martes, 25 de mayo de 2010

*El éxito es ganarse el autorrespeto

"Tengo 84 años. Nací en Boston y vivo en Nueva York. Estoy viudo, tengo novia. Estoy a favor de la libertad de pensamiento. Ningún gobierno debe decirnos cómo vivir. Nací judío y estoy orgulloso, pero no voy a la sinagoga, no creo en las religiones".

George Wein, pianista, productor y empresario de referencia en el mundo del jazz es pura vida. Antes de su actuación nos reunimos para hablar de todo menos de música, y le encantó la idea. Hablamos de aquel muchacho de 13 años que montó una banda de jazz en el garaje de casa, que se enamoró a los 20 años de una joven afroamericana, de su night-club de Boston. Después de oírlo tocar descubrí su fuerza: jazz y más jazz: "Celebraré mi 85 cumpleaños tocando una semana en el Lincoln Center".

.-Cuál ha sido el día más feliz de su vida?
Todos los días de los 46 años que estuve casado con mi esposa. La decisión de mi vida.

.-Y eso que parecía una elección problemática...

Sí, por el hecho de casarnos, ella negra y yo blanco, nos podían meter en prisión en 25 estados de Norteamérica. Pero no soy un rebelde, pienso que tengo derecho a vivir la vida a mi manera y que se me respete.

.-¿Qué opinó su familia?

Que esa decisión podía arruinarme la vida. Acabaron amándola locamente.

.-¿Ha vivido el racismo?
Descubrí el antisemitismo en el ejército. Pero Joyce y yo solo estábamos interesados en nuestros amigos, no en nuestros enemigos.

.-¿Y en el mundo del jazz?
Hubo un resentimiento natural por el hecho de que yo era un productor judío blanco y ellos músicos afroamericanos que tenían que vivir del dinero que yo les pagaba. Pero a medida que me ganaba su confianza, ese resentimiento fue desapareciendo.

.-¿No tuvo problemas en el sur?
Pese a que transgredía las normas, por dedicarme a la música negra y a mi matrimonio mixto, acabaron dándome las llaves de muchas ciudades del sur, las mismas que años atrás me hubieran metido en prisión.

.-¿Cómo vivió el nazismo?
Durante la guerra serví en Europa, cuando cayó Hitler estaba en Alemania. Odié cada minuto que estuve en el ejército, pero cuando terminó me sentí satisfecho de haber pasado por todo ello, porque allí todos éramos iguales. No hacer distinciones entre las personas por su posición social, su origen o su raza me ha servido el resto de mi vida.

.-Imagino que durante la guerra debió pasar por momentos muy tristes.
Lo más triste de toda mi vida ha sido la muerte de mi mujer. Y soy muy afortunado, porque ahora tengo una compañera que viaja conmigo. Siempre he sido un superviviente. No me canso de repetir que no importan cuán mal vayan las cosas, hay que tener esperanza. Yo me he arruinado muchas veces.

.-¿Qué ha sido lo difícil?
Darme cuenta de que no era tan inteligente como pensaba. Fue entonces cuando empecé a crecer y a respetar a los otros.

.-¿Cuál ha sido su objetivo?
Precisamente el respeto. Una mujer decente no se casaba con un músico de jazz, y yo era hijo de un médico de clase media.

.-Es usted un hombre de ideas propias.
Y he acabado siendo muy feliz y consiguiendo el respeto que merecen el jazz. Mi familia siempre me apoyó, amaban la música.

.-¿Cuándo comenzó a sentirse seguro económicamente?
Cuando atraje el patrocinio a los festivales de jazz, a los 50 años. Pero me he gastado lo ganado montando giras por Europa para poder ir a buenos restaurantes.

.-Los músicos, ¿son difíciles de tratar?
Durante la lucha por los derechos civiles, los músicos jóvenes como Miles Davis y Max Roach eran gente difícil y la única manera de trabajar con ellos era ganándote su confianza.

.-¿Cómo lo consiguió?
Lo primero que tienes que hacer para ganarte su respeto es pagarles (muchos promotores no lo hacían). Y has de ser tú mismo.

.-Todos los presidentes de EE. UU. le han invitado a la Casa Blanca.
He evitado a los republicanos. Lioner Hampton tenía que tocar en la Casa Blanca y yo organicé el concierto. Todo el mundo estaba en fila para saludar al presidente Ronald Reagan. Yo, como no quería saludarlo, me puse en la cola del bufet, y resultó que era la cola para saludar a Nancy Reagan.

.-La diplomacia es un don.
En los negocios siempre hay gente que quiere atacarte; cuando lo han hecho, mi reacción ha sido llamarles y proponerles hacer algo juntos. No sabían cómo reaccionar, los confundía y acababan convirtiéndose en mis amigos. Y eso es algo válido para todas las relaciones.

.-¿Tender la mano?
Cuando fui a Nueva Orleans por primera vez, en 1962, era una ciudad segregada. Me llamaron para que organizara el festival de jazz. Estuvimos tres horas intentando darle la vuelta a sus leyes, imposible, pero en ningún momento les dije lo estúpidos que eran manteniendo esas leyes racistas.

.-¿Y qué ocurrió?
Dos años después se firmó la carta de los derechos civiles y me volvieron a llamar, pero entonces me dijeron que era un poco embarazoso para el alcalde que estuviera casado con un negra. Tampoco me enfadé.

.-¿Y?
Pasados dos años más volvieron a llamarme. "Sigo casado con la misma mujer", les advertí. "Ahora ya está bien", dijeron, y creé el New Orleans Jazz and Heritage Festival, el festival más grande del mundo. Si me hubiera enfadado, no me hubieran vuelto a llamar.

.-Eso es inteligencia emocional.
¿Sabe lo que es el éxito? Tener 84 años y estar haciendo lo que hago. Estar aquí en Barcelona con usted que me está entrevistando porque se supone que soy un tipo interesante. Me estoy divirtiendo, no he venido aquí a ganar dinero.

.-¿Me está diciendo que el éxito no tiene nada que ver con el dinero?
El dinero es necesario, pero el verdadero éxito es ganarse el autorrespeto.

(Entrevista publicada en "La Contra" de La Vanguardia).

4 comentarios:

  1. José Ignacio Hervás 4º C25 de mayo de 2010, 22:16

    Hola Carmen! yo opino que para tener éxito con la gente es indispensable que te respeten, al menos un mínimo, el problema es que nadie te va a respetar si tu no te respetas primero.
    Una buena relación amistosa es aquella en la que ninguno ataca al otro, esto dice que debe de haber respeto, pero si nos están atacanado como en el caso de George Wein en los negocios, ¿como vas a hacerte amigo de alguien que te está atacando? ¿no deberías primero hacer que te respete y después tratar de ser amigo suyo?
    Esa es la única parte del texto que no me queda clara, un saludo!

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  2. Hola José Ignacio:

    Es verdad que si tú no te respetas a ti mismo, dificilmente te respetarán. Por otro lado, tú puedes respetarte y no lograr el respeto de los demás, ya sea por envidia, por intereses antagónicos, creencias contrarias a las admitidas socialmente... por mil razones.

    A veces una persona logra el respeto de los otros, una vez ya muerto, como, por ejemplo, Van Gogh, que en vida fue tildado de loco y miserable y hoy es admirado por todo el mundo.

    El único respeto que podemos conseguir seguro es el autorrespeto: actuar según nuestras creencia y valores, no dañar voluntariamente a los otros, disculparse cuando nos equivocamos, ser honesto con nosotros mismos y con los demás, etc...

    El respeto de los otros nos lo pueden dar o no, pero no lo podemos exigir ; es como el amor: podemos amar a alguien y no ser correspondidos.

    Otra cosa es ese “respeto” que logramos porque somos más fuertes, porque tenemos mayor influencia o poder..., pero eso no es respeto, aunque se lo llame así, sino temor.

    Por esto, el verdadero éxito en la vida (y es algo muy difícil de lograr) es el autorrespeto: saber que siempre hemos intentado ser honestos, dar lo mejor de nosotros mismos, no traicionarnos, ser humildes y admitir nuestros errores, tratar de ser mejores sin perder la humildad...

    Una aclaración: en el texto, el músico de jazz se respetó a sí mismo al no renegar de su amor por una afroamericana (que en aquel tiempo, por el color de su piel, era una persona que los blancos despreciaban) aunque esto le impidiera triunfar profesionalmente como músico. Tampoco se enfadó con los que pensaban así; todo el mundo lo hacía. No era nada personal contra él. Tuvo paciencia, busco trabajo en ambientes donde la música de los negros era bien recibida, y cuando los tiempos cambiaron, lo llamaron porque con su actitud inteligente y comprensiva no se había cerrado ninguna puerta.

    Su éxito personal fue ser fiel a sí mismo, a sus creencia y sentimientos: eso es autorrespeto. Y al final tuvo su premio: fue feliz con la mujer a la que amaba, fue feliz consigo mismo por no traicionarse, y fue feliz porque logró triunfar en su profesión, que era también su vocación.

    Pienso que si hubiera traicionado a su amor por triunfar en el mundo de la música, al final habría fracasado en todo, porque no habría sido feliz.

    Sobre la cuestión que no te queda clara: ten en cuenta que la relación de este músico con los promotores que no entendían que estuviera casado con una mujer de color y por ello le denegaban trabajo, no era de amistad, sino de negocios. Y, como ya he dicho, él nunca vivió aquelló como una falta de respeto personal, sino como una situación racial de la época. Por esto, al no hacer de aquella situación algo personal, luego lo llamaron... y triunfó. No necesitó usar el resentimiento por no haberse sentido respetado. Siempre supo que el único respeto realmente importante es el que nos damos a nosotros mismos.

    Bueno, espero haberte aclarado un poco la cuestión, José Ignacio.

    Un cordial saludo.

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  3. José Ignacio Hervás Díaz 4º C3 de junio de 2010, 18:29

    me has aclarado mucho Camrmen, coincido contigo en lo de que el verdadero éxito de la vida es respetarse a uno mismo, pero no estoy seguro de que todo el mundo pueda hacerlo porque para respetar tus acciones y tus obras, primero debes saber que estás obrando bien y haciendo lo correcto ¿no crees? y para eso hay que ser sabio y saber pensar y hay mucha gente que no piensa en lo que hace y que por lo tanto, están equivocadas, en ese caso ¿deberían respetar sus obras, aún estando equivocados?

    Un saludo!

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  4. José Ignacio,

    para distinguir entre el bien y el mal no es necesario ser un sabio. Tenemos una conciencia que nos guía, recibimos una educación básica sobre las acciones quue son éticas y las que no lo son. Asímismo, la necesidad de amar y ser amados que sentimos todos los seres humano es también una luz que nos ayuda a comprender la bondad de nuestros actos...

    Claro está que hay personas que no distinguen el bien del mal; son personas con algún trastorno grave del entendimiento o de la personalidad. Pero en general, las personas sabemos cuándo somos sinceros con nosotros mismos y con nuestros valores, y cuándo claudicamos y nos vendemos por "un plato de lentejas", o por cobardía, o por lo que sea...

    No, para autorrespetarse no es necesario llegar a ser un sabio, o una persona socialmente importante. Basta con escuchar esa voz interior que siempre nos habla y que muchas veces no queremos escuchar.

    Pero en fin, aquí lo importante es si tú has comprendido qué significa eso de autorrespetarse (y ya veo que sí), y a partir de esto, te toca tomar tus propias decisiones... pues existe el libre albedrío, y uno puede decidir dejarse arrastrar por la corriente de la vida, o echarle coraje al irremediable hecho de existir.

    Como decía Sartre, estamos condenados a ser libres. Esta frase puede entenderse como que, queramos o no, estamos condenados a decidir sobre nuestros actos, y no existe escapatoria puesto que no decidir es también una decisión.

    Un saludo, José Ignacio.

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