martes, 23 de febrero de 2010

*Celebración de la fantasía

Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytarnbo, cerca del Cuzco. Yo me había desprendido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.

Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitos cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado. Había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas, y no faltaban los que pedían un fantasma o un dragón.

Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba más de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:

-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo.

-¿Y anda bien? -le pregunté.

-Atrasa un poco -reconoció.

(De "El libro de los abrazos", de Eduardo Galeano).

8 comentarios:

  1. María González Rodríguez 1º Bachillerato (Ciencias)24 de febrero de 2010, 23:27

    Hola Carmen,

    En realidad no necesitamos cosas materiales, lo realmente importante está en nuestra mente; al fin y al cabo, las cosas materiales tienden a desaparecer, pero la ilusión y la imaginación serán necesarias para el resto de nuestras vidas, por ello, nunca se han de perder estos valores.

    La afirmación del narrador en este texto de que él está redactando unas anotaciones aburridas nos lleva a pensar que no estaba muy contento con su forma de vida, que no la disfrutaba y que fortuitamente sacó aquella vieja imaginación ya en desuso y entonces fue cuando se dio cuenta de que lo que hacía no le satisfacía.

    Éste es el momento en el que empieza a ir más allá de lo visible, de un simple dibujo en la muñeca a todo un reloj en funcionamiento.

    Estos niños saben ver realmente el valor de las cosas, que no está en cuanto te haya costado algo, sino que lo que importa es de quién procede y la intención de estos regalos.
    Esta es la diferencia con nuestra sociedad, la cual sólo se preocupa por el valor económico de las cosas y será mejor cuanto más te haya costado o más conocida sea la marca, no se va más allá. En definitiva cuantas más cosas materiales más cegados quedamos por ellas y no nos damos cuenta de lo más esencial e importante.

    María

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  2. Hola, María:

    Recuerdo que tu último comentario (sobre la letra de la canción “Un ramito de violetas”) fue más que excelente. Fue sorpresivo. Nunca antes había “escuchado” la canción desde tu punto de vista.

    Yo tengo una regla: a cada cual le pido lo que creo que puede dar. Por eso, porque ya me demostraste lo que puedes ofrecer, hoy voy a ser más crítica. Porque es fácil acomodarse y tienes un potencial intelectual que yo no pienso adormecer con fáciles halagos.

    Interpretar un texto implica muchas cosas: quién es el narrador, el contexto en el que dice o afirma algo…
    Aquí, el narrador es el propio Eduardo Galeano, del que no pueda decirse que no tenga una vida llena de sentido y de lucha contra la injusticia de los poderosos contra los menos favorecidos.

    Galeano, en este texto, dice: “No podía darle la lapicera que tenía, porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano”.
    Lo que trata de indicarnos es que el uso que estaba haciendo del lápiz –algo imprescindible para un escritor, que en todo momento necesita anotar detalles o reflexiones- es, en aquel momento, algo rutinario.
    Pero, a la vez, es un recurso literario de Galeano, que nos prepara para lo que luego sucederá: el narrador, aprovechando la aparición y demanda del niño, utiliza un simple lápiz para resaltar la fina línea que hay entre lo rutinario y lo mágico.

    María, deducir que el narrador -ocupado en un momento poco excitante de su tarea de escritor-, no está muy contento con su forma de vida, que no la disfrutaba, no es acertado. En la vida de todos, hay momentos así; tú misma, cuando estudias, tendrás momentos “iluminados” en los que sentirás el placer de estar comprendiendo y aprendiendo, y otros en los que tu tarea te pesará como un hacer rutinario, y la harás simplemente porque debes hacerla.

    Piensa que si para el narrador su vida de escritor no tuviera sentido, le habría regalado el lápiz al niño con total indiferencia. Pero no, no se lo dio, porque lo necesitaba. Y lo necesitaba porque su vocación y oficio de escritor requería anotar sus continuas reflexiones, unas veces más inspiradas y otras más aburridas.

    Pero como no podía regalarle el lápiz, instrumento imprescindible para él, sacó su imaginación y su empatía por los menos desfavorecidos y le regalo al niño algo más valioso que un lápiz: lo que se podía hacer con un lápiz, por ejemplo, un dibujo.

    A partir de aquí el relato nos muestra la inocencia de los niños de estos países pobres que son felices con “tan poca cosa”, y que suplen sus carencias con la ilusión y la imaginación.
    Lo importante es entender lo que nos plantea Galeano: que los regalos, cuando son de corazón a corazón, no necesitan ser materiales. En esto tienes toda la razón.

    A partir de esta comprensión, tu comentario ya cobra un mayor peso: la magia de “ir más allá de lo visible, de ver en un simple dibujo en la muñeca todo un reloj en funcionamiento”.

    También es muy acertada tu opinión de que “esos niños saben ver realmente el valor de las cosas, que no reside en cuánto te hayan costado, sino que lo que importa es de quién procede y la intención de estos regalos”.

    Pero piensa que en estos países de tanta pobreza, lo que les salva es la inocencia. De la inocencia nace una imaginación pura que suple casi todo lo que les falta. Pero si un día, porque al capitalismo le interese, estos países logran desarrollarse y se implanta en ellos el feroz consumismo, no se diferenciarán en nada a nuestra enloquecidas sociedades.

    Finalmente, en Galeano es muy importante entender el modo en que expresa su actitud crítica: con esa ternura y humor que ennoblece y anima a sonreír y aproximarnos a los menos favorecidos. Por eso es un poeta, y no un político.

    Bueno, María, no creas que tus ideas eran malas o iban desencaminadas. No. Yo sólo he tratado de animarte a ir un poco más allá, porque, afortunadamente, tienes mucho margen de crecimiento.

    Un saludo.

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  3. necesito ayuda, en que parte sucede el encuentro entre las dos culturas?

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  4. De que se trata este texto no lo entiendo

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  5. Trata precisamente de esto: de que hay textos que son escritos para no ser entendidos.

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  6. que tipo de narrador tiene

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