sábado, 9 de enero de 2010

*Libertad es actuar de acuerdo con tu conciencia

Ivan Klíma, dramaturgo y escritor de 78 años. Su obra estuvo prohibida en Praga durante veinte años, donde, a pesar de todo, sigue viviendo.

"Creo que el político debe velar por el bien del ciudadano, luego por el del partido y finalmente por el propio, pero suele ser al revés. Pensar que la única dimensión es la humana es una actitud antropocéntrica, pero no creo en inmortalidades".

.-¿Cuándo oyó por primera vez la palabra judío?
Al comienzo de la guerra. Mis padres rechazaban la religión y la identidad judía.

¿Los acontecimientos hicieron que se identificara con esa palabra?
Me pusieron la estrella de David y día a día las prohibiciones fueron aumentando. Yo me encerré en casa. No paraba de leer.

.-Luego perdió su nombre.
Sí, en el campo de Terezine me convertí en L54. Allí sólo piensas en cómo conseguir comida, en sobrevivir. Te mueves por sentimientos primarios. Pero salí queriendo contarlo.

.-¿Qué significa vivir con la presencia constante de la muerte?
Uno se acostumbra. Y no vivo marcado.

.-¿Y qué poso deja?
Después de la guerra temía acercarme demasiado a otra persona por miedo a que desapareciera.

.-A los 14 fue libre, pero por poco tiempo.
A pesar de los horrores de la época comunista, no se pueden comparar con los nazis.

.-El bien y el mal, ¿dónde está la frontera?
Esta pregunta da para una tesis. La frontera está en ese momento en que uno le hace daño a otro. La cuestión es que en el amplio abanico del mal, un estadio te lleva a otro. El mal es progresivo. Muchos nazis y comunistas empezaron con un mal menor y acabaron asesinos.

.-El mismo policía que le interrogó en los setenta va hoy a sus conferencias.
Un coronel muy correcto, con el que coincidí en la asociación de lucha contra el nazismo, de la única que no me echaron cuando prohibieron mis libros. Mi mujer se negó a darle la mano, yo se la di porque creo que la gente debe perdonarse... Es muy mayor, está cojo.

.-Igual eso es el mal, acostumbrarse a lo moralmente indecente.
Tiene razón, uno debe guardarse de acostumbrarse a la inmoralidad cotidiana.

.-Usted pasó de dramaturgo de éxito a basurero.
Trabajaba en el nivel más bajo de un hospital, limpiando sangre y recogiendo vendas, pero creo que voy a decepcionarla un poco…

.-Inténtelo.
No he desempeñado esos trabajos tanto tiempo como para sufrir una depresión y tampoco fue una necesidad. Simplemente, necesitaba trabajar un determinado número de horas para tener derecho a la pensión. Durante esos veinte años en que mis obras estaban prohibidas, vivía de lo que publicaba en el extranjero.

.-Entiendo.
Me habían prohibido desempeñar cualquier trabajo intelectual, me echaron de todas partes, me retiraron el permiso de conducir y el pasaporte, me cortaron el teléfono. Paradójico, porque tenía todo el tiempo del mundo para dedicarme a mi trabajo de escritor.

.-¿Sabía adónde le llevarían sus reclamaciones contra la censura dentro de su propio partido?
No fui el único, pero quizá el más valiente. Y probablemente esté relacionado con mi experiencia de la guerra, es decir, vivir con miedo. Pensaba que ya no me podía pasar nada peor.

.-Salió de un régimen represor para meterse en otro.
A mi generación nos costó darnos cuenta de que el comunismo era una utopía monstruosa, una mentira total. El bombardeo propagandístico era enorme. Recuerdo a un amigo que se echó a llorar cuando murió Lenin.

.-Usted no tardó mucho en abrir los ojos.
Cuando arrestaron a mi padre, en 1953, empecé a publicar artículos que despertaron importantes críticas de los funcionarios del partido.

.-¿Cómo le afectó que su obra estuviera prohibida en su país?
La gente nos agradecía nuestra lucha por la libertad. Ninguno de nosotros, debido a aquellas épocas duras, hemos tenido conflicto generacional con nuestros hijos.

.-Años escribiendo sobre responsabilidad, amor e infidelidad, ¿cuál es su conclusión?
Uno vive feliz con su mujer, sus hijos, y de repente puede conocer a otra persona y enamorarse. Le ocurrió a mi mujer, y después, a mí. He llegado a la conclusión de que uno debe luchar por mantener la unión.

.-¿Por qué?
La familia es la piedra angular de la sociedad, su destrucción amenaza con desintegrar la sociedad. Además, creo que tenemos una responsabilidad hacia las personas que amamos. Eso parece lo esencial. Estoy feliz de seguir con mi mujer, las crisis nos han fortalecido. Los amigos que han vuelto a casarse han repetido la historia, son infelices y se han alejado de sus hijos.

.-¿En qué consiste la libertad?
En comportarte de acuerdo con tu conciencia. No te la da el dinero ni la fama, sino eso de lo que hablábamos al principio: la posibilidad de elegir el mal o elegir el bien.

.-Ha visto usted quemarse mucha basura.
Llevaba la basura a un enorme incinerador: vendas ensangrentadas, gasas llenas de pus, pelos, andrajos, algodones, plásticos. Una vez la basura no llegó a quemarse, una corriente la levantó por el aire y la basura se posó en los arboles y entró por la ventanas… Entendí que la basura siempre vuelve. Pero yo soy un observador, veo imágenes y las utilizo.

.-¿Fríamente?
Mi mujer dice que los escritores somos vampiros que vampirizan los destinos humanos.

.-Y el mal, ¿puede desaparecer?
Sólo si desaparece la humanidad.

4 comentarios:

  1. José Hervás 1º Bachiller6 de noviembre de 2010, 11:39

    Hola, Carmen:

    Realmente este hombre me parece admirable, mientras leía el texto he ido recapitulando todas las terribles experiencias que él menciona haber pasado, (fue encerrado en un campo de concentración, le quitaron hasta su nombre, vivía viendo morir a todo el que le rodeaba, le echaron de todas partes, le retiraron el permiso de conducir y el pasaporte, le cortaron el teléfono...) y no solamente las afronta con buena cara y coraje, ¡sino que además encuentra hasta en las situaciones más terribles cosas buenas!.

    Y, dejando a un lado mi opinión personal sobre Ivan, me parece interesante la idea de la libertad (4ª pregunta empezando por el final). ¿Hasta qué punto la conciencia es libre?, la definición de conciencia según el diccionario es: "capacidad para distinguir entre el bien y el mal a partir de la cual se pueden juzgar los comportamientos", pero ¿cómo se ha formado ese conocimiento?, es posible que, en parte, este conjunto de conocimientos sobre lo que está bien y lo que está mal esté influenciado por la sociedad del momento, porque, ¿quiénes son las primeras personas que nos hablan de lo que está bien o lo que está mal? nuestros padres. Si nos dicen de pequeños que robar (por ejemplo) está mal y punto, nos están imponiendo su conciencia, ¿no crees?. Y, a partir de este hilo, se me forman nuevas cuestiones: ¿cómo de libre es nuestra conciencia?, ¿cómo de fiable es nuestra conciencia?...

    Un saludo y que pases buen fin de semana.

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  2. Hola, José:

    La conciencia es libre siempre, José, porque nadie, excepto tú mismo, puede cambiarla; eso no quita que en la formación de tu conciencia estén presentes todas las cosas que te han enseñado.

    A medida que te hagas mayor, desecharás todas aquellas influencias que consideres que no son adecuadas y te irás quedando con las que te convenzan.

    Pensar por uno mismo es un proceso que nos lleva toda la vida, y en este camino íntimo estás solo. Aprenderás a distinguir el mal del bien cuando, después de haber actuado, llegues a la conclusión de que tu comportamiento fue sincero, honesto y desinteresado.

    Esto va unido a crecer en el amor, el amor de verdad, que no sólo busca tu propio bien, sino también el de los otros.

    Para mí, conciencia y amor van unidos, porque aunque cumplas la ley moral, si hacerlo no te une a los otros, ¿no crees que falta algo? Cumplir con el deber sin complementarlo con la compasión, el perdón, la compresión y la ayuda a los demás se me hace algo frío y triste.

    Observación ortográfica:

    Detrás de un interrogante que cierra una frase, puede ir una coma, o un punto y coma, pero nunca un punto seguido, ni aparte.

    - ¿no crees?. (¿no crees?)

    Un saludo.

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  3. Jesús Jaramillo Martínez 1º Bachillerato Ciencias23 de abril de 2011, 21:51

    Hola Carmen:

    Cuando he terminado de leer el texto, me he quedado casi con la boca abierta, porque me he puesto por un momento en su situación, y pienso que personas que puedan superar lo que le ocurrió a este señor hay pocas.
    Y también era una persona valiente y que siempre iba de cara. Es impresionante la capacidad que tienen algunas personas para perdonar, para luchar, las ganas que tienen de vivir aunque les haya pasado de todo... Yo tengo cierta envidia al ver que hay estas personas tan "GRANDES".
    Aunque prefiero que las haya antes de que no las haya, porque así los demás podríamos copiar algo de estas personas.

    Un saludo Carmen.

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  4. Hola, Jesús:

    Estoy de acuerdo contigo en que necesitamos personas ejemplares, no para copiar su actitud frente a la vida, sino para encontrar dentro de nosotros mismos esa fuerza y esa grandeza de espíritu que todos los seres humanos podemos llegar a alcanzar si damos a nuestra vida un sentido verdadero y comprometido con el amor y la verdad.

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