domingo, 28 de febrero de 2010

*Luis Felipe Vivanco (poeta)

Hoy quiero cantar mi amor sobre todas las cosas
y que mi voz llegue a tu oído con su tristeza verdadera.
Hoy quiero decirte lo que soy,
para que tú comprendas la soledad del hombre.

Quiero huir de todas mis palabras antiguas, para volar a ellas.
A través del mar, y de las montañas,
y de los días de ilusión y de encendimiento,
a través del sueño, y del pensamiento,
y de los amigos verdaderos,
a través de todo te amo y te llevo en mi corazón
como una llama purísima ensalzada.

Quiero cantar mi amor sobre todas las cosas
porque llevo dentro de mí el dolor
de todo lo que he callado en tu presencia!

En el silencio de la tierra y en el silencio de los cielos
una dulce flor ha nacido para mi locura.
Tú estás a mi lado, y yo siento el principio de tu confianza.
Eres esa mujer que derramas su llanto sobre el paisaje.
Y yo ese un hombre que está a tu lado,
y pierde tus sonrisas porque está soñando contigo.

Tú eres una criatura nada más, pero tengo fe en ti.
Yo te veo desde la altura de mis días
y desde mis ensueños terminados.
Y quiero levantar sencillamente tu alegría
para después residir en ella,
pero pierdo mis ilusiones
con la misma ternura,
con el mismo temblor en el alma.

Ya que no tu alegría levantada por mí,
aquí están mi temblor y mi ternura.
Ya que no tus ojos profundos acariciando mi vida,
aquí está mi voluntad que todo puede quererlo.

Frente a ti he llegado al límite de mí mismo.
Todo está consumado en mis ojos y en mi sangre.
Tú estás sola, presidiendo el sereno dolor que reina en mi locura.
Mi amor es un desierto que busca su horizonte
en tu firme voluntad silenciosa.

¿Dónde está nuestra alegría? ¿Dónde está nuestro gozo?
Mi alegría y mi gozo están en mis ojos
cuando te miran y te ven cercana,
y descubren tu abierta intimidad,
como la lumbre excelsa de los cielos.

Los hombres estamos obligados a la sangre más alta.
y yo siempre me sentiré unido a ti en la luz
porque eres el consuelo perfecto
para mi fragilidad humana.

Hoy quiero cantar mi amor que eres tú,
y mañana serás toda la luz del cielo!

Luis Felipe Vivanco, (Madrid 1907-1975), pertenece a los poetas de la “generación del 36”.
Hijo de un juez, los diferentes destinos de su padre le llevan durante su infancia a diversas ciudades de España.
De esa época data su amistad con los también poetas Rafael Alberti y Luis Rosales, y con el filósifo Xavier Zubiri.
Tras terminar Arquitecturra, se licenció en Filosofía y Letras.
En su obra, la naturaleza adquiere un valor trascendente que conduce a la experiencia religiosa.

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