martes, 18 de mayo de 2010

*El picador de piedras

Cuenta la leyenda que un humilde picador de piedras vivía resignado en su pobreza, aunque siempre anhelaba convertirse en un hombre rico y poderoso.

Un buen día expresó en voz alta su deseo y cuál fue su sorpresa cuando vio que éste se había hecho realidad: se había convertido en un rico mercader.

Esto le hizo muy feliz hasta el día que conoció a un hombre aún más rico y poderoso que él. Entonces pidió ser el hombre más rico y poderoso de todos y su deseo le fue también concedido.
Al poco tiempo se cercioró de que debido a su condición se había creado muchos enemigos y sintió miedo.

Cuando vio cómo un feroz samurai resolvía las divergencias con sus enemigos, pensó que el manejo magistral de un arte de combate le garantizaría la paz y la indestructibilidad. Así que quiso convertirse en un respetado samurai y así fue.

Sin embargo, aún siendo un temido guerrero, sus enemigos habían aumentado en número y peligrosidad.
Un día se sorprendió mirando al sol desde la seguridad de la ventana de su casa y pensó: "él sí que es superior, ya que nadie puede hacerle daño y siempre está por encima de todas las cosas. ¡Quiero ser el sol !".
Cuando logró su propósito, tuvo la mala suerte de que una nube se interpuso en su camino entorpeciendo su visión y pensó que la nube era realmente poderosa y así era como realmente le gustaría ser.

Así, se convirtió en nube, pero al ver cómo el viento le arrastraba con su fuerza, la desilusión fue insoportable. Entonces decidió que quería ser viento. Cuando fue viento, observó que aunque soplaba con gran fuerza a una roca, ésta no se movía y pensó: "¡ella sí que es realmente fuerte: quiero ser una roca!".
Al convertirse en roca se sintió invencible porque creía que no existía nada más fuerte que él en todo el universo.

Pero cuál fue su sorpresa al ver que apareció un sencillo pedrero que tallaba la roca y empezaba a darle la forma que quería pese a su contraria voluntad.

Esto le hizo reflexionar y le llevó a pensar que, en definitiva, su condición inicial no era tan mala y que deseaba de nuevo volver a ser el humilde picador de piedras que había sido en un principio.

2 comentarios:

  1. Tamara García Copado 1ºBachillerato CC.SS.20 de octubre de 2010, 22:25

    Curiosa historia.

    ¡Qué sencilla es la vida y cómo nos complicamos!

    Nunca estamos conformes con nada, siempre queremos más y más y mucho más, pero,¿es eso lo mejor? cuando posees todo o lo que crees que es todo te das cuenta de que te falta algo, pues las pequeñas cosas, como para este hombre ser un humilde picador de piedras, son las cosas que realmente nos llenan, ¿para qué queremos un Ferrari, para qué queremos un yate, una mansión o un palacio, si luego no nos hace feliz?
    Vive conforme con lo que tienes, see ambicioso, pero en su justa medida,de forma que desees crecer como persona, pero sólo como tal, porque el dinero y las cosas materiales no dan la felicidad.

    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Tamara:

    El contenido de tu comentario lo encuentro lleno de sensatez y muy sabio en su esencia. En este aspecto, sólo puedo felicitarte.

    Mi pequeña penita contigo es que descuidas un poquito el aspecto formal del escrito, es decir, aquello que pertenece al terreno gramatical.

    Por esto, hoy mi corrección se basará en reproducir totalmente tu comentario, pero de forma correcta, para que tú misma compares ambos y saques tus conclusiones. Aquí va tu comentario, ya repasado:

    Curiosa historia. ¡Qué sencilla es la vida, y cómo nos la complicamos!

    Nunca estamos conformes con nada, siempre queremos más y más y mucho más, pero, ¿es eso lo mejor?

    Cuando posees todo, o lo que crees que es todo, te das cuenta de que te falta algo, pues las pequeñas cosas -como para este hombre ser un humilde picador de piedras- son las que realmente nos llenan.

    ¿Para qué queremos un Ferrari, para qué queremos un yate, una mansión o un palacio, si luego no nos hace felices?

    Vive conforme con lo que tienes, se ambicioso, pero en su justa medida, de forma que desees crecer como persona, pero sólo como tal, porque el dinero y las cosas materiales no dan la felicidad.

    Bien, Tamara, con esto, lo que trato de indicarte es que debemos procurar unir lo ético con lo estético, y que a un buen fondo le corresponde una buena forma. ¿Harás el esfuerzo que te pido?

    Un saludo, Tamara.

    ResponderEliminar