miércoles, 3 de febrero de 2010

*La verdadera libertad (Krishnamurti)

Krishnamurti nace en 1895 en la India. Octavo hijo de una familia de brahmanes y recibe su nombre en recuerdo del dios hindú Krishna que también fue octavo hijo.

Al cumplir catorce años la Sociedad Teosófica se hace cargo de la educación de Krishnamurti. Convencidos de que será el instructor del mundo, se le traslada a Inglaterra, donde recibe una esmerada educación tanto en el plano espiritual, como intelectual, además de múltiples honores y obsequios materiales.

A los 25 años, bajo la creencia de que Krishnamurti desempeñará un papel trascendente en la humanidad es nombrado presidente de la Orden de la Estrella de Oriente, institución vinculada a la Sociedad Teosófica. Desde ésta desarrolla continuos viajes e imparte charlas por todo el mundo.

A la edad de 27 años, Krishnamurti experimenta una extraña experiencia; sin nada que lo justifique, sufre terribles dolores en todo el cuerpo, acompañados de escalofríos, pierde continuamente el conocimiento, se le agudizan algunos sentidos como el del olfato y no es capaz de ingerir alimentos. Luego de tres días de verdadera tortura, puede levantarse y se traslada al jardín bajo un árbol, donde cae en un profundo trance. Cuando termina el episodio, que luego Krishnamurti denominara el «proceso», dice encontrarse "embriagado de Dios". Estas experiencias se repetirán y le acompañaran a lo largo de su vida.

En 1929, Krishnamurti decide abandonar todos los privilegios, bienes y honores recibidos, renuncia a la presidencia de la Orden de la Estrella de Oriente y con ella a la Sociedad Teosófica.

Desde este momento, libre de restricciones y convencionalismos, inicia un camino de profundo auto-conocimiento, que no tarda en transmitir a la gente a través de sus escritos y múltiples conferencias. De sus palabras se desprende un profundo mensaje de amor y sabiduría.
Krishnamurti murió en los Estados Unidos a la edad de 91 años. Sus cenizas fueron trasladadas a Delhi.

Según Krishnamurti existen varias clases de libertad. Está la libertad política, la que nos da el conocimiento cuando sabemos cómo hacer las cosas, la pericia práctica, la libertad del hombre rico que puede recorrer el mundo, la libertad del talento, del que es capaz de escribir, de expresarse, de pensar claramente. Luego está la libertad con respecto a algo: estar libre de opresión, libre de envidia, libre de tradición, libre de ambición, y así sucesivamente. Después está la libertad que uno alcanza.

Así, está la libertad con respecto a algo y la libertad para realizarse, para ser algo.

La libertad respecto a algo es una reacción. Es una respuesta que depende de nuestra opción, de nuestro carácter, de nuestro temperamento, de diversas formas de condicionamiento. Como un joven que se rebela contra la sociedad, que quiere ser libre, o como un marido que desea librarse de su mujer, o una mujer de su marido; o cuando deseamos librarnos de la ira, de los celos, de la envidia, de la desesperación. Son todas reacciones, respuestas a determinadas circunstancias, las cuales nos impiden funcionar libremente, sin dificultad.
Esta libertad no es libertad en absoluto, porque cada reacción engendra más reacciones, las cuales crean nuevas condiciones externas a las cuales la mente vuelve a esclavizarse.

La verdadera libertad que no es una reacción. La mente libre no es esclava de nada, de ningún tipo de circunstancias, de ninguna rutina particular; aunque se haya especializado para realizar cierta tarea práctica, no es esclava de eso, no queda sujeta a esa rutina; aunque viva en la sociedad, no pertenece a la sociedad. Sólo una mente que todo el tiempo se vacía a sí misma de las acumulaciones, de las reacciones cotidianas, sólo una mente así es libre. La libertad es un estado del ser. La libertad es un sentir. Para ser realmente libres debemos tener una mente libre de toda autoridad y libre de todo temor.

7 comentarios:

  1. No comprendo la extraña experiencia esa que tuvo. ¿Por qué le ocurrió eso? Quiero decir que si fue provocado o cómo.
    Tiene mucha razón en todo lo que dice. Tenemos libertad pero en muchas ocasiones no nos dejan utilizarla. Como la libertad de expresión, sin ir más lejos en el colegio muchas veces no te dejan decir lo que piensas ni defenderte ante acusaciones falsas.
    Es complicado tener una mente libre con tanta gente que te intenta persuadir de que su forma de pensar es mejor y la tuya es la equivocada o que te agobian hasta tal punto que parece que la situación que te esta ocurriendo les esta pasando a ellos.
    Si un joven se revela ante la sociedad pocas son las veces que se sale con la suya porque aunque muchas personas quieran actuar como él y ser libres poco son los que le ayudan. Es como los ejemplos que pones en clase: si la gente no dice nada, ni se queja por la forma de actuar de los gobiernos y siguen votando ni salen en protesta de las cosas que les parecen mal y sobre todo no se unen las personas pues parece que están de acuerdo y les dan la razón indirectamente, si tenemos libertad de expresión y no la utilizamos pues así nos va.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Moisés, lo que le sucedió a Krishnamurti se conoce como experiencia mística. No es algo que se provoque, sino una experiencia a la que se llega. No todo el mundo la alcanza, sólo algunos seres santos y personas especiales cuyo espíritu puro busca con gran intensidad la verdad.

    Como ya habrás comprendido, el texto de Krishnamurti habla de dos tipos de libertad:

    1º. La libertad con respecto a algo (que engloba todos estos tipos de libertad que has señalado en tu comentario), y que, según Krishnamurti, son representaciones de una libertad sólo aparente.

    2º. La libertad para realizarse, para ser algo, que es la verdadera libertad, al no estar condicionada por ningún tipo de ambición, creencia o temor.

    Pienso que el texto distingue bien ambos conceptos de libertad, y veo que tú te ha centrado exclusivamente en el primer tipo de libertad, como, en general, hacemos todos.

    Pero lo realmente interesante en este texto de Krishnamurti es su concepto de libertad verdadera (la libertad para realizarse).

    Yo te aconsejaría que lo leyeras de nuevo, porque aunque a Krisnamurti se le entiende, su verdad no es fácil de captar, especialmente para nosotros, los occidentales. En cualquier caso, como es un tema que trabajaremos en clase, ya iremos profundizando en él.

    Cambiando de tercio, veo, Moisés, que esta vez sí has puesto atención y cuidado en la redacción de tu comentario. La prueba es que te ha salido impecable y con las ideas muy bien organizadas. Tienes un buen nivel de expresión, del cual ya no debes bajar, sino al contrario: siempre tratar de mejorarlo porque quien trabaja su forma de expresión, ya sea oral o escrita, está desarrollando algo aún más importante: el poder de su pensamiento. Así que te felicito por el resultado de tu esfuerzo, y te animo a seguir progresando.

    ResponderEliminar
  3. Hola Guzmán:

    Supongo que te extrañará no ver el artículo sobre Krishnamurti que publicaste a modo de comentario en este blog.
    La explicación es que lo he traspasado a otro blog, al de los alumnos, ya que en él hay un espacio especialmente creado para las aportaciones que hacéis los ex-alumnos, y que se llama “Alumnos que estuvieron”.
    Aquí te dejo el link (que me temo que tendrás que hacer un "copiar y pegar) para que puedas acceder directamente al artículo que has aportado y, además, visitar los distintos apartados del blog.

    http://hagamosunpensamiento.blogspot.com/2010/02/en-esta-ocasion-quien-nos-honra-con-su.html

    Decirte también que me ha encantado tu aportación. Es un artículo muy interesante. Te lo agradezco mucho y espero recibir, de tanto en tanto, alguna cosa más.

    Por cierto, cuando desees enviar algo para su publicación en el apartado de ex- alumnos, envíamelo a esta dirección de correo:

    hagamosunpensamiento@hotmail.com

    y yo misma lo insertaré, ya que al ser, básicamente, un blog de actividades y tareas para los alumnos, he creido conveniente no activar la opción de insertar comentarios.

    Bueno, Guzmán, un abrazo muy grande... y espero seguir sabiendo de ti.

    ¡Hasta pronto!

    ResponderEliminar
  4. silvia moreno 4 eso a18 de febrero de 2010, 20:44

    La libertad, es una palabra muy bonita, pero de la que muchas veces carecemos.

    Ser libre, significa decidir nuestra propia vida, decisiones...
    Y para ser libres, hay que luchar, eliminar todos los miedos que tenemos en la vida.
    Luchar por lo que queremos, sin temor a nada, a fracasar, a sentirnos inferior, etc.

    Pero en esta sociedad, es muy dificil intentar ser libres. Siempre habrá alguien que te impida esa libertad, que se apodere de ella.

    Pero así es como aprendemos a buscarla, luchar por conseguirla y finalmente encontrarla, gracias a estas personas que luchan para que no puedas ser libre por ti mismo, si no siempre dependiendo de alguien.

    ResponderEliminar
  5. Hola Silvia:

    De entrada te diré que el mensaje de Krishnamurti no es nada sencillo de entender en profundidad, pues nunca da recetas sobre cómo lograr ser feliz, o ser libre, o lograr amar sin apoderarse del otro.

    En este comentario, Krishnamurti nos habla de dos conceptos de libertad:

    1º. La libertad condicionada, ya que para alcanzarla depende de otras cosas: de la economía, de la situación política, del poder o el favor de los otros, de nuestra salud física o anímica, etc.

    Esta libertad es la que parece que todos andamos buscando. Así que nuestra aspiración se reduce a vivir en “libertad condicional”, que es la que se concede a ciertos presos que aún no han quedado libres del todo.

    2º. La verdadera libertad, tal cual la describe Krishnamurti en este texto.

    Veo que tú has centrado tu comentario en la libertad condicionada, que es la que siempre hemos entendido como única posibilidad de libertad.
    Sin embargo, lo más interesante de este texto es el concepto de “verdadera libertad”.

    ¿Te atreverías, Silvia, a analizar este concepto de libertad, atendiendo a las palabras de Krishnamurti?

    Sí quieres intentarlo, hazlo con calma y con total sinceridad; como te he dicho, comprender a Krishnamurti exige mucha atención.

    Bueno, Silvia, hoy te regalo una nueva palabrita para tu “Cuaderno de las tachaduras”: “difícil” se acentúa siempre.
    Ya veo que cada vez me cuesta más encontrarte algún error, así que te felicito por tu esfuerzo.

    Nos vemos.

    ResponderEliminar
  6. silvia moreno córdoba 4 eso A19 de febrero de 2010, 16:11

    Me centro en la verdadera libertad, ya qu trata de sentirnos libres, aunque siempre tengamos la misma rutina, nos veamos con la misma gente... Es la verdadera libertad de sentirnos que no tenemos una rutina para sobrevivir, que hacemos en cada momento lo que nos apetece y lo que debemos hacer, y no dependemos de ningún horario para vivir.

    En resumen, hacer con total libertad, en cada momento lo que queramos hacer.

    Por ejemplo, si son las 3 de la tarde, y tenemos que comer porque ha sido destinado ese horario para ello, pero no tenemos hambre, no tenemos porque sentarnos y comer, ya que somos libres de actuar y decidir cuando debemos comer.

    ResponderEliminar
  7. Hola Silvia:

    Atendiendo al texto de Krishnamurti que estamos comentando, vamos a empezar analizando el concepto de “verdadera libertad”, según tú lo expresas: “hacer en cada momento lo que nos apetece”.

    Por poco que lo pienses, te darás cuenta de que tal forma de libertad ni siquiera es posible, porque en algún momento lo que tú quieras chocará contra algún impedimento, por ejemplo: contra lo que yo quiera, o contra lo que quieran tus padres, o tus vecinos, o contra lo que diga la ley, o contra la realidad de tu edad o el nivel de tu economía, o contra tu propia capacidad para lograr hacer lo que quieres hacer.

    Y entonces surgirá el conflicto: tu deseo no podrá realizarse. Y como la verdadera libertad -según Krishnamurti- está libre de todo conflicto, ésta no puede estar basada en la realización, en todo momento, de nuestras apetencias.

    Examinemos ahora la cuestión desde otro punto de vista: tratemos de entender la verdadera libertad como “el poder hacer libremente y en todo momento lo que DEBEMOS”.

    Enseguida verás que este tipo de libertad total tampoco es posible, que no podrás hacer en todo momento lo que crees que debes hacer porque alguien: yo, o tus padres, o tus vecinos, o la ley pueden pensar o dictaminar que lo que debes hacer es otra cosa muy distinta (tal vez, justamente lo contrario), o porque, simplemente, no puedes porque te faltan los medios para lograrlo.

    Pero aún hay una razón de mayor peso que nos indica que la verdadera libertad no puede estar basada en hacer en todo momento lo que pensamos que debemos hacer. Y es la siguiente:

    Saber qué es lo que debemos hacer en todo momento exige un profundo conocimiento. Y si no se posee tal conocimiento, ¿quién nos dice lo que es o no es nuestro deber? Nos lo dice las religiones, las creencias, las ideologías, y, en su nombre, las leyes, que no dejan de ser “la voz autorizada” de todas estas instituciones representativas del poder.

    Pero Krishnsmurti dice claramente que para alcanzar la verdadera libertad debemos tener una mente libre de toda autoridad, de toda ideología, de todo temor.

    Me temo, Silvia, que mientras no alcancemos una mayor sabiduría, deberemos conformarnos con gozar de una libertad siempre condicionada a nuestras posibilidades, procurando que lo que deseamos hacer y lo debemos hacer no sean actos contradictorios entre sí, ni perjudiciales para nadie.

    Pero no quiero terminar sin expresarte mi propia opinión:

    Creo, después de haberlo pensado bastante, que la verdadera libertad de la que nos habla Krishnamurti debe estar basada en algo para lo que no exista impedimento alguno. Y este algo no puede ser otra cosa que el amor. Pero no el amor que pide correspondencia (ya que sería un amor condicionado a ser correspondido), sino el amor compasivo: ese que nos mueve a compartir el dolor de cualquier ser humano, sin esperar nada a cambio.
    ¿Quién puede impedir la libertad de amar de este modo tan altruista e incondicional? Nadie.

    Por eso creo que la verdadera libertad de la que nos habla Krishnamurti sólo puede alcanzarse a través de la compasión, que es la expresión de amor más universal, humana y generosa.

    Sé muy bien que conseguir esa clase de libertad resulta poco menos que una heroicidad. Y por eso me viene a la cabeza una estrofa del poeta Miguel Hernández:

    “Sólo quien ama, vuela, pero ¿quién ama tanto?”

    En fin, Silvia, seguramente mi comentario te habrá resultado un poco espeso. Y con razón. Así que quédate con lo que te agrade, o te dé qué pensar. Y lo demás déjalo correr. Todo tiene su momento.

    Un saludito.

    ResponderEliminar