Jean Giraud, alias “Moebius”, revolucionó la historia del cómic. "A finales de los 60 decidí cortar con la tradición seria del cómic para niños. Fue mi manera de hacer política. Moebius es la llave que me abre otra manera de ser".
Ahora, este artista que no sólo ha participado en los diseños de películas míticas de ciencia ficción, sino que también ha sido la referencia visual para obras como Blade runner, sorprende publicando sus diarios personales narrados en forma de historietas. En “Inside Moebius” (Norma Editorial) conversa con sus yoes de diferentes edades y sus personajes sobre los avatares de su vida y, así, Moebius vuela de nuevo.
.-Escoja la viñeta de su infancia.
La soledad, y a través de ella, el descubrimiento del poder sin límites de la imaginación y de la observación de las cosas: una mosca, el agua, la hierba..., todo.
.-¿Y por qué esa soledad?
Mi infancia fue muy plácida, pero era hijo único de adultos que trabajaban y pasaba mucho tiempo solo. Descubrí el poder del dibujo muy precozmente, con cuatro años. Mi primera lectora fue mi abuela, una mujer sencilla y buena; fue tan entrañable su reacción que aquel primer halago fue la raíz de toda mi historia como dibujante.
.-Nuestra vida está trazada por pequeños acontecimientos.
Eso creo. El dibujo me abrió al mundo y a mi propio interior. Yo era muy introvertido. Crecí en los suburbios de París y aterrizar en la escuela de arte representó un cambio total. Tenía problemas para adaptarme y conquistar el reconocimiento de los otros jóvenes, cuyo estatus social era más elevado.
.-¿Tuvo que cambiar?
Sí, la manera de cortarme el pelo, de vestir. Era un cambio de clase social.
.-¿Y le gustó?
Estaba fascinado. En las casas de mis amigos había parquet y bonitos muebles. En casa era todo caótico y mis abuelos era campesinos, preciosos, pero de otra manera: más espirituales que espectaculares.
.-¿No le decepcionó aquel nuevo mundo?
Sí y no. Comprobé que la clase modesta es más auténtica y afectiva, pero las formas son mejores en la clase adinerada. Y no se puede volver atrás, a los pocos meses la calidad estética se convierte en la norma.
.-Pero no sucumbió a ello.
Tengo dos aspectos como tengo dos firmas: una gran capacidad de bucear en mi interior y también una buena capacidad de comunicar; no me da miedo el otro.
.-¿Eso lo aprendió entonces?
Aprendí algo esencial que ha constituido mi filosofía de vida: el error, la imperfección, es lo que nos permite abrirnos para cambiar y conocer al otro, porque la fuerza (la intelectual, la física, la de seducción) cierra, levanta un velo y deja fuera al otro. Al fuerte sólo le salva un agujero en el velo. Los otros entran en nosotros como el agua, que nunca sube, siempre fluye hacía donde no hay impedimentos.
.-Usted es fuerte, hace y dice sin miedo.
Sí, porque la capacidad de comunicación da la fuerza. Pero aunque no sea el mismo de hace veinte años, la debilidad ha viajado conmigo, y tal vez ese es mi talento: aceptar la debilidad y la imperfección.
.-¿Qué más ha aprendido?
Estoy aprendiendo ahora la última lección, la de desaparecer físicamente pedazo a pedazo. Mi ojo izquierdo -tengo cataratas- es otro ojo, y tengo que vivir con ello. Y tal vez el año próximo sea el ojo derecho. Lo mismo ocurre con el pelo, los dientes, la fuerza… Espero mantener la capacidad de pensar y de hablar, pero es imposible saberlo.
.-Entonces?
Mi madre tiene 98 años y vive en un sueño impenetrable: la mirada perdida durante horas. Se ha convertido en otra. Pero eso es parte del aprendizaje; yo leí mucho a Castaneda y la búsqueda del guerrero espiritual.
.-¿Las pruebas de la vida?
Sí, todas esas batallas importantes: la del miedo, la del poder... La última es la batalla de guardar la conciencia intacta hasta el final. Y todavía no sé si es algo que depende de la voluntad o es un regalo genético.
.-¿Qué dice su madre?
Mi madre no es una guerrera consciente, fue una guerrera de la supervivencia, pero no tenía la conciencia de una bruja.
.-¿Usted sí?
Trato.
.-¿Qué ha conquistado?
Que usted esté aquí: cada pregunta suya es una victoria, el resultado de mi trabajo para conquistar el interés. Ser entrevistado es un privilegio que nadie conoce en la vida normal; es un requerimiento de autenticidad.
.-¿Cómo ha convivido con su arte?
He tenido la certeza de que mi dibujo era algo sin límites y único, un regalo que me ha dado la posibilidad de crecer, la conquista de algo interior, metafísico, mágico; pero, a la vez, todo ha sido muy confuso.
.-En su búsqueda de la magia interior, su estancia en México debió de ser importante.
Sí, descubrí la posibilidad de conquistar el éxtasis. Volar es la metáfora: elevarse al paraíso de los artistas. Y descubrí la marihuana como herramienta de conocimiento.
.-¿Por qué ha decidido dejarla?
A partir de cierta edad se convirtió en herramienta de confort, como los viejos en Marruecos que fuman porque ya no importa.
.-¿Qué le ha sorprendido en la vida?
Mi propia capacidad para percibir la belleza en el otro, en un paisaje, en el arte. Está en todas partes, pero es difícil abrir los ojos porque tenemos la necesidad de juzgar y de escoger: esto lo quiero y esto no lo quiero. En la comunicación percibimos de manera misteriosa sus distintos niveles, cosas buenas y malas; pero el nivel de la maravilla es algo que intento atesorar.
.-¿Qué quiere contar?
Me gusta mucho hacer cosas sin motivo y con confianza total en el inconsciente, porque creo que hay un ángel (otro nivel de conciencia) que habla a través de nosotros; pero la utilidad me hace perder las alas, así que todo lo que hago es inútil.
(Entrevista piblicada en "La Contra" de La Vanguardia).
Hola, Carmen:
ResponderEliminarJean me parece un hombre admirable.
Según él cuenta, su infancia se basó en la soledad, lo que le llevó al descubrimiento y la observación de las cosas desde muy pequeño.
Jean era un chico humilde, que tuvo que dar un giro a su vida para cumplir su sueño.
Si lo he interpretado bien, me gusta mucho cuando dice que es evidente que se tiene que deteriorar, pero que lo que no quiere perder es la capacidad de hablar y pensar.
Me parece también de ser un hombre fuerte, el tema de haber dejado la marihuana. La marihuana es muy adictiva. No es malo probarla, sino la adicción que provoca en las personas (que es casi necesaria para vivir).
En mi opinión, todas las personas deberíamos escribir un diario personal para conocernos a nosotros mismos, y para encontar "al otro" , que aunque no nos demos cuenta; está en todas partes.
Un saludo, Lucía.
Hola, Carmen:
ResponderEliminarA menudo cuando hablamos de soledad nos vienen ideas tristes a la mente y es cierto que casi siempre preferiríamos estar con alguien a quien poder hablar, mirar, escuchar... Pero la verdad es que cuando uno está solo puede aprender muchas cosas. A Jean, por ejemplo, la soledad de su infancia le sirvió para desarrollar su imaginación y a partir de ahí creció una ilusión de futuro, que más tarde cumplió.
Admiro a Jean por su afán de seguir aprendiendo; de saber reconocer sus errores, porque nosotros solemos tener miedo a equivocarnos y a no admitir que nos hemos confundido, sin ser conscientes de que esos errores nos pueden hacer mejorar; y sobre todo, por conocerse a sí mismo, porque creemos que nos conocemos, pero en realidad nunca llegamos a hacerlo del todo.
Me gusta la comparación que hace de las dificultades de la vida como batallas: del miedo, el poder, de guardar la consciencia… Él no sabe todavía si poder guardar la consciencia es algo genético o de voluntad propia, ojalá fuera de voluntad propia, porque así tendríamos la oportunidad de ganar o perder una batalla más.
Un saludo.
Hola, Lucía:
ResponderEliminarLo has interpretado muy bien: envejecer, deteriorarse, es un proceso inevitable si se vive lo suficiente. Y Jean lo acepta y aprende a vivir con estas limitaciones físicas, pero lo que querría conservar hasta el final es la conciencia de estar vivo, de entender el mundo y seguir en contacto con la realidad y, de algún modo, poder comunicarse con ella.
Por esto pone el ejemplo de su madre, que la pobre parece perdida y desconectada del mundo y, tal vez, de sí misma. Y esto es como estar muerto en vida.
Lo de escribir un diario personal es una excelente idea que espero que ya estés poniendo en práctica. Si lo haces, aprenderás mucho de ti, y además adquirirás una gran destreza en expresar pensamientos y emociones que no son fáciles de plasmar por escrito. Y es verdad, sólo podemos conocer a los otros, conociéndonos a nosotros mismos.
Me ha gustado mucho tu comentario, Lucía. Tienes un gran potencial personal y no dejes de desarrollarlo, ¿vale?
Te voy a corregir una frase, porque el resto está perfecto:
- …y para encontar "al otro" , que aunque no nos demos cuenta; está en todas partes.
-… y para encontrar "al otro", que, aunque no nos demos cuenta, está en todas partes.
Ya se ve que “encontar” es tan sólo una errata provocada por un descuido. Lo que me interesa es que compares las dos frases respecto al uso de las “comas” y “el punto y coma”.
Un saludo, Lucía… y sigue así.
Hola, Andrea:
ResponderEliminarEs verdad que la soledad, elegida o no, nos puede enseñar mucho sobre nosotros mismos y sobre los otros (porque también los otros pasan por episodios de soledad).
Dado que ciertos momentos de soledad son inevitables, y otros necesarios, y que, además, necesitamos ser queridos y reconocidos por los otros (nadie es una isla), lo sabio es encontrar ese punto medio aristotélico, ese equilibrio que evite que nos extraviemos en la masa o nos vuelva unos seres misántropos y anacoretas.
Así, la soledad elegida no resulta amarga, como si lo hace la soledad no deseada. Y lo mismo se puede aplicar a la compañía: debe ser una elección enriquecedora y deseada. Al fin y al cabo, una de las peores sensaciones de soledad suele sentirse en compañía de alguien que no nos aporta nada, ni tan solo un poquito de calor, de afecto o de comprensión.
Sí, la analogía que hace de las dificultades de la vida como batallas que hay que librar y tratar de superar pertenece a “la filosofía del guerrero” del antropólogo Carlos Castaneda, que podría interesarte investigar algo sobre él.
Bueno, Andrea, ya sabes que yo no regalo elogios inmerecidos, pero, sobre este texto, tanto tú como Lucía habéis aportado reflexiones muy interesantes que bien merecen ser reconocidas.
En fin, que me ha gustado mucho tu comentario.
¡Saludos y hasta el próximo!
Hola, Carmen:
ResponderEliminarMe ha fascinado la entrevista, de este gran personaje, Jean Giraud.
Quizás su soledad le izo madurar, y como era una persona introvertida, pues sus sentimientos los plasmaba en una hoja de papel.
El venir de una familia modesta, le izo ser grande por dentro.
Mirando su biografía, he descubierto el gran talento que tiene este personaje. En 1973 consiguió su primer premio, y después muchos más. Tanto por los comic, que, por las películas que participó…
Los que más me ha sorprendido, es que fumara marihuana, y, me gustaría saber que le aportó.
No importa que a la edad de 71 años, tenga cataratas o que se le caigan los dientes… Lo más importante, es que conserve ese gran talento, hasta el final de sus días.
Un saludo.
Hola, Alberto:
ResponderEliminarAquí tienes un ejemplo de superación personal; de alguien que bucea dentro de sí mismo y sabe encontrar su particular forma de expresarse y crear lazos con el mundo.
La soledad tiene su lado positivo, y su lado negativo. Es como todo: depende de lo que hagamos con nuestras circunstancias y nuestros talentos.
El venir de una familia modesta te puede ayudar a hacerte grande, o a quedarte pequeño. Lo que influye en la familia, no es tanto su estatus social, como los valores que en ella rijan y se transmitan.
Supongo que Jean Giraud, en su juventud, hizo lo que tantos artistas jóvenes de su época: experimentar con ciertas drogas utilizándolas como puertas para una percepción creativa distinta. Luego lo dejaron.
Me ha gustado que por tu cuenta hayas investigado un poco más sobre este interesante personaje. Es bueno tener iniciativa propia.
Hay una palabra que repites dos veces de forma incorrecta: toda forma de conjugar el verbo HACER va siempre con “h”. Busca esa palabra y, simplemente, me la comentas personalmente.
También deberías mejorar un poco más el uso de la coma. Es importante, Alberto. Busca las normas sobre el uso de la coma en cualquier manual, y aplícalas. Verás como enseguida mejoras.
Bueno, hasta el próximo comentario, ¿vale?
Un saludo.
Jean Giraud, me parece una persona con ámbito de superación en su día a día.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo en que porque tus padres trabajen tú te tengas que sentir en el sentimiento de la soledad, porque no es así, aparte de tus padres, todas las personas tenemos muchas personas que nos quieren y que nos hacen sentir que no estamos solos.
Creo que no tienes por qué cambiar tu manera de vestir, de cortarte el pelo para caer bien a la sociedad, eso me parece de una persona que no tiene personalidad. Las personas nos debemos de aceptar unas a otras con la personalidad propia de cada persona.
Me ha gustado mucho la frase con la que se ha referido que se está haciendo mayor, “desaparecer físicamente pedazo a pedazo”, creo que es una manera mas “divertida” digamos de aceptar el paso del tiempo.
Creo que la mayoría de la gente ha probado alguna droga alguna vez, pero gente sabia como Jean supo dejarla a su tiempo sin que la marihuana dependiera de él completamente.
Me parece acertada la filosofía de vida ya que creo que tiene razón en todo lo que dice.
Un saludo.
Hola, Gema:
ResponderEliminarJean Giraud señala el sentimiento de soledad de su infancia por causa de pasar muchas horas solo. No dice que porque unos padres trabajen, el hijo necesariamente se sentirá solo. Cada familia es un mundo y cada persona un ser especial, por tanto, en su caso, si era hijo único, sus padres pasaban gran parte del tiempo fuera de casa, es comprensible que con 3 o 4 años un niño pueda sentirse solo. Lo que ocurre es que esta soledad a él le sirvió para crearse un mundo imaginario, con gente, amigos, aventuras etc., que luego plasmaba en dibujos. Así llegó a desarrollar un talento artístico de personajes de ficción.
No es totalmente cierto que todos los niños (ni los adultos), aparte de sus padres tengan otras muchas personas que les quieren y hacen que no se sientan solos. Ojalá fuera así. De entrada, hay niños que no tienen ni padres, otros que sí los tienen, pero son maltratados por ellos, hay miles de ancianos que viven solos y olvidados de los suyos, o "aparcados" en geriátricos donde únicamente son atendidos, pero no siempre queridos.
La soledad existe, Gema; incluso estando rodeados de gente podemos sentirnos más solos que la una. Me alegro de que no sea tu caso, pero si vas por el mundo con los ojos abiertos, irás descubriendo gente que se siente muy sola, tal vez, incluso, entre tus propios compañeros.
Adaptarse a los modos de vestir o comportarse de un estatus social superior no implica que olvides tus orígenes más humildes, ni que pierdas tu personalidad. Jean Giraud, por querer estudiar arte, le tocó aterrizar con chicos de "clase alta", y para ser aceptado y no marginado, tuvo que adaptarse. Es ley de vida. Yo creo que fue inteligente, supo coger lo mejor de cada situación para salir adelante, y nunca olvidó que los de su clase social, más humilde, eran más “auténticos y afectivos”, como él mismo dice.
Sí, tienes razón: describir su proceso de envejecimiento como “desaparecer físicamente pedazo a pedazo”, es una manera más “divertida” y sabia de aceptar el paso del tiempo.
Es verdad, muchos prueban algún tipo de droga para experimentar, y luego la dejan antes de depender de ella. Por ciertos "lugares" uno puede pasar, pero no debe quedarse.
Y como tú, yo también pienso que la “filosofía de vida de Jean Giraud” es muy acertada y humana.
Me ha gustado tu comentario, Gema, porque has intentado dar tu opinión tal cual has entendido el texto, y eso es un signo de personalidad.
Afirmar nuestra personalidad es un buen punto de partida para irse formando opiniones propias sobre la vida y las personas, aunque esto también exige ir reflexionando cada vez más, cosa que se logra con la práctica y el tiempo.
Un saludo.
Hola, Carmen.
ResponderEliminarPienso, que este hombre es un ejemplo, de como con solo cuatro años empieza a descubrir un mundo, en el que la soledad le enseña la imaginación que puede llegar a tener.
Jean al ser un chico introvertido la imaginación le lleva a descubrirse a sí mismo.
Me sorprende como se adaptó tan bien a su nueva vida , ya que eran mundos muy distintos.
Me parece muy bien su filosofía de vida lo de que el error y la imperfección le abre para cambiar,ya que por ejemplo nosotros muchas veces tenemos miedo a equivocarnos , a hacer las cosas mal.
También me sorprende lo de como acepta que poco a poco se va deteriorando,no lo tiene miedo en verdad al paso del tiempo y lo de hacer cosas sin motivo.
Pienso que este hombre le da valor e importancia a las cosas que de verdad son importantes para él y no a las cosas que al fin y al cabo en la vida no son tan importantes.
¡Un saludo!
Hola, Beatriz:
ResponderEliminarDe este texto, como tú misma apuntas, podemos sacar varias enseñanzas:
-Que las circunstancias en las que uno nace, por ejemplo el entorno familiar, pueden ser una ventaja o una desventaja, dependiendo de cómo las enfoquemos y el provecho que saquemos de ellas.
-También el texto nos muestra la enorme capacidad de adaptación que las personas tenemos si usamos la inteligencia emocional.
-Otra enseñanza importante es ir aceptando los deterioros que la edad va causando a medida que uno va envejeciendo.
Veo que de ortografía estás muy bien. No así en el uso de las comas, que aún puedes mejorar mucho. Y la coma es un signo muy importante que puede cambiar todo el sentido de una frase.
También se ve que has hecho el comentario sin repasarlo (cosa que deberías hacer siempre, por hábito).
Es por esta desatención, que hay comas en las que después no dejas un espacio, otras en las que el espacio lo dejas antes de poner la coma…
En fin, Beatriz. Puedes mejorar mucho, pero has de poner esfuerzo y atención, como en todo en la vida. Espero que sigas mi sugerencia.