viernes, 11 de septiembre de 2009

*Un niño que se porta mal tiene baja autoestima

«Ante el inicio de curso, muchos padres y educadores están angustiados. Tienen la percepción de que cada año los niños son más difíciles de llevar a nivel conductual. Tienen conductas destructivas», opina Ursula Oberst, profesora de psicología.

–En épocas autoritarias, el método de educación era autoritario. ¿Hoy somos demasiado permisivos?
Desde luego. La sociedad se ha vuelto más laxa, más permisiva, no solo a la hora de educar, sino para todo.

–Es lógico que esto se traslade a la educación.
Por eso los padres y maestros se sienten desorientados. Por un lado saben que no pueden ser demasiado autoritarios, y por otro intuyen que la educación que dan a sus hijos o alumnos es demasiado permisiva. No saben qué hacer. No saben qué alternativas hay.

–¿Alguna alternativa?
Es muy importante ser coherente: por ejemplo, no amenazar con un castigo y luego no aplicarlo. No me parece buena idea un castigo del tipo: «Si haces tal cosa, no podrás ver la tele». Pero si los padres lo pronuncian, lo deben cumplir; si no, se queda en una amenaza vacía y el niño aprende que puede hacer lo que quiera sin ser castigado.

–¿Es partidaria del castigo?
Yo no soy muy partidaria del castigo, pero es verdad que los padres necesitan autoridad. Ahora está prohibido pegar a los hijos; me parece muy bien, pero hemos caído en el otro extremo: ahora un padre se arriesga a ser denunciado por malos tratos si le da un bofetón a su hijo. De esta manera, el hijo se queda con la idea de que los padres no tienen ninguna autoridad. Los padres necesitan otro tipo de ayuda para no tener que recurrir al castigo físico, una ayuda que no les haga quedar desautorizados.

–No existen recetas milagrosas.
Pero nos gustaría tenerlas. Muchas veces padres y maestros se acercan para preguntarme: «Si el niño hace esto, ¿yo qué hago?» Ojalá yo pudiera darles una respuesta clara, pero no es posible, porque cuando un niño actúa de una determinada manera, esa conducta responde siempre a un deseo inconsciente. Por eso no hay que actuar sobre la conducta, sino sobre el deseo inconsciente que late tras ella.

–Cuando son pequeños, buscan llamar la atención llorando.
Y yo me pregunto: si obtienen lo que quieren mediante la rabieta, ¿qué pasará cuando lleguen a ser adolescentes?

–Yo también me lo pregunto.
Pues el niño que siempre consigue sus objetivos con una rabieta, probablemente será un tirano que querrá conseguir sus objetivos chillando o a través de la fuerza. Si se les da lo que quieren cuando son niños y lloran, lo que les estamos transmitiendo, lo que aprenden, es que demostrando un sufrimiento ostentoso pueden conseguir lo que quieren.

–Es usted muy contundente.
Es que para los padres es más fácil ceder que imponerse. Y no digo imponerse con la fuerza, sino mantener el no. Siempre es mucho más fácil decir que sí y comprarle al niño lo que quiere. Aguantar los llantos es más difícil. Pero si el niño ve que no cedemos, que nos mantenemos tranquilos, incluso amables, sin chillarle ni pegarle, pero firmes, el niño aprende que cuando decimos no, es no. Así, la próxima vez no adoptará la misma actitud.

–Usted dice que el adulto tiende a criticar lo que el niño ha hecho mal, cuando en realidad deberíamos evitar la crítica, poner énfasis en las virtudes, creer en él y resaltar menos los defectos.
En la escuela tenemos tendencia a destacar los errores y las faltas del niño, en vez de animarle destacando lo positivo que hay en él. Por ejemplo: «Veo que has hecho menos faltas que la última vez, ¿qué pasaría si probases a hacerlo de esta otra manera?» Porque un niño con problemas de conducta es un niño con baja autoestima, un niño al que le falta ánimo, coraje. Aunque en ocasiones demuestre una conducta tiránica, detrás se esconde siempre una baja autoestima.

–¿Qué actitud debemos adoptar en la escuela?
Debemos evitar criticar, reñir y castigar duramente para que el niño no se sienta humillado. Muchas veces en las escuelas, aunque no sea la intención de la maestra, el niño se siente humillado.

-¿Y entonces?
Si en clase la maestra se dirige al alumno con retintín, aunque sea un leve sarcasmo sin mala intención, al niño le queda grabado porque se siente humillado delante de los demás. Así que el niño tendrá la intención de vengarse, bien sea a través de conductas destructivas o molestando a la maestra. Por eso creo que resulta vital el respeto al niño, incluso hacia el que se porta mal. No es que debamos aceptar su conducta, pero sí tenemos que respetarle como una persona que se equivoca, que actúa mal porque no sabe cómo actuar mejor.

(Entrevista publicada en "El Periódico de Cataluña").

4 comentarios:

  1. María González Rodríguez 1ºBachillerato (Ciencias)17 de octubre de 2009, 12:43

    Hola Carmen,

    Estoy de acuerdo con las cosas que dice Úrsula Oberst en el texto, ya que para empezar, cada vez la educación permite más libertad al alumno y menos a la parte que los instruye.

    Antiguamente se utilizaba el método de la fuerza, y quien se portaba mal le pegaban, yo, en particular no soy partidaria de esto, y no me parece positivo para los alumnos, daremos gracias a la evolución de la educación, ya que esto ya no sucede. Pero lo que realmente preocupa ahora, no es que los profesores peguen a los alumnos, sino que los alumnos peguen a los profesores. Este es un tema que muy actual y preocupante.

    ¿Qué tipo de educación recibieron esos alumnos y cuál están recibiendo ahora?

    Tampoco estoy de acuerdo con los castigos, como dice Úrsula, del tipo: "Si no haces los deberes, no te dejo ver la tele", pienso que no hay que inculcarle esto a los hijos, ya que si les decimos esto, conforme vayan creciendo, los deberes serán "castigo" que les imponen los padres o profesores.

    No pienso que haya que inculcarles el valor de que sus obligaciones son un medio para conseguir lo que realmente quieren, sino, que es por su bien, para que el niño se enriquezca en conocimientos y valores.

    Tampoco creo que por haber hecho algo mal haya que castigar siempre al niño, ya que esto puede llegar a ser frustrante para él.

    Estoy muy de acuerdo con Úrsula también en que, si de pequeños cogen rabietas y consiguen lo que quieren, ¿cómo serán de mayores?, pues pienso que mucho peor, y los padres, cuando quieran cambiarlo será muy tarde, ya que si no has podido con un niño de por ejemplo, cinco años, ¿Cómo vas a poder con un adolescente?

    Decir, también , que los padres de ahora acentúan mucho los errores de los hijos, y no resaltan lo que hacen bien, deberían decir a sus hijos lo que hacen mal, pero además de reconocer sus errores, deberían resaltar las virtudes, porque si no ese niño pensará que todo lo que hace está mal, y finalmente esto afectará a su conducta.

    Por otro lado, el niño a veces se siente humillado, como dice la en la entrevista, cuando constantemente le están riñendo por cosas, o criticando su conducta. De ahí que el niño tenga baja autoestima y además de eso mal comportamiento.

    Además de todo esto la estructura de la educación está en constante cambio, lo cual creo que no es realmente bueno para los alumnos. El que para pasar de curso cada vez se exija menos y se ponga el límite aún más bajo no me parece bueno, porque los alumnos cada vez se exigirán menos y aumentará el fracaso escolar.

    María.

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  2. Bueno María, ya ves ando un poco tarde contestando este comentario, pero más vale tarde que nunca.
    Ha sido un comentario largo y muy correcto. No se me ocurre nada que añadir porque suscribo lo que dices y lo que dice la autora.

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  3. José Hervás 1º Bachiller25 de octubre de 2010, 19:41

    Hola Carmen: mi punto de vista es que a las personas se las debería educar de 2 formas puesto que hay 2 fases en el crecimiento de una persona (desde mi punto de vista): la 1ª fase sería cuando el "niño" todavía no tiene una edad avanzada para entender las cosas, cuando se trata de niños de 3 o 4 años no sirve de mucho que intentes explicarle que no puede ver la tele, por ejemplo, porque es tarde, a esa edad solo siguen relaciones de causa-efecto (si lloro gano esto o pierdo esto) y además pienso que cuando en esta edad surgen los primeros problemas (por ejemplo, un niño que llora porque quiere ver la tele) estoy de acuerdo en que es eficaz plantarse con el "NO" y esperar a que se canse, pero esto deja al niño con la intriga de "tal vez en otro momento esto mismo de un resultado nuevo" y así otro día volvería a intentar llorar para ver si esta vez funciona, pero pienso que si le damos lo contrario de lo que quiere (por ejemplo si llora porque quiere ver la tele y le castigamos 1 día entero sin ver la tele por tener esa "pataleta") no volverá a intentar hacer lo mismo.

    Y la 2ª edad, cuando ya es un adolescente y empieza a comprender las cosas, ahí es cuando se deberían dejar los castigos a un lado y dejar paso a las explicaciones más civilizadas (y ver si funciona y si no, volver al primer método).

    En ambas edades se debería tratar al niño con el respeto del que se habla en la entrevista, pero yo añado que, desde mi punto de vista como siempre, los errores que uno cometa siempre hay que hacérselos ver, aunque le depriman un poco.

    Un saludo.

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  4. José, has abordado una cuestión compleja, sobre la que existen varias teorías. Si el tema te interesa lo suficiente, podrías buscar en internet a Jean Piaget y su teoría sobre “Los cuatro estadios del desarrollo cognitivo”.
    Naturalmente, se trataría de que buscaras un texto que resumiera su teoría de un modo sencillo y claro. Está muy bien que tengas curiosidad. Aunque la curiosidad es como el hambre: hay que saciarla, pero en su medida, sin atiborrarse y masticando bien.

    Pero vamos a la esencia de tu comentario. Tú distingues dos etapas:

    -La primera, en la que el niño aún no razona, y por tanto se le debe enseñar de un modo conductual, a través de acciones (premios, castigos), ya que el diálogo y las explicaciones sirven de poco, según opinas.

    -Y la segunda, cuando el niño ya es adolescente y debe empezar a educársele a través de las explicaciones y el diálogo.

    Yo creo más en un desarrollo progresivo, en el que la palabra, las explicaciones, y la actitud firme y coherente siempre están presentes, aunque adecuadas en todo momento a la edad del niño.
    No es posible pasar de una primera etapa sin explicaciones, a una segunda donde impera el diálogo. Tampoco tiene sentido, pasar de nuevo a la primera etapa, si la segunda, la de las explicaciones, falla.

    Sí tienes razón en que al niño, en todo momento, sea cual sea su edad, hay que indicarle lo que es correcto y lo que no lo es. Pero los padres han de practicar lo que predican, sino, será inútil.

    Ortográficamente estás bastante bien. Falta alguna coma, pero tú debes hacer el esfuerzo por aprenderte las normas que afectan a estos errores. Inténtalo, porque dominar el lenguaje es fundamental.

    Un saludo, José.

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