jueves, 29 de octubre de 2009

*El amor es el fundamento de la civilización

Julia Kristeva nació en 1941 en Bulgaria. A los 25 años, después de completar sus estudios de lingüística, marchó a París, donde tras estudiar psicoanálisis, empezó a practicar la psiquiatría.

-¿Las historias que le cuentan sus pacientes refuerzan su preocupación por los problemas sociales de hoy en día?
Son situaciones que oigo por boca de mis pacientes. No creo que sean casos excepcionales. Se trata simplemente de personas que intentan superar una situación de crisis. Padecen por la disolución del amor e intentan reencontrarlo. Buscan de nuevo un vínculo moral. Creo que en nuestra sociedad impera una crisis real. Sobre todo en torno al valor fundamental en el que se cimientan tanto la religión como la moral secular: la relación de amor.

-¿Qué piensa de las críticas que insinúan que sobreestima la fuerza del amor?
¿Cómo podría el amor no ser la base de la sociedad, de la cultura y de cada individuo? Toda la historia es prueba de ello. Una sociedad nueva no tiene por qué fundamentarse en la presunción de que existe un ‘Dios’, pero sí necesita la presunción del amor.

-Según usted, no podremos comprender a los otros mientras no nos demos cuenta de que nosotros mismos no estamos formados de una sola pieza, sino que llevamos en nuestro interior todo tipo de diferencias, voces incomprendidas y elementos extraños.
Sólo conocemos al otro cuando lo amamos. El amor es el cenit de la subjetividad.

-¿Es este amor el que ve amenazado en el mundo actual por la xenofobia, las guerras civiles y la rápida desintegración social?
El tejido social se deshilacha. En la calle impera la mayor grosería, la gente se dice de todo a la cara. Se cometen asesinatos y robos, y la delincuencia es omnipresente.
En la sociedad actual se observa una falta de iniciativa, de libertad, y de responsabilidad. Todos estos aspectos giran en torno a la cuestión de la persona. Sólo somos personas cuando nos situamos frente a otro, nunca de forma aislada. Lo que nos convierte en personas es el vínculo con el otro, la relación de amor. Si ese vínculo se destruye, surge la barbarie. Sólo entonces afloran el odio y la violencia. No creo que en Occidente estemos protegidos contra eso.

-Usted afirma que el amor es el fundamento de todo.
Sí, pero al mismo tiempo es una de las cosas más difíciles de describir. La fe y el amor están relacionados. Lo divino nació junto con el amor: nunca ha existido una sociedad sin religión. Pero incluso en una sociedad atea, el papel del amor es fundamental. Al fin y al cabo, convivir significa integrarse en una red tejida con los hilos del afecto.

-Y también con los del odio, afirma usted.
Es que el amor no es sólo idílico. También lleva en sí violencia. La relación humana siempre transcurre por el eje de eros y tánatos. Somos humanos precisamente porque somos capaces de idealizar. Es eso lo que nos permite hablar. Si no amamos a nadie, no hablamos. La relación de amor es la condición de nuestra capacidad para el habla. Si se niega esto, se destruye no sólo a las personas, sino también la posibilidad humana, su condición de hablante.

-¿Por qué es tan importante la relación con el otro?
Porque en el amor se apela al hombre en su ser más primitivo, a sus cimientos más profundos y al mismo tiempo a su ideal. Nos enamoramos de alguien porque esa persona responde a nuestra necesidad narcisista, a algo primitivo que ya habitaba en nuestra infancia, algo anterior al lenguaje. Al mismo tiempo, esa otra persona responde al más ambicioso de nuestros proyectos, a nuestros ideales, a lo más sublime. El amor se sitúa siempre entre estos dos polos. Por ello, todo nuestro ser puede realizarse a través de él. Si estamos enamorados, nos encontramos en una situación de receptividad, de creatividad. En estado de gracia, como se dice en la religión.

-¿El hecho de que el amor conduzca a relaciones armoniosas presupone que el amor es recíproco?
No, y de ahí vienen la decepción, los celos y el odio. Ni siquiera el enamoramiento, que es uno de los estados más sublimes, se libra del todo de esos aspectos negativos. Alguien que está enamorado no siempre es consciente de ellos, pero ahí están, ocultos.

-Peor es cuando el amor es rechazado.
Por supuesto. La reacción que sigue es comparable al duelo ante una pérdida: melancolía y depresión. En lugar de vengarse del objeto de su amor, una persona en esta situación se venga en sí misma: no valgo nada, porque el otro no me ama. Y ello puede empujarla incluso al suicidio. No mato a quien no me ama, sino a mí mismo.

-Afirma usted que hoy en día nos faltan códigos para el amor. ¿Acaso hemos de idear una nueva línea de conducta?
No sé si hemos de idear un código único. Seguramente sería demasiado prematuro. Quizá dentro de un siglo hayamos encontrado algo más estable. Pero en estos momentos creo que vivimos a la vez en diferentes épocas en las que rigen diversos códigos de amor.

-¿Qué piensa de la relación de pareja?
La relación de pareja tiene mucho valor. En la actualidad, entre hombres y mujeres parece que se ha llegado a un grado de independencia tal que ahora la vida ya no tiene por qué desembocar en la formación de parejas. Todos somos independientes: ¿por qué vivir juntos? Pero en mi opinión, el hecho de que, con esa independencia y a pesar de ella, podamos vivir con otra persona, no en una relación de esclavitud, sino en una relación libre de individuos independientes, delata un fondo de civilización extremadamente refinado y elevado.

4 comentarios:

  1. Maite Rodríguez 1º Bach (CCSS)7 de noviembre de 2009, 22:35

    Hola Carmen!!

    Bueno aquí curioseando el blog me he encontrado con este tema tan interesante del amor.
    Hay gente que ve el amor desde diferentes puntos de vista, unos lo ven como atarse a una persona y darla todo, y otros como yo piensan que el amor es compartir con una persona la mayoría de tus momentos, pero nunca renunciando a tu libertad, porque eso sería una forma de maltrato según tengo entendido.
    Por lo tanto hay muchas personas que se sienten tan atadas a este sentimiento, como bien dice el texto puede llevar a esa persona a su suicidio, por eso, hay que tener mucho cuidado con lo que se dice o cómo se actúa porque todos tenemos sentimientos y a todos nos duelen las cosas, lo que pasa que tenemos el tema del amor como un sinónimo de esclavitud en el que te dicen siempre entrégate al otro y esque no nos han dicho entrégate al otro en su justa medida pero ten en cuenta siempre tu libertad y tus principios.

    Un saludo, Maite.

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  2. Hola Maite,
    Me parece muy equilibrada tu opinión, efectivamente compartir no es esclavitud, es un plus en la vida, como dice la autora de la entrevista, se vive con alguien no por necesidad sino por elección libre. Esto es madurez y libertad.
    Me he dado cuenta de que has escrito bien esta vez los signos de puntuación, me alegra.
    Hasta mañana

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  3. Irene García Fernández 4ºC16 de noviembre de 2009, 22:39

    Hola Carmen
    Estoy de acuerdo con el texto en parte; es cierto que para ser humano hay que amar y ser amado, por que todas las personas para que crezcan sin problemas y adecuadamente, tienen que haber sido amada por sus padres, como dijiste el otro día en clase que los huérfanos o niños abandonados tienen problemas.
    Por otra parte no entiendo cuando ha dicho que el amor no es solo idílico, que también lleva violencia; no entiendo el porque de la violencia...
    En cuanto a que el amor no es solo idílico, pienso que tiene razón, pues el amor no es todo color de rosa, hay sufrimiento, mentiras, sospechas, celos...

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  4. Hola Irene,
    1.En primer lugar decirte que el primer porque se escribe junto. Amadas con s porque el sujeto es plural. Y por último, por qué separado y acentuado .
    2.Ahora paso a comentarte el contenido, entiendo que cuando la autora habla de la violencia del amor se refiere a que cuando nos amamos no todo es armonía sino que también existe el conflicto, y nos podemos sentir violentos ante él. También puede querer decir que amar a alguien es un morir a partes nuestras, y el otro también mata algunos aspectos que chocan con nosotros.
    Es decir, el otro siempre es un desafio y esta palabra significa provocación, amenaza. Pero no debemos entenderlo en sentido negativo sino como ocasiones para crecer, pues sólo maduramos cuando aceptamos retos.
    Me ha gustado mucho tu comentario y tu iniciativa leyendo textos que yo no he mandado.
    Nos vemos mañana en clase.

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