miércoles, 21 de octubre de 2009

*Las buenas notas por sí solas forman malas personas

Ken Blanchard tiene 70 años y hace 40 que enseña a enseñar y a liderar en másters, miles de conferencias y una treintena de libros. No sé si se ha hecho rico, pero sigue en la carretera, porque anteayer intervino en Barcelona con HSM. Y después me habló con dulzura y generosidad de cómo las buenas notas forman malas personas cuando, desde niños, hacen depender nuestra autoestima de la acumulación de resultados cuantificables en cargos o sueldo.
Ken cree que ese error pervierte el sistema financiero -donde acaban algunos de los peores tipos con las mejores calificaciones- y nos pone en manos de peligrosos acumuladores compulsivos, especie que también triunfa en la política y la empresa. Nuestra sociedad necesita menos exámenes y más educación. Convertir la política en profesión es pervertir la democracia.

Sufrimos a Maddoff, y otros como él, y aún padecemos la avaricia de Wall Street y la banca, donde los poseedores de los mejores expedientes académicos están pagándose sueldos increíbles con nuestros impuestos. "Es que si no nos pagamos estos sueldos millonarios -argumentan-, los mejores se van a otros bancos y países...". Pero, ¡por Dios santo!: ¿cuánto hay que pagarle a un banquero para que se sienta bien retribuido? ¿Cuánto tiene que cobrar un gestor o un político para no tener la tentación de robar?

-Robar no es algo nuevo precisamente.
No, pero lo que sí es nuevo y preocupante es que todo nuestro sistema se fundamente en el fomento de la avaricia sin límites.

-Tampoco la avaricia es novedad.
Pero antes se acumulaba para invertir y crear empleo -por eso los demás contribuíamos-, pero ahora se acumula sin ninguna relación con la economía productiva.

-¿Por qué?
Porque nuestro sistema -desde preescolar hasta la jubilación- nos está educando para que confundamos nuestra autoestima con nuestros resultados. Y forma acumuladores compulsivos obsesionados con lograr resultados cuantificables: sueldo, cargo, méritos, carrera, bienes, coches, pisos... Esos números les dan la medida de su autoestima: creen que sólo son queridos en la medida en que consiguen esas cantidades de poder y dinero.

-¿No ha sido siempre así?
Todo el sistema educativo se ha transformado en una máquina de calificar, seleccionar, segregar, categorizar, dar notas... Educar se ha reducido a hacer la selección de personal desde la cuna hasta el despacho de jefe. Y por el camino quedan los perdedores.

-Tampoco me parece tan novedoso.
Es una perversión que nos condena a la obsesión de acumular y a la infelicidad. Así siempre necesitamos acumular más porque nos sentimos cada vez menos.

-Tendemos a confundir valor y precio.
Se inculca la necedad cuantificadora: ha habido varias generaciones de obsesos por los resultados desde el parvulario.

-¿Del parvulario a Wall Street?
¿Hay algo más egoísta que un bebé? ¿Hay alguien más centrado en sí mismo que un preescolar? ¿Y sabe por qué? Porque no se nace generoso: la generosidad se aprende, y no la estamos enseñando. Al contrario, enseñamos que sólo te vamos a querer -desde papá hasta el jefe- en la medida de lo que consigas puntuar, obtener, mandar...

-Pues dependerá de cada colegio...
Esa obsesión conduce desde el aula con sus notas trimestrales hasta la obsesión empresarial por la presentación en bolsa de las cuentas trimestrales de resultados: un cortoplacismo que desincentiva la inversión a largo plazo, la que crea riqueza duradera y creciente.

-No sé si veo la relación...
Todos los niños quieren aprender hasta que les empiezas a poner notas: los que suspenden acaban odiando el cole: ¿por qué clasificar a las personas por sus resultados desde la cuna? Esa es la receta segura para la avaricia y luego la desdicha: de los que suspenden y de los que acaban en Wall Street.

-¿Acaso no haría usted exámenes ni presentaría resultados empresariales?
No me obsesionaría con ellos, porque sólo son un medio: no un fin. Los Maddoff del mundo son esclavos de esa mentalidad: vales lo que consigues y todo vale para conseguirlo. Millones de padres niegan el cariño a los hijos que llegan con malas notas...

-¿Qué haría usted? ¿Darles una fiesta?
Si amo a mi hijo, separaré claramente mi amor por él de sus resultados escolares. Mi amor es incondicional: amamos a las personas porque son únicas y son ellas y después está lo que tienen, saben o pueden hacer.

-Así usted incentiva la mediocridad.
Si sólo amo al hijo en la medida en que trae buenas notas o mete goles, le haré esclavo de los resultados: siempre necesitará más dinero, más poder y más triunfos para estar satisfecho consigo mismo. Cada día saldrá a la calle en busca de su mayor dosis de resultados. Y si no los logra por las buenas, es posible que lo intente por las malas.

-¿Qué prefiere: tener un médico educado con exigencia y resultados o con mucho amor y ninguna exigencia?
Un médico obsesionado con los resultados y su carrera tendrá la tentación de utilizar a sus pacientes para acumular dinero o méritos. Será mal médico, porque el paciente debe ser el fin y no el medio de toda medicina. Cualquier profesional cuya autoestima no dependa tan sólo de acumular dinero o medallas acabará haciéndolo mejor.

-Vivirá menos estresado seguro.
Tendrá la oportunidad de no depender de la acumulación cuantificable para medir y gozar de su propia autoestima: sólo así podrá ejercer su profesión convirtiendo a sus clientes en fines y no en medios.

-Si no hay nota, ¿para qué esforzarse?
Se esforzará si sabe que es un ser humano al que se le ama porque es él y con esa confianza podrá ser generoso y devolver ese amor a los demás sin exprimirlos para obtener más resultados con que conquistar su admiración, que él confunde con ese cariño que se le escapa... Esa es la diferencia entre el líder que sirve y el líder que se sirve de los demás.

(Entrevista publicada en "La Contra" de La Vanguardia).

23 comentarios:

  1. Andrea 1ºBachillerato Letras12 de noviembre de 2009, 19:33

    Estoy de acuerdo con el autor cuando dice que nuestra sociedad necesita menos exámenes y más educación.
    En mi opinión no considero esencial que lo que dependa de un estudiante para su futuro sea una nota, ya en esa nota intervienen muchos factores. Si un alumno que lleva las cosas día a día,atiende y sobre todo, aprende, puede que cuando se presente al examen, por alguna causa, suspenda,y por ello será perjudicado.
    Mientras que otro estudiante que solo muestra resultados positivos en el examen, será el beneficiado.
    Damos demasiada importancia a los exámenes, y creo que los primeros son los profesores. Ya que se valora, la nota de un examen, pero no se califica el aprendizaje. Ya que damos por hecho que un examen se muestra todo lo que sabemos.
    Con ello, lo que nos enseñan es que el fin no justifica a los medios, y que podemos hacer el mínimo esfuerzo al final.Por ello se crean "los
    acumuladores compulsivos obsesionados con lograr resultados cuantificables". Al fin y al cabo lo que importa es que nos califiquen.
    Y se crean personas bajas en autoestima,ya que aunque ellos mismos ven que aprenden, pero al comprobar que su nota no es suficiente, creen que no son aptas para estudiar y se consideran inútiles. Mientras que por el otro lado, las personas que ven que sus resultados son positivos, caerán en la avaricia de escalar más alto.Y cuando sean personas adultas seguirán con ese modo de pensar y vivir, y se crearán personas más avariciosas, y capaces de conseguir cada vez más poder aunque perjudiquen a otras personas.Como el caso Maddof y su plan Pozi

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  2. Débora 1º Bachiller (ciencias)14 de noviembre de 2009, 0:47

    Yo estoy de acuerdo que se le da demasiada importancia a los examenes porque en una sola prueba no se puede ver el esfuerzo que esa persona realiza.
    A la hora de desempeñar un trabajo hay muchos factores a tener en cuenta, además de ser una persona preparada y cualificada, también tiene que ser una pesona íntegra y ante poner sobre todo lo correcto al propio interés o beneficio.
    También nos habla del cariño incondicional, no puedes dejar de querer a un hijo porque saque malas notas, pero esque si no le "regañas" no va ha hacer nada por mejorar, hay que hacerle comprender que necesita prepararse para crecer como persona y como profesional.

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  3. judit 1º bachiller ( de letras)
    Estoy de acuerdo con ken
    ya que nuestra sociedad se ha convertido de que él más quiere quiere más pero llega un momento en que tus esquemas se romperá
    sobre el sistema educativo tiene toda la razon del mundo.
    ya que no nos califican por los valores que adquirimos y que aprendemos cada día a día y el esfuerzo si no que atreves de un examen soltar el rollo que te has aprendido en varias tardes
    este sistema nos a convertido en personas de que si no cumples esos objetivos somos unos perdedores y llega un momento que se nos quita las gans de seguir adelante

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  4. Hola Andrea:

    Por tu comentario, veo que has entendido perfectamente el texto de Ken Blanchard, por lo que tu nivel de compresión es bueno.

    En cambio, debes potenciar más tu capacidad de expresión escrita en lo siguientes aspectos:

    -El ortográfico (ya te indicaré en qué cuestiones).

    -El léxico (trata de adquirir más vocabulario, especialmente sinónimos de términos que ya conoces).

    -Es importante saber ordenar bien las buenas ideas que tienes. Eso te evitará redundancias, tu texto se leerá con mayor agilidad y claridad y, en definitiva, dirás más cosas con menos palabras.

    -También es importante intentar expresar con concreción lo que se pretende decir para evitar confusiones o ambigüedades; y es que en algún párrafo, aunque se adivina lo que quieres decir, no terminas de decirlo del todo.

    Finalmente, en tus comentarios, además de exponer tus desacuerdos con alguna cuestión (por ejemplo, con el modo en que el sistema educativo evalúa a los alumnos), deberías atreverte a proponer posibles soluciones, aunque te parezcan utópicas. Un buen comentario de texto consiste en algo más que en expresar los acuerdos y/o desacuerdos con lo que dice el texto. Trata de ir un poco más allá, ¿vale?

    ¡Venga, Andrea, que se note que eres de Letras!

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  5. Fátima Carrasco 1º bachillerato(letras)14 de noviembre de 2009, 20:01

    Estoy de acuerdo con Ken, cundo nos habla de los exámenes, ya que hay personas que no prestan atención en clase ni nada, se estudian un examen dos días antes de memoria sin comprender nada, lo escriben y a los dos días ya se los ha olvidado. Mientras que los que atienden, lo más seguro es que lo hayan comprendido mejor aunque en el examen saque menos nota.
    Nos han educado, desde muy pequeños, que para poder tener un buen trabajo y que la gente te trate diferente tienes que tener unos estudios, con lo que no estoy de acuerdo porque una persona que tiene una carrera no tiene que ser superior a otra que no lo haya hecho (ya sea porque no ha querido, no se podía permitir unos estudios, o por cualquier circunstancia de la vida).
    Muchos de los padres cuando su hijo saca buenas notas le premian, mientras que si suspenden le regañan e incluso pueden llegar a hacerle sentir mal. Ese niño, como muy bien dice Ken, se hará esclavo de sus propios resultados, el chico en el próximo examen intentará sacar buena nota ya sea por las buenas, es decir, estudiando o por la malas (copiando en el examen), ya que este chico cuando crezca y consiga su trabajo solo va a pensar en beneficios para él, sin importarle las demás personas de su alrededor.
    Pienso que este sistema educativo debería cambiar, por un bien para todos.

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  6. Pedro Pablo Flores 1ªbachiller (letras)
    A mi me a llamado muxo la atencion la siguiente frase ´´Millones de padres niegan el cariño a los hijos que llegan con malas notas...´´ mi opinion es que tiene mucha razon por que el cariño a un hijo y el estado en el que estes con el son cosas diferentes.Puedes estar enfadado por que tu hijo no saque buenas notas , pero lo que no le podes es rechazar, desirle que no le quieres.Para mi es como una especie de violencia,ya que obliga al chico a aprobar y si no aprueba puede tener miedo a que sus padres no le quieran.

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  7. Alejandra 1º bachiller (ciencias)

    A ver, estoy de acuerdo con este señor, en que la vida no se puede basar solo en resultados, y como sice Débora, es verdad que un examen puede salirte mal por cualquier circunstancia y no se puede valorar a las personas solo por los resultados. Ahora, pienso que los padres que regañan y castigan a sus hijos por tener malas notas, no es porque no los quieran, al contrario, es porque al castigarnos sabemos que tenemos que sacar buenas notas, pero no para calificarnos como personas, sino para tener un buen futuro y no ser unos desgraciados. Para nada creo que los padres que no castigan a sus hijos por las notas sea porque les quieran más que los que si los castigan. Pero yo creo que los padres también actúan pensando en el futuro de sus hijos, es decir, si un niño tiene bien claro que quiere dedicarse a ser albañil, o trabajar en una tienda, no es ningún problema que saque malas notas, porque él va a ser feliz, pero si un chico tiene claro que quiere ser ingeniero o notario, está bien que los padres lo castiguen cuando saca malas notas, porque si luego su nota no es la adecuada y no puede hacer lo que quiere, no va a ser feliz

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  8. Pedro Pablo:

    Me sorprende que escribas “muxo” como si de un mensaje de móvil se tratara. Te ruego que no vuelvas a hacerlo porque si vuelvo a encontrar en un comentario tuyo algo así lo borraré directamente. ¿No crees que deberías distinguir los contextos? No es lo mismo mandar un mensaje por el móvil a un colega que comentar por escrito un texto que pretendes que se te evalúe. Así que en todo trabajo académico respeta las normas básicas de la gramática. Me ha sentado fatal, ¿sabes? Siento como que te da igual, y eso no me parece bien. Todas las personas que participamos en esto lo intentamos hacer bien. Por tanto, concéntrate cuando vayas a escribir un comentario en el blog y deja de comportarte como un pasota. Y no es que me haya parecido mal el contenido de tu comentario, pero con tu actitud lo has degradado. Piensa en ello Pedro Pablo.

    Y ahora te pido que vuelvas a escribir a mano el comentario, esta vez sin pasotismos, y me lo entregas. Sólo entonces te lo evaluaré.

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  9. Marta 1ºBachillerato de Ciencias15 de noviembre de 2009, 17:06

    Hola:
    Estoy de acuerdo con las ideas expresadas por Ken Blanchard en este texto.
    En primer lugar pienso que sí se la da demasiada importancia a los exámenes, creo que estos no sirven para demostrar el esfuerzo y la constancia del alumno. Toda la calificación personal del estudiante se basa en la nota de los exámenes. En mi opinión se le debería dar mucha más importancia de la que se le da actualmente al trabajo en casa y la participación en clase, ya que eso es lo que verdaderamente demuestra el interés del alumno por la asignatura. Con esto no quiero decir que se deban suprimir los exámenes, sino que se deberían complementar con otras actividades que permitiese al profesor saber la dedicación del alumno a su asignatura y, principalmente, desarrollar los concimientos requeridos, y a su vez favoreciese la creatividad, la expresión oral y escrita y le ayudase a desarrollar la mente. Estas actividades deberían ser valoradas más o menos por igual.
    En segundo lugar, pienso que no se debe castigar a los hijos por sacar malas notas. Aunque se que es una tarea difícil, primero habría que hablar con el hijo y darle argumentos convincentes para que se esfuerce y trabaje.
    Por último quiero añadir que a las personas no se les tiene que querer por sus resultados cuantificables, sino por su forma de ser y por su dedicación.Alguien puede tener mucho poder y sin embargo ser un maleducado, un egoísta, un egocéntrico...
    Aquel que se intenta superar cada día como perona será más feliz que aquel que desea tener cada vez más, ya que nunca puedes tenerlo todo, y eso le provocará infelicidad.
    También quiero añadir que siempre te produce satisfacción que tu esfuerzo sea valorado, ya que esto te anima a seguir trabajando.
    Hasta otra.

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  10. Para Débora, Judit y Fátima:

    Creo haberlo dicho más de una vez en clase: un comentario que se limita a repetir lo que ya dice el texto no tiene demasiado sentido, porque no aporta nada nuevo ni para el que lo escribe ni para quien lo lee. Desde luego, a mí me resulta insuficiente. Si al menos lo hicieseis sin cometer tantas faltas de ortografía, eso ya sería un pequeño consuelo.

    Pero no quiero que penséis que desmerezco vuestra participación, al contrario: la reconozco y valoro. Si os exijo más es porque sé que podéis darlo, si ponéis un poco más de creatividad y de esfuerzo. Y si no sabéis cómo hacerlo, preguntadme, que para eso estoy.

    Como tampoco quiero generalizar (no sería justo), voy a comentaros algo en particular a cada una, basándome en vuestro propio comentario.


    Débora:

    Tú nivel ortográfico es bastante bueno, aunque mejorable: en realidad sólo te has comido un acento en "exámenes". Lo de “pesona” y “esque” son erratas por hacer las cosas o muy rápidas o sin la atención necesaria. Es muy importante que al final de tus escritos siempre los repases; si lo haces, tú misma te darás cuenta de los fallos que hayas podido cometer.
    Otra cosa: después de “cariño incondicional” iría mejor un punto y seguido. Por lo demás, tu nivel de expresión no es nada malo y encadenas bien las ideas. Es una pena que te limites a lo más cómodo (repetir lo ya dicho por el autor), porque puedes llegar a escribir muy bien, si te lo propones.
    Como muy bien dices, hay que crecer como persona y como profesional, y ahora tu “profesión” es estudiar, así que esfuérzate para crecer mucho en ambos aspectos; sé que puedes hacerlo, ¿vale?


    Judit:

    Escucha, si no se ponen “comas” en un texto, el lector no puede respirar. Las “comas” son como una pausa que permite pararse a cojer aire para luego seguir leyendo o exponiendo la idea.

    Sabes que debes mejorar mucho tu ortografía y tu modo de expresarte por escrito. Ya lo trabajaremos, pero deberás poner mucho de tu parte. Ya te lo comenté en la agenda en relación a otro texto que espero me entregues corregido. Sé que puedes hacerlo y que lo vas a intentar con todas tus fuerzas.
    Respecto a lo que dices del sistema educativo, tienes razón: es mejorable, pero lo que nos convierte a las personas en “ganadores” o en “perdedores” no es el sistema educativo, sino nuestra propia actitud. Por ejemplo, de tu nivel actual de escritura no tiene toda la culpa el sistema educativo. Has de asumir la parte de responsabilidad que te toca. Y no tirar la toalla jamás. Las cosas mejorarán, si tú las mejoras. Debes creer en ti, entender que tienes la suerte de poder asistir a un colegio (no todo el mundo la tiene) y que de ti depende aprovechar esta oportunidad o tirarla por la borda. Piénsalo, y si crees que has de esforzarte el doble, hazlo. Y no te cortes si necesitas pedir ayuda a tus profesores. Es tu derecho, y también tu responsabilidad.


    Fátima:

    Veo que de algún modo te has esforzado, pero recuerda que siempre es mejor la calidad que la cantidad. Por lo demás, debes trabajar más tu modo de redacción y tu ortografía (siento tener que repetirme tanto). En el próximo comentario intenta buscar otro punto de vista y no caer en lo que –como ya he dicho- caéis la mayoría: en repetir las ideas del texto que comentáis.

    Finalmente, un consejo: cuando menciones a un autor, hazlo siempre con su nombre y apellido, en este caso, en lugar de referirte al autor como Ken (que es un nombre y habrá miles) hazlo como Ken Blanchard; de este modo los lectores sabrán exactamente a quién te refieres, y por otro, tú misma irás memorizando nombres de pensadores y adquiriendo cultura. Venga Fátima, trata de trabajar los aspectos que te he señalado, ¿vale?

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  11. Hola Alejandra,

    tu comentario está bastante bien redactado y con las ideas correctamente ordenadas. Ortográficamente, hay muy pocos errores, pero te los señalaré para que te vayas perfeccionando:

    -Hay alguna “coma” innecesaria: en la primera frase, después de “señor”. Ahí no es necesario poner coma.

    -Has de distinguir entre el “si” condicional, que no lleva acento (ahí lo has hecho bien) y el sí que afirma algo, que lleva acento. Fíjate en la frase “…más que los que si los castigan.” Este “si” debe ir acentuado.

    -Cuando el término “solo” puede ser sustituido por “únicamente”, siempre lleva acento. En cambio, el “solo” que es el adjetivo que usamos para decir que alguien está o se siente solo no se acentúa. Busca donde has usado el término “solo” y verás que puedes cambiarlo por “únicamente” y que, por tanto, debe ir acentuado.

    -Cuando hagas un comentario sobre alguien (por ejemplo, un pensador), es mejor que lo cites por su nombre y apellido: en vez de “este señor”, es prefrible decir Ken Blanchard. De este modo se te quedará en la memoria e irás conociendo autores.

    -Ya supongo que es un olvido, pero un texto siempre debe terminar con un punto y final.

    Pero no está nada mal tu comentario, y además tocas un tema muy interesante que me gustará comentar:

    1ª. Es verdad que hay padres que castigan a sus hijos por sus malas notas, y que esto, en absoluto, significa que no los quieran, o que los que no los castigan quieran más a los suyos.

    Verás, educar es muy difícil. Cada vez más. Yo creo que la gran mayoría de los padres quieren a sus hijos y, por supuesto, desean que éstos saquen buenas notas.

    Quizás el problema consista en creer que unas buenas notas siempre son sinónimo de saber.

    Yo lo veo de otro modo: el que sabe, siempre (salvo alguna rara excepción) aprueba y suele hacerlo con buena nota, mientras que el que saca buena nota no significa forzosamente que sepa (puede haber tenido suerte con el tema, haber copiado, haber estudiado como un poseso la noche anterior, pero eso no significa que haya adquirido conocimiento alguno).

    Por esto, como bien dices, tanto padres como profesores deberíamos poner más énfasis en el saber y en la calidad del aprendizaje que en la calificación.
    Pero de momento funciona así. Aunque, ¿sabes?, al final, la vida, que es una gran calificadora, casi siempre termina poniendo a los que realmente saben en su sitio.

    El otro problema educativo que señalas es cómo estimular a los hijos a estudiar para saber (y, en consecuencia, sacar buenas notas), sin tener que recurrir al castigo. Pero de eso ya hablaremos otro día, Alejandra.

    Gracias por participar y aportar cuestiones interesantes.

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  12. María González Rodríguez 1º Bachillerato (Ciencias)16 de noviembre de 2009, 1:25

    Hola Carmen,

    Estoy de acuerdo con la idea de que en un examen no se demuestra todo lo que el alumno ha aprendido, y todo el trabajo que ha realizado anteriormente.

    Además estoy de acuerdo con el/la entrevistador/a, cuando dice que se incentiva la mediocridad si no se exige al hijo, porque pienso que a un hijo, se le tiene que enseñar cuando es pequeño, para que a edades como las nuestras, sea autoexigente, es decir, que se exija él mismo y sea un poco más independiente. Creo que a una persona no se la debería valorar por la nota, hay algo más allá de eso. Pero los resultados están relacionados con la nota, y si a tu hijo le inculcas que la nota no es nada significativa, no hará por aprender, y finalmente será un ignorante.

    En conclusión, no se ha de dar más importancia a la nota de la que tiene, a lo que se debe dar importancia es al hecho de aprender, así, adquiriendo más conocimientos, estarás poco a poco más alejado de la ignorancia y más cerca de la libertad.

    María

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  13. Marcos Alonso Díaz, 1º Bachillerato(Letras)
    Hola Carmen:
    En mi opinión, los temas de este texto son una gran reflexión y visión sobre nuestra sociedad actual y me parece una muy adecuada plasmación de ellos(con ejemplos, casos reales, etc.) en forma de texto. Uno de los temas que más me inquietan es lo tratado sobre los orígenes de la profesionalización de la política, es decir, los inicios de las calificaciones a los niños por las notas. Según el texto habría que recurrir a otro sistema calificativo que no fuesen los exámenes, a mi parecer. Pero aquí comienza el dilema: ¿Por qué?, ¿Qué otra forma?, ¿Qué otro sistema?...
    Según la R.A.E.(Real Academia Española) el término examen se define como:
    1. Indagación y estudio que se hace acerca de las cualidades y circustancias de una cosa o de un hecho.
    2. Prueba que se hace de la idoneidad de una persona para el ejercicio y profesión de una facultad, oficio o ministerio, o para comprobar o demostrar el aprovechamiento de los estudios.
    Centrándome en la segunda definición cabe destacar:
    ·"Profesión de una facultad": es constante la aparición del término profesión, profesionalización, etc., es decir, que es algo destacado y observado por más personas que Blanchard, lo cual demuestra que este hombre no se inventa nada y nos aporta una cierta capacidad de confianza en él.
    ·"Para comprobar o demostrar el aprovechamiento de los estudios": el examen es algo generalizado y natural desde los orígenes de la enseñanza. Es igual que el porqué del nombre de las cosas: ¿Por qué esto se llama casa? Porque un pionero del lenguaje lo nombró así y se aceptó.
    No estoy de acuerdo con Blanchard en la necesidad de un cambio en la forma de evaluar de forma examinada. Yendo más allá: ¿Cómo si no se evaluaría? Ante esta duda hoy en clase, me han contestado que habría que valorar el esfuerzo, el trabajo y el nivel de mejora del alumno; pero recapacitemos, ¿valorar el esfuerzo, trabajo y el nivel de mejora nos asegura el aprovechamiento y almacenamiento de los datos?.
    Yo pienso que no. Que los exámenes son la única manera de observarlo y evaluarlo. Otro tema aparte es la importancia dada a los resultados de los exámenes y la marginación leve a los esfuerzos y trabajos. Pero seamos sinceros: ¿Qué es más importante en la sociedad actual, una acumulación continua de saberes o un esfuerzo y trabajo que sin estos saberes sería ínfimo?. Yo no me siento capacitado para escoger cuál de las dos opciones es la más relevante, por ello, opto por la combinación igualitaria, es decir, al cincuenta por ciento, de los dos aspectos. Haciendo referencia a mi reflexión anterior, de que las cosas son así desde un origen(ejemplo de la palabra casa), creo que el cambio que nos transmite Blanchard en forma de deseo debería haber surgido desde un origen, y así este cambio en la evaluación ser una de las pautas pioneras y primordiales de la evaluación, pero claro, los errores y fallos sólo se consiguen ver con el tiempo.

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  14. Hola Marcos:

    Reconozco que te has esforzado en hacer tu comentario y que has ordenado bien tu discurso, cosa que te valoro. No obstante, creo que en lo esencial te has quedado más con la forma que con el fondo de las ideas que expone Blanchard, y como consecuencia hay ciertos malentendidos en tu exposición. Te los señalaré.

    1º. Dices: “Uno de los temas que más me inquietan es lo tratado sobre los orígenes de la profesionalización de la política, es decir, los inicios de las calificaciones a los niños por las notas”.
    No entiendo bien la idea que tratas de expresar. Repiénsala, y ya lo comentaremos en clase.

    2º. Blanchard no dice que “habría que recurrir a otro sistema calificativo que no fuesen los exámenes”.
    Lo que afirma es que los exámenes sólo son (y así deberían ser considerados) un medio, y no un fin, y que las notas no pueden ser más importantes que el aprendizaje y la formación integral de las personas.

    Por supuesto que es necesario evaluar los apendizajes, pero si consideramos que el objetivo de la escuela es formar personas y prepararlas para ejercer una profesión útil para la sociedad (y para ello, por supuesto, se ha de adquirir valores y conocimientos), entonces podríamos encontrar un modo de evaluar que tuviera en cuenta esto, pero también el esfuerzo, la actitud y los propios intereses y curiosidad de los alumnos por el saber.
    Lo que dice Blanchard, en definitiva, es que las calificaciones no han de servir para estigmatizar a los que no las superan, ni crear “acumuladores compulsivos de buenos resultados” por pensar que sólo se les quiere si “triunfan”.

    3º. Te preguntas: ¿valorar el esfuerzo, el trabajo y el nivel de mejora nos asegura el aprovechamiento y almacenamiento de los datos?

    Marcos, la educación no tiene como objetivo el aprovechamiento y almacenamiento de datos. Para almacenar información ya están los ordenadores.

    Por otra parte, si no valoramos el esfuerzo, el trabajo, y la mejora en los objetivos de la formación, ¿qué valoramos, sólo los resultados? Además, ¿no son esos resultados fruto de un esfuerzo, de un trabajo y de un proceso de mejora? Los exámenes son tan sólo una herramienta más para evaluar y ayudar a los alumnos a avanzar en su proceso de formación.

    En fin, pienso, Marcos, que deberías releer y repensar lo que dice Blanchard, porque tienes suficiente capacidad de análisis para ello. Cualquier duda o desacuerdo podemos confrontarlo en clase. ¿vale?

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  15. Hola David:

    De entrada decirte que me alegra mucho que participes y expongas tus opiniones en el blog.

    También me gustaría que al escribir tus comentarios lo hicieras usando las mayúsculas y las minúsculas de un modo correcto. A lo mejor hay alguna razón para que escribas todo el texto en mayúscula. Si es así, ya me la contarás.

    Ahora te corrijo ciertos errores ortográficos, para que mejores este aspecto:

    -Después de un punto y seguido, un punto y coma, una coma, el signo de interrogación que cierra una pregunta, etc... SIEMPRE hay que dejar un espacio.

    -El término “también” lleva acento, al igual que todas las palabras esdrújulas, como “deberíamos”.

    Esfuérzate por mejorar esto, porque tu nivel de compresión y de expresión escrita es bastante bueno, y es una pena que quede afeado por estas faltas ortográficas tan sencillas de corregir.

    Respecto al contenido de tu comentario, estoy totalmente de acuerdo contigo en que no basta con evidenciar y denunciar que ciertas cosas van mal, sino que debemos actuar positivamente para evitar o paliar situaciones que son injustas. Yo creo que la mejor manera de acabar con el mal es haciendo el bien, ya que si cada uno de nosotros actuamos de un modo justo, el nivel de justicia en el mundo crece.
    Ya sabemos que predicar es fácil, y que lo que realmente cuesta es practicar lo que predicamos. Pero tenemos que ser coherentes con nuestras creencias.

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  16. Hola María.

    Ya veo que, como la mayoría, estás de acuerdo con la tesis de Ken Blanchard. Así que lo que hay que perseguir con esfuerzo es el saber y el formarse como persona, porque, como bien dices, eso dará sus buenos resultados.

    (Ortográficamenrte muy bien. Únicamente sobran dos “comas”: la que has puesto detrás de “hijo” y la que has puesto detrás de “nuestras”, en la siguiente línea. No está nada mal, María.

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  17. Hola Marta.

    Tu comentario está muy bien redactado en todos los sentidos, y además has aportado una visión propia de los temas que aborda Ken Blanchard. Tienes mucha razón en que a los hijos, más que obligarles mediante el castigo, hay que convencerles con argumentos de las ventajas de estudiar y adquirir un saber. Me ha gustado mucho tu comentario y el modo en que lo has expresado.

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  18. Luis Acevedo 1ºBach(Letras)

    Carmen, yo también estoy de acuerdo con Andrea en su opinión sobre la influencia de las notas en la valoración externa que tienen sobre ti.La educación necesita menos calificaciones notas y mas educación y enseñar a las personas como ser o no ser el dia de mañana.
    Pues hay personas que son cifras, son solo notas en un examen y no se valora el cómo es como persona o el como puede desempeñar dicha función, mejor que otro que ha sacado mas nota que él.Pienso que una persona debe ser valorada por su interés y sus ganas para desempeñar dicha función y no por la nota que saco en un examen hace tiempo, del que posiblemente ya no se acuerde de la mitad de las cosas.

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  19. Hola Luis, estoy de acuerdo con lo que dices, de hecho este año mis esfuerzos están puestos en esos objetivos, valorar a los alumnos y alumnas de otra forma, por su interés, por su trabajo en clase diario, por sus aportaciones personales y únicas, en fin, por su desarrollo continuo y no por actos aislados de memoria. Estoy muy contenta con lo que hemos logrado hasta ahora, pero confio en vosotros y espero que logremos ir más lejos aún. Las exposiciones en clase van mejorando, los debates también y la participación a través de los blogs y la agenda filosófica. En fin, caminamos juntos en otra dirección, y eso es lo que cuenta.

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  20. Mayra 1º Bachillerato CCNN29 de noviembre de 2009, 11:58

    Estoy de acuerdo con el texto, no se debe valorar nuestro conocimiento sólo con notas cuantificables, nuestra autoestima no debe basarse en ellas.
    Pero creo que el que estudia, se esfuerza y aprende debe sacar buena nota o al menos aprobar porque si realmente ha aprendido no debería suspender, claro que siempre hay excepciones pero no son muy frecuentes.
    El procrastinar es un problema que veo muy relacionado con el valor sólo de los resultados. Esto, copiar, entre otros… son malos medios hacen que a pesar de sacar buenas notas los conocimientos sean olvidados poco después o nunca que nunca hayan sido aprendidos. Por esta razón no sólo se debe valorar el resultado final. Valorar el trabajo de cada día, el esfuerzo, me parece una solución. Aunque parece que nos quedaríamos sin tiempo pero debemos procurar organizarnos para que estemos a gusto, aprendamos y seamos mejores, nuestra autoestima sería alta. Aprendemos de esta manera a valernos por nosotros mismos.
    La acumulación de notas y la obsesión de esta no son buenas, creo que su importancia ha llegado hasta su punto actual por los pocos resultados que obtenemos al esforzarnos y que podemos obtener más si lo hacemos a través de algunos malos medios. Lo importante actualmente es tener más, la gente es muy materialista.
    Pero ¿son los peores los que llegan más arriba? Creo que si llegaron allí es porque son inteligentes, no sabios (diferenciando lo bueno y lo malo) pero llegaron donde están por sus capacidades. El problema radicaría en su obsesión por más, su avaricia, sin importarles los demás. Son valorados y ellos mismos se valoran por lo que tienen. Son los peores por su manera de pensar.

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  21. Hola Mayra:

    De tu comentario quiero resaltar dos cosas. La primera es el concepto “procrastinar”, que me ha sorprendido por inusual y por acertado. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices al respecto: estudiar el último día es síntoma claro de ir a por un resultado o nota, y no a por un saber duradero.

    La segunda es tu pregunta “¿son los peores los que llegan más arriba?”.
    Es una cuestión compleja. Hay quien está arriba por su inteligencia. Hay quien lo está porque junto a su inteligencia y capacidad hay que sumar su falta de escrúpulos.
    En fin, que “estar arriba”, según el contexto en el que se hable puede significar cosas muy distintas, como tú, de algún modo, ya señalas.

    Ha estado muy bien tu comentario, Mayra.

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  22. Un mal día... falta de concentración... no tener chance para estudiar un examen... todos esos factores tienen como consecuencia que de repente puedas sacar malas notas que condicionen incluso tu escolaridad!!! porque puedes ir arrastrando esa materia por una situación así, combinado con un bajon de autoestima por reprobar, sin duda es el efecto devastador de una mala nota en una situación aleatoria.
    Como resultados vemos que los exámenes, notas o números... simplemente se limitan a ver una parte del conocimiento del alumno, pero no totalmente... habrá unos que saquen buenas notas por copiar... por usar "acordeón", memorizar y después olvidar... en consecuencia yo creo que los exámenes y las calificaciones deberían tener una propia materia en las instituciones escolares, donde se maneje este tipo de situaciones, puesto que en verdad afecta la autoestima de muchos e incluso la estigmatizacion de decirle "bruto" al que reprobó un examen solamente por un mal día.

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  23. Muy interesante la información que has compartido, muchas gracias por compartir toda porque es genial!

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