lunes, 24 de mayo de 2010

*Educar para la comunicación (I)

Hace más de tres décadas, Agustín García Matilla (Madrid, 1956), Catedrático de Comunicación y experto en televisión educativa fue uno de los pioneros en apostar por una educación que aprovechara los medios de comunicación y se expresara con ellos. Aún sigue insistiendo en la necesidad de abordar esta nueva alfabetización y en que las instituciones se impliquen en una televisión educativa de servicio público.

Agustín García Matilla, que vive y siente en carne propia el compromiso pedagógico, dice que la auténtica educación es la de la etapa infantil y que, ante los cambios sociales y culturales, uno de los retos principales es conseguir que el profesorado aprenda a trabajar en equipo.


“Nunca había pensado en opositar, pero mi madre siempre había deseado que alguno de sus hijos fuera catedrático. Cuando le detectaron un cáncer, pensé que valía la pena intentarlo, para que ella viera cumplido su deseo antes de morir. Creo que la única justificación razonable para opositar a una cátedra es darle una alegría a tu madre”.

Su responsabilidad docente no le ha hecho olvidar sus ideales: “No me cansaré de insistir en que no hay excusa para que quien ha tenido la suerte de recibir una buena educación devuelva ese crédito impagable que le ha sido otorgado creando equipos capaces de hacer academia y admirar el trabajo de otros, que cada día cumplan con su vocación con alegría y con pasión”.

.-¿Para qué sirve la educación en comunicación?
Para enseñar a pensar. Aunque pueda parecer contradictorio, educar para la comunicación es educar para pensar de manera crítica y descubrirse a uno mismo. Poner a trabajar a los alumnos en un diario audiovisual o en un blog personal los llevará a hacerse preguntas sobre ellos mismos y sobre el mundo. También sirve para formar a ciudadanos autónomos y para expresar ideas. Es una educación para la democracia.

.-A pesar de su dedicación a la universidad, usted nunca ha dejado de trabajar con maestros y maestras.
El primer cursillo sobre imagen que dimos en Madrid, con 19 años, fue muy divertido porque muchos asistentes nos duplicaban la edad. Desde entonces he participado en muchas actividades de formación con el profesorado y siempre he defendido que la verdadera enseñanza está en la etapa infantil; a medida que avanzamos en la pirámide educativa, vamos desaprendiendo y olvidamos la importancia de tratar a las personas desde un punto de vista integral.

.-La renovación pedagógica, ¿no ha llegado aún a la universidad?
El proceso de Bolonia ha descubierto el Mediterráneo; con el Espacio Europeo de Educación Superior la universidad por fin recupera lo mejor de la educación y hace justicia a las etapas obligatorias. Es curioso y paradójico que la gente pionera de la innovación educativa, hablo de experiencias como la de Rosa Sensat, en Cataluña, o la de Acción Educativa, en Madrid, se esté viendo recompensada, ahora, con los cambios pedagógicos que experimentará la universidad, cuando ellos ya hace muchos años que ponían al alumno en el centro del proceso.

.-¿Sigue vigente la necesidad de que el sistema educativo promueva una alfabetización audiovisual y multimedia?
Esa alfabetización está más vigente que nunca porque nunca ha habido tantas herramientas como ahora para plantear lo que Jean Cloutier denominó, en 1972, la era del emisor receptor. No podemos concebir una sociedad democrática en la que sus ciudadanos no se sientan protagonistas de los intercambios comunicativos. Aunque las administraciones sigan pensando en las aulas como compartimentos estancos, los niños y los jóvenes se bastan y se sobran para acceder a los contenidos que les brindan las tecnologías, pero hace falta acompañarlos en ese acceso.

.-¿Qué debe plantearse el profesorado para afrontar esa alfabetización?
El primer reto es poner en cuestión el trabajo en solitario de los maestros, ya no puede haber docentes aislados y malavenidos. Cada profesor puede ser bueno para hacer distintas cosas, ahora va a tener que trabajar en comunidades de aprendizaje y colaborativas, complementar sus saberes con los de otros profesores y trabajar con materiales diversos, sólo así podrá aprender de sus colegas y enseñar al alumnado a trabajar también de manera colaborativa. Hay profesores que son auténticos facilitadores, que podrían trabajar para el claustro en labores documentales y en sugerencias de aprovechamiento social, educativo y cultural.

.-¿Y el alumnado? Los cambios tecnológicos están afectando a sus modos de comunicarse.
Tenemos que aprovechar las inmensas posibilidades de las tecnologías digitales y actuar como facilitadores del aprendizaje de nuestro alumnado, porque no lo sabemos todo acerca de todo. Nuestra actitud debe cambiar, hemos de decirles que necesitamos aprender con ellos, que precisamos de sus habilidades para movernos juntos, en las aulas y en las redes.

.-Hay quien piensa que los jóvenes aprenden solos en los nuevos entornos virtuales. ¿Qué sentido tiene que el profesor enseñe unas competencias que supuestamente ya conocen?
Fuera de las aulas, es verdad que los jóvenes se mueven solos en los nuevos entornos y aprenden cosas que les sirven para la vida de maneras muy variadas.

.-¿Entonces?
De lo que se trata es de apuntar los cauces para que sean ellos mismos quienes nos cuenten qué es lo que creen que están aprendiendo y qué otras cosas intuyen que les falta aprender. Si no llegamos a ese pacto, si no nos convertimos en investigadores de las carencias y no los invitamos a ser protagonistas de los procesos de enseñanza y aprendizaje, seguiremos con un porcentaje elevadísimo de alumnado que querrá convertirse en una parte más del mobiliario del aula. A este respecto aconsejo el visionado de "Children Full of Life", un documento excepcional que está en YouTube.

.-Todo eso supone un cambio radical en los roles de unos y otros.
La alfabetización en las nuevas lectoescrituras con imágenes, con nuevos formato para las redes, los Ipods o los móviles, exige implicar a los jóvenes para que sean ellos mismos investigadores de sus propios consumos y productores de sus propias imágenes. El profesor ha de tener una visión mucho más modesta de hasta dónde puede llegar su labor, y poner a los estudiantes a trabajar, para que sean conscientes de su propia responsabilidad como usuarios competentes.

.-¿Qué se podría hacer?
Lo importante en un trabajo de proceso es dar la palabra a los estudiantes y averiguar quiénes son individualmente. Si no tienen incentivos para hablar, para escribir, para hacer sus propios trabajos de investigación, tendremos que plantearles que hagan sus propios blogs, que hablen de su propia biografía, emular lo que Freinet hacía con la imprenta escolar y adaptar esas propuestas a las posibilidades inmensas de la web y de los nuevos medios. Se trata de promover la expresión individual y de invitar a intercambios entre diferentes centros educativos a través de los hipermedios, la integración del audiovisual con las nuevas tecnologías.

.-¿Conoce propuestas que sean un referente en esa dirección?
Las mejores iniciativas han salido de profesores comprometidos que implican a otros colegas. Proyectos recientes, como el de Pantallas Sanas en Aragón o el Programa de formación en Asturias, integran la educación audiovisual en el contexto de la alfabetización digital, y son dos buenos ejemplos que ofrecen pautas útiles para profundizar en estos aspectos. Las instituciones deberían contar con ojeadores, como los clubes de fútbol, para aprender de las mejores prácticas y estimularlas.

.-¿Por qué no lo hacen?
Los informes Pisa dicen que el alumnado tiene bajas competencias en Matemáticas, en Lectoescritura y en el manejo de la Lengua y, ante la presión social, los gobiernos refuerzan esas áreas básicas, pero olvidan que los medios de comunicación apuestan por esa enseñanza y motivan a los chavales a que manejen mejor el lenguaje, a que se expresen con libertad.

.-Cuesta entender que esos planteamientos, que no son nuevos, sigan siendo postergados.
Hay mucha hipocresía. Lo más paradójico es la falta de perspectiva absoluta que manifiestan los responsables políticos. Da la sensación de que tienen que servir a los sectores más conservadores, que exigen más autoridad, más presencia de las áreas tradicionales y menos libertad para que los alumnos se expresen con los nuevos medios. Y es una trampa porque no estamos consiguiendo los aspectos más positivos que permitirían los medios: la vuelta al amor por la lectura o que las Matemáticas se pudieran impartir de un modo más lúdico.

.-Aprender disfrutando…
Acuérdate de que, cuando en Cataluña se empezó a incorporar la enseñanza de los medios, uno de los vídeos más valorados se titulaba "Les matemàtiques en el camp del Barça". Algunos años antes, una película de Walt Disney que tuvo mucho éxito, "Donald en el País de las matemáticas", enseñaba también el valor de las mátemáticas a través de personajes como el pato Donald o Mickey. Los medios audiovisuales contribuían a hacer más atractiva la enseñanza de las áreas básicas.

(Extracto de entrevista publicada en "Cuadernos de Pedagogía").

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