miércoles, 5 de mayo de 2010

*La flor de la honestidad

Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, antes debía casarse. Sabiendo esto, el príncipe decidió convocar a todas las muchachas solteras de la corte para ver cuál de ellas sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.

Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:

-¿Hija mía, qué vas a hacer allá? Las muchachas más hermosas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura.

Pero la hija respondió:

-No, madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz.

Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con sus deslumbrantes vestidos, con las más preciosas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío:

-Daré a cada una de vosotras una semilla. Aquella que me traiga la flor más hermosa dentro de seis meses será escogida por mí, esposa y futura emperatriz de China.

La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, ya fueran costumbres, amistades, relaciones, etc.

El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado.

Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.

En la hora señalada ella estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan admirable.

Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención.

Después de pasar por todas, una a una, el príncipe anunció su decisión: aquella linda y sencilla joven con su vaso vacío sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué el príncipe había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada.

Entonces, con calma el príncipe explicó:

-Esta joven fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles.

8 comentarios:

  1. Jesús Jaramillo 4ºA6 de mayo de 2010, 22:50

    Aquí se demuestra lo que puede llegar a hacer la gente sólo por dinero, fama...
    Yo si hubiera sido el príncipe hubiera elegido igual que él, algo sencillo, que te quiera, que te sepa escuchar y que esté ahí en los momentos más difíciles.
    También aparece en el texto un ejemplo de esperanza, quiere decirnos que aunque sepas que más o menos sabes que no lo vas a conseguir que por lo menos lo inténtes, aunque luego quede ahí solo porque la esperanza es lo último que se pierde.

    Un saludo, Carmen.

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  2. Hola Jesús:

    Creo que tu comentario señala lo más esencial del relato. Eso ya es meritorio. No obstante, siempre es posible desmenuzarlo un poco más. Es importante que a través del comentario entreveamos el texto al que hace referencia. Es como en la arqueología, que a través de un fémur o de una mandíbula es posible aproximarse a una imagén de la persona a la que pertenecía ese trozo de esqueleto: su constitución, su edad, género, la época en la que vivió, etc...

    Tu comentario, si lo detallamos un poco más, podría expresarse de este modo:

    Este cuento ensalza, en primer lugar, el valor de la honestidad, ya que el príncipe considera esta cualidad como “la más bella flor” y elige como futura esposa a la única muchacha que ha demostrado poseerla al no tratar de engañarle, como sí hicieron las otras pretendientes a ser princesas.

    También ensalza la virtud del verdadero amor, pues la sencilla muchacha, aún convencida de que no puede competir ni en riqueza ni en belleza con las otras muchachas, se conforma con poder estar por un momento cerca del hombre al que ama y del que está enamorado. Lo quiere sin esperar nada, y sobre todo, ni se le pasa por la cabeza conseguir su amor a través de un engaño.

    Finalmente, la perseverancia también queda realzada en el relato, pues la muchacha, a pesar de que sus esfuerzos por hacer brotar una flor de una semilla estéril no dan fruto, en ningún momento “tira la toalla” y al final se presenta frente al príncipe sin una flor que ofrecerle.

    Por tanto, la enseñanaza del cuento es que en toda tarea u objetivo en el que pongamos honestidad, amor altruista y perseverancia..., al final triunfaremos. Así es como lo cuenta el cuento, y en ese cuento creo yo.

    Coma ya he dicho, aunque con distintas palabras, tú has sacado las enseñanzas esenciales del relato, y por tanto tú comentario es muy acertado. Además, está muy correctamente redactado y únicamente con un sólo error ortográfico: “intentes” no lleva acento.

    Debo decirte, Jesús, que durante este curso has hecho un progreso muy importante, cosa que me alegra muchísimo. Has de seguir por esta línea porque pienso que tienes mucho que sacar dentro de ti. Así que ten confianza en ti mismo y no dejes de esforzarte; no tires la toalla nunca y tú mismo te sorprenderás de lo que irás consiguiendo. Además, eres un buen muchacho, y eso es una gran cualidad humana que has de conservar y seguir cultivando.

    Saludos.

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  3. Jesús Rodríguez Castillo13 de mayo de 2010, 17:47

    En este relato está todo comentado, solo añadiría una cosa. La madre intenta convencer a su hija de que no va a ser aceptada por el príncipe ya que provienen de clase baja y por lo tanto no tiene ninguna posibilidad.
    Todo esto cambia cuando ella cree en sí misma y a pesar de todo se presenta.

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  4. Buena puntualización, Jesús. Hay que creer en uno mismo, y no cerrarse las puertas de antemano.

    Saludos.

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  5. Adrian Blanco 4eso B25 de mayo de 2010, 15:58

    Aquí he comprobado que la gente por amor hace cualquier cosa ya que la madre no apostaba por su hija, ni siquiera la daba esperanza para ser la esposa. Pero la chica siguió adelante y consiguió su sueño. Y también enseña una cosa: que la esperanza es lo último que se pierde.

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  6. ¡Hola Adrian:

    Sí, por amor podemos hacer muchas cosas; pero no hay que confundirlo con la pasión, que aunque también nos empuja, a menudo nos ciega y nos pierde. El amor verdadero, en cambio, siempre nos guía bien, ya que es luz, aunque no siempre la vemos...

    Se dice y se repite constantemente que "la esperanza es lo último que se pierde". Pero cuando voy por la calle y observo los rostros de la gente, en muchos de ellos veo falta de esperanza, veo desilusión, veo escepticismo... y no sólo en la gente mayor, también en jóvenes. Y pienso que es una pena que "lo último que deberíamos perder" algunos lo pierdan tan pronto.

    Espero, Adrian, que tú siempre le eches coraje e ilusión a la vida y persigas tus sueños sin arrojar nunca la toalla...

    Un saludo... y estudia duro, que ya queda poco.

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  7. JAVIER GARCIA MARTIN28 de mayo de 2010, 16:10

    Aquí se demuestra como la gente podemos vendernos por tener una vida mejor y ser capaces de hacer cualquier cosa y la primera de ella es engañar y no ser honestos y sinceros con nosotros mismos, perdemos cualquier valor cuando hay algo material a mano.

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  8. Hola Javier:

    En efecto, en la naturaleza humana, imperfecta, pero moldeable, caben las virtudes, las pasiones, la ambición desmedida...y también el amor, la búsqueda de una cierta sabiduría.

    Y aunque en parte somos productos de un entorno social, cultural y, sobre todo, familiar, tenemos una parcela de libre albedrío que nos permite modificar ciertas tendencias y tomar decisiones.

    Este cuento -que tiene su moraleja- ensalza, entre otras cosas, las ventajas de una conducta honesta, empujada por un amor que sólo pretende darse, y lo hace contrastando tal actitud con las de las otras pretendientes que a través del engaño pretenden un objetivo de poder y riqueza...

    Por tanto, las personas podemos elegir cómo actuamos, y decidir si el fin justifica los medios. Todo cuento tiene diversas lecturas...

    De ti, Javier, el curso que viene espero una notable mejora en tu expresión escrita. Y un buen método para empezar a lograrlo es leer, leer y leer..., que es algo que, además, reporta placer y conocimiento.

    Un saludo.

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