jueves, 1 de abril de 2010

*El elefante encadenado

Cuando yo era pequeñó me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, me llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal, pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio era evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía creía en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia:

-Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Algunos años después descubrí que alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: el elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al otro..., hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE. Él tiene registrado en su memoria el recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás, jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez…

10 comentarios:

  1. María González Rodríguez 1º Bachillerato (Ciencias)8 de abril de 2010, 1:45

    Hola Carmen,

    ¿A cuántas estacas estamos sujetos en nuestras vidas? Es triste saber que la más mínima cosa de pequeño se convierte en un mundo de mayor, un simple hábito, una mirada inadecuada, por pequeño que sea el gesto nos limita, como al elefante.

    La tendencia es: ¿para qué intentarlo, si no va a valer para nada?, y además presente en muchos aspectos de nuestra vida, somos elefantes encadenados, pero no sólo a una estaca, diría yo; me parece muy poco probable, el encontrar una persona libre, que no esté condicionada por nada ni por nadie.

    La incapacidad de hacer algo, si no se intenta, sólo se encuentra en nuestra mente, que, bien sea por el modo en que fuimos educados o bien por otras razones, nos “dicta” lo que podemos y no podemos hacer.

    María

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  2. Me ha gustado tu comentario María.
    Es difícil ser libre, estamos condicionados, pero creo que la vida es luchar para conquistar parcelas de libertad cada día mayores.
    Y también pienso que vivir es luchar contra el miedo.
    Sé que tu intentarás ser más libre y vencer los obtáculos. Y a mi sólo me queda decirte: ánimo!!! Merece la pena María.

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  3. Si nosotros que tenemos uso de razón, y no luchamos por lo que queremos con tal que fallamos una vez o dos, cómo va a luchar un animal.
    Tenemos gran facilidad para tirar la toalla a la mínima. Las cosas si no salen a la primera, se deben seguir intentando. Nos parece cualquier cosa difícil. Nos caemos y en vez de levantarnos nos quedamos en el suelo, nos conformamos con nada. Imaginemos toda la gente que lucha por cosas que les es realmente complicado, como en el tercer mundo tener hijos y poder conseguir que crezcan sanos y bien alimentados. Ellos luchan por su vida, no se rinden. Buscamos la opción más fácil y cómoda, la de no hacer nada.
    Podemos conseguir más de lo que pensamos, pero si cada vez que caemos, no intentamos levantarnos, acabaremos hundidos y sin encontrar sentido a muchas cosas fundamentales.
    Deberíamos soltarnos de nuestras ataduras, y si algo nos lo impide, no desfallecer en el intento.

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  4. ¿Y cómo podemos, Moisés, liberarnos de nuestras ataduras si la mayoría de ellas son invisibles, ya que, como al pequeño elefante del cuento, nos han sido impuestas justo al nacer, y por tanto forman parte de la normalidad de nuestra vida?

    Para poder ejercer la voluntad de escapar, primero hay que ser consciente de que uno se halla atrapado. Y es que la inconsciencia de hallarnos encadenados es nuestra verdadera cadena.

    Platón, en “El mito de la caverna”, nos señala claramente nuestra situación, así como el único modo verdadero de liberarnos, abandonando las sombras para salir a la luz…

    Saludos, Moisés.

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  5. JAVIER GARCIA MARTIN23 de abril de 2010, 16:42

    ¿Cuántas cadenas nos atan a todos y no sabemos como desencadenarnos? O quizás ya hemos dejado de intentarlo para ser sumisos a lo que nos ata.

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  6. Jesús Rodríguez Castillo 4ºC23 de abril de 2010, 18:25

    Quiero compararlo con el tema que hoy hemos hablado en clase;
    La circuncisión femenina. Las niñas africanas no solo aceptan que las hagan la circuncisión sino que además lo esperan con ganas.
    Igual que el pequeño elefante están encadenadas a unas costumbres. Cuando tienen la edad suficiente para luchar contra ello ya lo han aceptado como algo natural.

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  7. Javier, como ya comenté a Moisés, primero hemos de ser conscientes de que estamos encadenados. ¿A qué estamos encadenados? Eso hay que descubrirlo por uno mismo, por que hoy las cadenas están barnizadas de oro falso: éxito social, poder de adquisición, tener, tener, tener... y claro, cuesta mucho darse cuenta de cuántas cosas que parecen éxitos, no son más que cadenas... Por esto, sólo el amor y el conocimiento verdaderos, que son en realidad una misma cosa, pueden liberarnos de esa esclavitud. No hay que olvidar que la verdadera libertad siempre ha sido una conquista interior; algo que para conseguir no basta con desearlo. Muchos quieren, pero ¿cuántos estás dispuestos a renunciar a su celda de oro falso?

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  8. Buena reflexión, Jesús.

    Ciertas tradiciones están tan enraizadas en el subconsciente colectivo de las distintas culturas que es muy costoso erradicarlas, aunque se trate de verdaderas atrocidades como la que tú mencionas: la "circuncisión femenina", que es más correcto llamar ablación, para diferenciarla de la circuncisión propiamente dicha que se aplica al hombre en algunas culturas, como la judia, o en algunos casos por recomendación médica.

    En cualquier caso, aunque circuncisión y ablación son mutilaciones genitales, está claro que su objetivo y sus consecuencias son muy distintas. La mutilación genital de la mujer (la ablación) es una verdadera atrocidad que hay que erradicar totalmente y cuanto antes.

    Afortunadamente, cada vez hay una mayor concienciación hacia este tema potenciado por asociaciones promovidas, muchas de ellas, por mujeres que han sido víctimas de esta degradante práctica de su cuerpo y de su persona.

    Un saludo.

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  9. Hola Carmen :

    Es curioso ver que la cosa más mínima de este mundo, ya sea una contestación, una mala mirada, o una simple derrota, nos quita parte de nuestra libertad y nos intimida.

    Pero si no hacemos nada para superarlo, siempre estaremos estancados, y nunca venceremos nuestros problemas.

    Lo que la mayoría de las personas piensan es ¿para que intentar vencer mis miedos, si no me va a servir para nada?.

    Estamos equivocados, ya que afrontando nuestros problemas y concienciándonos de que podemos con ellos, lo conseguiremos.

    Las personas somos capaces de reflexionar y pensar en ésto. ¿Para qué nos sirve estar atados, a una estaca, como en el caso del elefante? ¿Acaso así vamos a ser más felices?

    Estar atados no tiene ningún sentido, le damos demasiada importancia a las cosas que alomejor no la tienen. Al estar atados, solo conseguimos restarle importancia a las cosas que verdaderamente lo poseen.

    En mi opinión deberíamos intentar desatarnos de todas estas estacas, y no dejar que nada nos lo impida.

    Un saludo.

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  10. Hola, Lucía:

    Tienes mucha razón en todo lo que expones, y, además, lo expresas de un modo muy claro y fundamentándolo, cosa muy importante.

    En cuanto al contenido, sólo puedo decirte que estoy totalmente de acuerdo, y felicitarte por el modo en que lo expresas.

    Como redactas tan bien, vamos a tratar de mejorar algún error ortográfico que dará mayor brillo a tus exposiciones escritas.

    Lo que sigue son párrafos de tu comentario, que has de comparar con su correspondiente corrección para que veas dónde está el error.

    Has de hacerlo con mucha atención para que no se te escape ninguna diferencia.

    -Lucía 4º C (Lucía Burón. 4º de ESO-C)

    -Hola Carmen : (Hola, Carmen:)

    -…siempre estaremos estancados, y nunca venceremos… (…siempre estaremos estancados y nunca venceremos…)

    -Lo que la mayoría de las personas piensan es ¿para que intentar vencer mis miedos, si no me va a servir para nada?.

    (Lo que la mayoría de las personas piensan es: ¿Para qué intentar vencer mis miedos, si no me va a servir para nada? Después de un interrogante nunca va un punto. Puede ir una coma, si la frase continúa.

    -Las personas somos capaces de reflexionar y pensar en ésto. (Las personas somos capaces de reflexionar y pensar en esto.) Desde hace un tiempo, el pronombre “esto” ya no se acentúa en ningún caso.

    - …alomejor no la tienen. (…a lo mejor no la tienen.)

    -En mi opinión deberíamos intentar desatarnos… (En mi opinión, deberíamos intentar desatarnos…)

    Bueno, Lucía, si trabajas un poco el aspecto ortográfico puedes llegar a escribir de una forma muy destacable, pues tienes un pensamiento muy bien estructurado. Así que ¡ánimo!

    Un saludo.

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