disminuye.

.-¿Qué quiere decir?
La energía es una, y la podemos orientar en una dirección o en otra. Solo hay dos direcciones hacia donde orientar nuestra energía: hacia la vida o hacia lo que es menos vida. Y todo lo que es menos vida es muerte. Hacia la vida es creatividad, bienestar, fertilidad.

.-Aceptar no es resignarse.
Nada que ver. Aceptar incluye una tarea muy activa: enfrentar la realidad para lograr integrarla. Y la aceptación, la mayoría de las veces, no es inmediata. A veces, ante lo que parece difícil o negativo, se abre un espacio de luz. Por ejemplo, un amigo que tenía un puesto muy importante en una gran empresa perdió el trabajo. Podría haberse amargado para el resto de su vida.

.-¿Y qué hizo su amigo?
Lo aceptó. Al cabo del tiempo me contó que en realidad ya no le gustaba ir a trabajar allí y que hacía mucho tiempo que no le interesaba ese trabajo. “Ahora tengo caminos nuevos, y experimento una ligereza y una libertad que no tenía antes”, me dijo. La vida a veces nos da un zurriagazo para enderezarnos.

.-¿En qué consisten las constelaciones familiares?
Es un método para comprender y solucionar dinámicas familiares. Sirve para deshacer cargas familiares y para hallar el origen de enfermedades que tienen conexión con enredos sistémicos. La constelación permite comprender las dinámicas familiares que determinan y mantienen un problema y permite orientarlas para que pueda hallarse una solución.

.-¿Existe una mente colectiva?
Además de la mente personal, estamos recorridos por una conciencia colectiva que engloba a todas las personas que se encuentran vinculadas por lazos sanguíneos, de amor o por destinos compartidos. Funciona como un ente común, con leyes que determinan el comportamiento de las personas. Una de las leyes es que, en un sistema, aunque lo pretendamos con nuestra mente pequeña, no se admiten los excluidos: no se admite el desamor, los rechazos.

.-Un ejemplo, por favor.
Un hombre se separó de su primera mujer despreciándola profundamente, injustamente, y ella se quedó muy enojada. De este episodio hace muchísimo tiempo, pero ahora la hija de ambos tiene unos sentimientos muy duros contra el padre. Esta hija, de manera invisible, representa a esta primera mujer del padre.

.-Una idea un poco extraña.
Sé que son ideas un poco extrañas, pero también nos enfrentamos con muchos problemas que parecen inexplicables. Hay momentos en que uno tiene que decidir si las ideas tienen que ser o no extrañas, o si tienen que ser o no útiles. Yo he visto personas que encuentran mucho alivio cuando descubren que estaban conectadas de forma invisible con un hermano que murió o con las cargas y las culpas del abuelo en la guerra civil.

.-¿Y dónde queda el margen de libertad individual?
Todas las personas lo tienen. Pero la ley que actúa sobre los sistemas familiares dicta que todo lo que es tiene derecho a ser y a ser reconocido. De ahí viene la importancia de reconocer lo que somos, y lo que son, y amarlo.

.-¿Qué es para usted el alma?
La mayoría de la gente se imagina el alma como una sombra o un espíritu que está dentro del cuerpo, pero no es así. El alma, para mí, significa lo que nos conecta, lo que nos pone en sintonía con los demás, lo que hace sinapsis con otra persona o con el grupo. El alma es la conciencia del colectivo.

(Entrevista publicada por “El Periódico de Cataluña” ).

4 comentarios:

  1. Jesús Rodriguez Castillo9 de diciembre de 2009, 18:20

    Cuando somos pequeños nuestros padres nos tienen dentro de una burbuja;según vamos creciendo nos damos cuenta de que la realidad es distinta y tenemos que aceptarla.
    Cualquier tipo de pérdida es dolorosa,todo el tiempo que dediquemos a llorar esa pérdida es tiempo perdido.

    (Hay un proverbio chino que dice "Cuando tus problemas tienen solución ¿porque te preocupas?,y cuando no tienen solución¿porque te preocupas?".
    Es cierto que esto no es resignarte porque lo que aceptas es lo que ya a ocurrido y no lo puedes cambiar.

    El ser humano vive en sociedad,en grupos,familias.No podemos permanecer impasibles viendo que se comete una injusticia,si estan pegando a un niño, a un vagabundo o cualquier otra situación.Esto es lo que nos hace humanos de verdad,ésta conciencia de grupo.

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  2. Muy interesante tu comentario, Jesús. Pero veamos si estás realmente de acuerdo con lo que afirmas: “...todo el tiempo que dediquemos a llorar esa pérdida es tiempo perdido”.

    ¿Quieres decir que llorar la pérdida de unos padres, de un amigo, de alguien querido es algo inútil en lo que no hay que perder ni un sólo minuto?
    Las penas hay que llorarlas para sanarlas, para superarlas. Llorar en un momento dado, dejar fluir la emoción, no es ningúna pérdida de tiempo.
    Lo que hay que evitar a toda costa –y creo que esto es lo que tú has querido decir- es quedarse encadenado a esa pérdida o esa pena y no seguir adelante con la vida.

    El proverbio chino que mencionas pertenece a Confucio (sobre el que te animaría a hacer una exposición oral, pues te aportaría mucho, y también a nosotros, a los que te escucharíamos).

    (Jesús, me gustaría no tener que repetir lo mismo en la mayoría de los comentarios: después de una coma, un punto y coma, un punto y seguido, un interrogante, un paréntesis, etc, hay que dejar SIEMPRE un espacio. Así que, por favor, quédate con esta norma ortográfica, porque es una pena que un comentario tan interesante como el que has hecho quede devaluado por estos errores gramaticales tan fáciles de corregir.
    En tu próximo comentario espero una mejora en este sentido. En el blog “Hagamos un pensamiento” tienes un link a un diccionario ortográfico. Utilízalo para aclarar tus dudas, ¿vale?.

    Esto aparte, te animo a que sigas aportando tus interesantes puntos de vista.

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  3. María González Rodríguez 1ºBachillerato (Ciencias)3 de enero de 2010, 15:58

    Hola Carmen,

    El autor hace un breve matiz de que aceptar algo no es lo mismo que resignarse, y es que mi percepción de esta parte del texto es que aquello que tiene solución no es un problema, por ello, antes de enfrentarse ante una situación adversa, lo primero de todo es determinar si podemos hacer algo por cambiarlo y si no es así, aceptarlo y tomar unas decisiones que nos ayuden en nuestra vida.

    Los problemas dependen sobre todo de la importancia que cada uno le quiere dar. La gente se centra mucho en las cosas negativas de su vida y deja de lado a las positivas, de un modo u otro está dejando pasar su vida con quejas.

    El alma para mí es nuestra voluntad, que está ligada a la conciencia. Pienso que es muy parecida a su manera de ver el alma pero con un matiz distinto, ya que en mi caso, no la veo tan colectiva como él, porque la mayoría de las veces hacemos cosas que son correctas, y no lo hacemos para beneficiar al otro, sino para tener la conciencia tranquila.

    Estoy de acuerdo contigo en que tras la muerte de una persona es necesario que nos inunden sentimientos de pena, ya que tenemos la capacidad de la emoción (pero no encadenarse a ellos, como decías en el otro comentario), y si reprimes esos sentimientos llegará un momento en el cual un cúmulo de sentimientos tristes te llevarían a un trastorno, como la depresión.

    Por eso yo pienso que los problemas hay que solucionarlos, claro está que no se resuelven de un día para otro, pero si no superas por ejemplo una muerte, te puede acarrear el no poder enfrentarte al día a día.

    Creo que la mente colectiva de la que habla es empatizar con el otro, y por ejemplo que en una familia se piensa de una determinada manera, ya que en ello te has criado, y lo que piensan tus padres es lo que normalmente también piensas tú.

    María

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  4. Es cierto, María, que hay una sustancial diferencia entre los conceptos de “aceptación” y “resignación”, y Joan Garriga la señala muy bien al definir la aceptación como la integración en nuestra vida de la inexorable realidad que se nos va mostrando. Entendida así, la aceptación implica que nos mostremos como sujetos activos, frente a la pasividad que conlleva la resignación, que no deja de tener un cierto sabor a derrota.

    El concepto de “mente colectiva” a mí me parece algo ambiguo. Aunque muy utilizado por sociólogos y psicólogos, pienso que en rigor debería hablarse más de mentalidad o de consciencia colectiva que de “mente colectiva”.

    Respecto al ejemplo que has puesto refiriéndote a un modo determinado de pensar por parte de un grupo afiliado, como puede ser la familia, éste ejemplo bien puede ser extendido al modo de pensar de una localidad, de una comarca, de una nación, etc.
    Desde luego, en un mundo tan globalizado y tecnológicamente avanzado como es hoy el nuestro, donde las mismas noticias se escuchan prácticamente a la misma hora en todas partes, es evidente que compartimos problemas y preocupaciones de índole planetario. En este sentido si puede hablarse de una consciencia humana universal.

    En cuanto a si el alma es nuestra voluntad, no me parece que sea así. Si lo fuera, ¿por qué ponerla a la misma cosa dos nombres? Pero esto es ya entrar en cuestiones metafísicas muy áridas.
    Si estoy de acuerdo contigo en que alguna relación esencial hay entre el alma, la voluntad y la conciencia. Y de momento me parece prudente pararse en esta idea, que no es poco.

    Bueno María, la verdad es que tus comentarios dan para mucho, cosa que es de agradecer.

    Que pases un feliz fin de semana.

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