sábado, 9 de enero de 2010

Conchita (cantautora madrileña)



Quisiera escribirte algo bonito, bonito de verdad
pero se trata de despedirme y se me dá muy mal.
Quisiera escribirte algo sencillo, en realidad,
pero se trata de despedirme de alguien que no tuve jamás.

Y dime...
qué dicifíl es intentarse olvidar
de algo que nunca tuvo lugar.
Y qué difícil es dejar de imaginar.

Y qué difícil es intentarse alejar.
Quisiera encontrar algún final que no...
no sonara tan mal.

Difícil escribir algo bonito, se trata de un final.
No acabaré con un te quiero, no me dió tiempo a llegar.
Difícil escribir algo sencillo, en realidad,
que se hace algo cuesta arriba darse la vuelta y echar a andar.

Y dime...
qué difícil es intentarse olvidar
de algo que nunca tuvo lugar.
Y qué difícil es dejar de imaginar.

Y qué difícil es intentarse alejar.
Quisiera encontrar algún final que no...
no sonara tan mal.

Y antes de olvidarme, y antes de alejarme,
y antes de marcharme y que todo se acabe,
yo sólo quería haberte escrito algo bonito...
algo bonito de verdad.

Qué difícil es intentarse alejar.
Quisiera encontrar algún final que no...
no acabara tan mal.

Conchita, aunque nacida en Finlandia en 1980, se considera madrileña de corazón. Ella misma nos explica cómo siente su música:

"Mis canciones son retales de mi vida. Algunas hablan de mí, otras son historias que veo a mi alrededor", dice Conchita, una cantante y compositora enigmática y sensible que bajo una aparente capa de ingenuidad, atrapa y seduce en la sutil tela de araña que teje con sus canciones.

Minimalista, tierna y con un punto naïf, Conchita es frágil y enérgica en su voz; dulce y con un poso amargo en sus letras; con una sensibilidad especial y con una inspiración como compositora difícil de encontrar. Con un punto impredecible muy de agradecer. Siempre original en su manera de componer, de hacer caminar las melodías.

"Me regalaron una guitarra y empecé a componer. Sin ninguna razón especial. Tampoco la buscaba. Simplemente salió", dice Conchita.

"Al principio todo es un poco difícil, pero también tienes mucha ilusión. Empecé a tocar en El Búho Real [un pequeño local de Madrid, emblemático para los nuevos artistas] y fue bonito. Conoces a gente que tiene el mismo sueño que tú".

"Creo que lo que hago es bastante sencillo, sobre todo las letras. Intento contar las cosas de una manera fácil, para que cualquiera se pueda sentir identificado. Son canciones de todos los días, que explican situaciones que le pueden haber pasado a cualquiera. Muchas son autobiográficas pero procuro no contarlas de una manera demasiado subjetiva”.

"No sé donde llegaré. Por el momento he cumplido un sueño, que no es poco. Sólo sé que me gustaría poder dedicarme a esto, vivir la música".

Discografía: .-"Nada más" (2007)
.-"4.000 palabras" (2009)

6 comentarios:

  1. silvia moreno 4 eso a13 de enero de 2010, 22:11

    Preciosa esta canción. Muestra una de tantas otras experiencias, por las que a veces en la vida hemos pasado, un amor al que hemos querido mucho, pero por ocasiones de la vida no le hemos tenido.
    Aparte de lo impresionante que es la canción, su manera de vivir la música es fascinante. Vivir un sueño que deseabas hace mucho tiempo, alegrarte y sacarle provecho.

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  2. Sí, Silvia, hay que tratar de hacer realidad los sueños. No hay mayor felicidad que poder dedicarte a lo que realmente te apasiona, y encima vivir de ello. Y todos tenemos algún sueño. Pero no basta con tener un sueño; también hay que tener el coraje de apostar por él.

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  3. Tienes toda la razón.
    Muchas veces en la vida, tenemos un sueño, que deseamos con mucha fuerza tenerlo, pero por miedo a no poder conseguirle no apostamos por él.
    Y realmente si de verdad quieres conseguirle tienes que afrontar el miedo y lanzarte a por el sueño que deseas.

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  4. Así es, Silvia. Pero saberlo es una cosa, y dar el paso, otra.

    Hay que escucharse, y saber cuándo es el momento de afrontar las cosas. Aquí, la virtud de la que habla Aristóteles resulta de gran ayuda. El coraje que no va unido al buen juicio, es temeridad. Y la temeridad, es un exceso, y, por tanto, no es una virtud.

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  5. Está claro que la temeridad no es una virtud, pero existe en la mayoría de las ocasiones. Eso nos prohibe de muchas cosas que, en algún momento deseamos hacer.

    Pero para aprender a eliminar toda la temeridad y poder tener un buen juicio, es necesario que antes tropecemos con alguna piedra, para poder aprender a resolver nuestros propies errores y así ir aprendiendo a escucharnos.

    Una persona no se forma de la noche a la mañana, ya que es un continuo aprendizaje, y eso lo tengo en cuenta siempre.

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  6. Mucha razón tienes, Silvia. Nadie puede andar por ti tu propio camino. Así que camínalo con confianza y mide, según tu juicio, tus propios riesgos, que quien nada arriesga, nada gana y todo pierde. El riesgo y la sensatez no son enemigos, sino compañeros de un vital viaje.

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