.-Teóricamente, usted tendría que estar muerto.
Pues sí. Hace unos 25 años un médico pronosticó que mi vida sería corta. "Te quedan pocos meses de vida", me dijo. Y eso cambió mi existencia, fue un punto de inflexión. Puede que aquel episodio sea el trasfondo de mi libro.
.-En el primer párrafo dice que debemos pensar más en la muerte.
Todos vamos a morir, pero nadie sabe cuándo va a morir. Y evitamos mirar la realidad de la muerte. A mí me pasaba lo mismo, hasta que el doctor me dijo que mi vida no sería muy larga. Miré a la muerte, y fue un infierno. Pero, luchando con esa realidad durante un par de meses, encontré el sentido de la muerte. Y pasó algo muy especial durante este proceso.
.-¿Qué pasó, además de la condena a muerte?
Mi amigo íntimo murió en un accidente de tráfico. Hacía pocas semanas, cuando el doctor me anunció que me quedaba poco tiempo de vida, yo envidié mucho a mi amigo: él viviría más que yo, porque estaba sano. Pero no fue así. Incluso una persona joven y sana puede morir mañana. O sea, sólo tenemos el hoy.
.-¿En qué le cambió aquella experiencia?
Cambió radicalmente mi estilo de vida. Antes cada día me preocupaba por el futuro, o me recreaba demasiado en el pasado. No vivía el ahora.
.-¿Qué milagro sucedió para que sobreviviese?
Tenía un cáncer. Mi médico era tan pesimista sobre mi futuro que no fui a otro doctor, porque su pronóstico habría sido el mismo. Me fui a un monasterio budista zen. Mi estado era de profunda infelicidad. En el templo fui a ver al maestro, le conté mi enfermedad y lo que el doctor me había dicho. Yo esperaba unas palabras de consuelo, pero el maestro fue muy severo, aunque amable.
.-¿Qué le dijo?
"De acuerdo, vas a vivir hasta que te mueras". Fue un mensaje muy poderoso para mi mente y mi alma. Pensé que tenía razón. El doctor ya casi me había hecho morir, mi mente ya había muerto, y el mensaje del maestro me despertó. Y pensé: "Como no muero en este momento, voy a vivir mejor hasta el último momento de mi vida". Y esta es la razón por la que aún estoy aquí.
.-Afirma que todas las situaciones tienen algo bueno porque nos ayudan a crecer.
La vida está llena de acontecimientos dolorosos, pero lo importante es nuestra actitud mental. Lo importante no es lo que pasa en nuestra vida, sino cómo yo lo transformo en sentido. Todo lo que pasa en tu vida tiene un buen sentido, te lo creas o no. Este es el mensaje absoluto, sin discusión,
del budismo zen.
.-Si ahora le dijera que le queda un minuto de vida... ¿qué haría?
Diría: "Gracias por todo. Gracias por este día tan largo, un día de 57 años de vida. Ha sido un día bonito. Gracias incluso por lo doloroso. Lo he apreciado todo".
.-Dice que la vida es como escalar una montaña, y que lo más importante es tener un ideal.
Para mí un ideal no es un objetivo que debe ser conseguido, sino que se trata de tener un sueño o misión. El propósito último de la vida es vivir lo mejor que puedas en cada momento. Para conseguirlo, lo mejor es abrazar un ideal o un sueño.
.-¿Sin ego?
Nuestra vida muchas veces está dirigida por el pequeño ego. Se trata de extender este ego y hacerlo mayor, pensado en la comunidad. Sigues teniendo ego, pero es más grande. En el budismo zen, el maestro no te dice que abandones tu ego, porque sabe que es imposible. Pero haz crecer tu ego en el sentido más amplio. La madre Teresa tenía ego, pero su ego era muy grande, para abrazar a la humanidad.
.-¿Por qué no se quedó en el monasterio?
El fin último no es ir a un templo zen, sino practicar el zen cotidianamente, en este momento. Apreciar cada encuentro y cada cosa que sucede en tu vida. Un suceso de hoy te puede hacer infeliz, pero mañana te puedes recuperar y pensar que aquella experiencia tuvo un sentido.
.-¿En Barcelona ha visto mucha gente que vive el instante?
La gente de aquí parece disfrutar de la vida cotidiana, pero no sé si mi percepción es la correcta. En Japón, a causa de la crisis económica, la gente mira mucho hacia su interior y su pequeño mundo. Aquí se ve a la gente con más alegría. Lo que no sé es la profundidad de este estado en vuestras mentes.
.-Bueno, es difícil generalizar...
Sois más epicúreos, en general. En el budismo zen decimos: "Vive ahora y dale intensidad al hoy".
.-Pero en Japón cada vez están más occidentalizados.
Este es el problema. Tenemos grandes tradiciones religiosas que están completamente olvidadas.
Yo estoy de acuerdo con el texto por una parte, pero por otra no, me explico:
ResponderEliminarPienso que lleva razón en que cada día lo tenemos que vivir como si fuese el último. Porque en cualquier momento puedes morir y si no lo has disfrutado no tendrás otra oportunidad.
Yo no estoy de acuerdo en que hay que pensar continuamente en la muerte, porque si no acabas amargado, sin felicidad, y yo creo que casi hasta sin ganas de vivir.
Conclusión:Hay que disfrutar más el día a día, que yo creo que no lo disfrutamos al 100 por 100.
Un saludo Carmen.
Hola Jesús:
ResponderEliminarEn el texto no dice que haya que pensar continuamente en la muerte. Hacerlo sería enfermizo y hasta mortal. Lo que el texto nos dice es más simple y esperanzador: sabiendo que somos mortales, y que en cualquier momento podemos morir, hay que vivir el presente, día a día, agradeciendo y gozando del milagro de la vida.
Jesús, no todos los textos son fáciles de entender. Por esto, mi consejo es que, antes de pronunciarte, si encuentras algo que no te cuadra, releas el texto una o las veces que haga falta. No siempre un texto se entiende a la primera. Hay que ser autoexigente con uno mismo, exprimir el cerebro un poco más.
En cualquier caso, tu convicción de que hay que vivir la vida sin el peso de que un día u otro moriremos es muy cierto. Pero insisto en que al analizar un texto, lo hagas con la mayor atención. No te conformes con tu primera impresión, ¿vale?
Venga, Jesús, un abrazo,
Hola Carmen:
ResponderEliminarNo se trata de obsesionarte con la muerte, sino que hay que tener en cuenta que cada día que vivimos puede ser el ultimo, de ahí, el aprovechar al máximo la vida, las oportunidades y buscar algo positivo de cada situación.
El cuerpo está estrechamente relacionado con la mente. Por ello es muy importante, en caso de este tipo de enfermedades, mantenerse positivo y con esperanza. Y aquí juega un papel muy importante el medico, ya que tiene que transmitir eso mismo al paciente.
Todas las personas vivimos sabiendo que somos mortales, por lo cual la muerte puede ser algo inesperado. La verdad es que cambia un poco tu vida al saber el tiempo de vida que te queda por vivir aproximadamente cuando te lo dice el medico, creo. Buscando algo positivo de esto, se podría decir que tú sabes el tiempo aproximado del que dispones, pero la persona que tienes a tu lado y que esta sana puede morir antes que tú. Pero sentirás un agobio en tu interior pensando en todo aquello que quisieras hacer y no tienes tiempo de hacerlo, por eso es importante vivir ese tiempo con normalidad y disfrutando, sin dejar de hacer lo deseado, en la medida de lo posible. La medicina avanza cada día.
Con un a palabra se puede matar y con una palabra se puede curar, la medicina del Tíbet es una forma de vivir y también de pensar. El budismo enseña a practicar la resignación ante el mal y la indiferencia ante el mundo, para evitar el sufrimiento y el apego a lo mundano. El budismo más que una religión es una moral que enseña un tipo de conducta con el fin de llegar a tener una vida feliz. Los monjes del Tíbet son conocedores de los secretos de la naturaleza y de sabiduría. Una de las principales formas de tratamiento, consiste en la movilización de las fuerzas internas del cuerpo. Los sabios del Tíbet confirman que no existe una enfermedad incurable si no que existen personas incurables. Las personas cada vez se distancian más de la naturaleza y de la religión. Por causas de la rutina diaria, de los problemas, la sociedad, la moda y así pierden la alegría del momento de la vida. Lo importante es extraer emociones positivas de cada hecho y llenarte de energía de la tierra y el cosmos. Hacer el bien y tener pensamientos positivos es muy importante.
No estaría mal que se combinara la medicina de hoy en día con la antigua y sabia medicina del oriente.
Un saludo.
¡Excelente comentario, Mavile!
ResponderEliminarSiempre aportas algo más al texto, además de comentarlo con criterio.
Tienes mucha razón al decir que mente y cuerpo están estrechamente interconectados, de tal modo que por un pensar negativo constante acabamos enfermando el cuerpo. De igual modo, una mente sana favorece la buena salud de nuestro cuerpo. Por tanto, es muy importante lograr una buena armonía entre nuestro modo de pensar y nuestro modo de vivir.
También es verdadero el poder que le otorgas a la palabra: es cierto que una palabra nos puede sanar o nos puede enfermar, o hasta incluso matar.
Finalmente, tu reflexión sobre el budismo es muy interesante y, además, sencilla de entender. Aquí en Occidente, al desligarnos de la madre Naturaleza hemos perdido el sentido íntimo de la religión, que no es otro que el de unión con el todo. Y así no va...
Bueno, Mavile, gracias por tu aportación, siempre generosa y enriquecedora...
Un abrazo.