Vladimir Nabokov nació en San Petersburgo en 1899 y murió en Montreaux, Suiza, en 1977. Pertenecía a una antigua familia que tuvo que exilarse en 1919. Escribió primero en ruso y después en inglés. El éxito internacional le llegó gracias al escándalo que provocó su novela "Lolita". Es conocido también por sus significativas contribuciones al estudio de los lepidópteros y por su creación de problemas de ajedrez.
.-Buenas noches, señor Nabokov. Son las 21 horas 47 minutos y 47 segundos. Habitualmente, ¿qué hace usted a esta hora?
A esta hora suelo estar bajo el edredón, con tres almohadas bajo la cabeza, un gorro de dormir, en mi modesto dormitorio que también me sirve de estudio. La lámpara de cabecera, muy fuerte, el faro de mis insomnios, todavía arde pero será apagada dentro de un momento. Tengo en la boca una pastilla de grosella, y en las manos una revista de New York o de Londres. La dejo, apago la luz. La enciendo, renegando en voz baja. Me meto un pañuelo en el bolsillo del camisón, y da comienzo el debate interior: ¿tomar o no tomar un somnífero? Qué deliciosa es la decisión positiva.
.-Pero, ¿qué horario hace usted en un día normal?
Tomemos un día de mediados de invierno. En verano hay más variedad. Me levanto entre las seis y las siete, y escribo con un lápiz bien afilado, de pie, ante el atril, hasta las nueve. Después de un frugal desayuno, mi mujer y yo leemos el correo, que siempre es muy voluminoso. Después me baño, me afeito, me visto, paseamos una hora por los floridos muelles de Montreux. Y después del almuerzo y de una breve siesta, el segundo periodo de trabajo hasta la cena. Éste es el programa típico.
.-Cuando era más joven ¿ya hacía ese horario, o tenía arranques de pasión, impulsos que perturbaban sus días y sus noches?
¡Ya lo creo! A los 26, a los 30 años, la energía, el capricho, la inspiración me llevaban a escribir hasta las 4 de la madrugada. Raras veces me levantaba antes de las 12 y escribía todo el día tumbado en un diván. La pluma y la posición horizontal han dado paso al lápiz y la vertical austera. Se acabaron los arranques. Pero, ¡cómo me gustaba el despertar de los pájaros, el canto sonoro de los mirlos que parecían aplaudir las últimas frases del capítulo que acababa de componer!
.-Ya sabíamos que escribir es la pasión de su vida, pero, ¿concibe una segunda vida en la que no escribiera?
Concibo muy bien otra vida en la que yo no sería novelista, inquilino feliz de una marfileña torre de Babel, sino alguien igual de feliz de otra manera, que ya he tanteado: un oscuro entomólogo que caza mariposas en verano, en países fabulosos, y en invierno clasifica sus descubrimientos en el laboratorio de un museo.
.-¿Cuál es su lengua preferida: el ruso, el inglés o el francés?
-En ruso, la lengua de mis antepasados, me siento perfectamente cómodo, pero no lamentaré jamás mi metamorfosis americana. El francés, o mejor dicho, mi francés, que es una cosa muy especial, no se doblega tan bien al suplicio de mi imaginación. Su sintaxis me impide ciertas libertades que me tomo con las otras dos lenguas. Ni que decir tiene que adoro el ruso, pero el inglés lo supera como instrumento de trabajo. Lo supera en riqueza, en riqueza de matices, en prosa delirante y en precisión política. Una procesión de niñeras e institutrices inglesas viene a mi encuentro cuando vuelvo a mi pasado.
.-El exilio, porque usted es exiliado, por doloroso que sea, ¿no es para los creadores como usted algo estimulante, una posibilidad de enriquecimiento para el espíritu, la sensibilidad creadora?
Le explicaré cómo ocurrió. Después de pasar los exámenes de Cambridge, muy fáciles, de literatura rusa y francesa tenía el título de diplomado en letras que no me sirvió de nada en mis intentos de ganarme la vida sin escribir libros, de modo que me puse a escribir relatos, novelas, en ruso, para los diarios y revistas de emigrados en Berlín y en París, los dos centros de expatriación.
.-¿En qué años más o menos?
Viví en Berlín y en París entre el 22 y el 39. La historia de mi vida, pues, se parece menos a una biografía que a una bibliografía: 10 novelas en ruso entre los 25 y los 40 años, y 8 novelas en inglés entre los 40 y ahora. En 1940 salí de Europa para ir a América y hacer de profesor de literatura rusa. De pronto me descubro una incapacidad total de hablar en público. Por tanto, decido escribir por adelantado más de cien conferencias anuales.
.-Quisiera hacerle una pregunta que quizá juzgue algo íntima: ¿por qué vive en Suiza, en un hotel, en Montreux? ¿Por qué no en los Estados Unidos? Rechaza los Estados Unidos, la vida americana? ¿Rechaza la propiedad privada, o bien, eterno emigrado, se niega a quedarse en un lugar?
¿Por qué el hotel suizo? Suiza es un país encantador, y la vida de hotel facilita mucho las cosas. Echo de menos América, y espero regresar para pasar allí al menos otros veinte años. La vida tranquila de una ciudad universitaria en América no presentaría grandes diferencias con Montreux, donde las calles son más ruidosas que en la provincia americana. Además, como no soy lo bastante rico, como nadie es lo bastante rico, para revivir totalmente mi infancia, no vale la pena instalarse para siempre. Porque es imposible recuperar el sabor del chocolate con leche suizo de 1910. Ya no existe. (...) Mi mujer y yo pensamos en una villa en Francia o Italia, pero el espectro de la huelgas de correo muestra todo su horror. La gente de profesión sedentaria, las ostras tranquilas, aferradas al nácar natal, no se dan cuenta de cómo un correo regular y seguro como el suizo alivia la vida de un autor, aunque la ofrenda de una mañana normal consista sólo en algunas cartas comerciales y dos o tres peticiones de autógrafos. Y la vista del lago desde el balcón, el lago Leman, ese lago que vale toda la plata líquida a la que se parece.
.-Además del exilio y el extrañamiento, ¿cuáles son los temas principales de su obra?
Además del extrañamiento, yo me siento forastero siempre y en todo lugar, es mi estado, es mi trabajo, mi vida. Me siento en casa entre recuerdos muy personales que no tienen relación alguna con una Rusia geográfica, nacional, física, política. Los críticos emigrados en París, y mis maestros en Petersburgo tenían razón, por una vez, al quejarse de que no fuera lo bastante ruso. Es así.
.-¿Las historias que se inventan los novelistas son más interesantes que las de la vida?
Entendámonos: la historia verdadera de una vida también ha tenido que ser contada por alguien, y si es una autobiografía escrita con pluma pudibunda por un personaje sin talento puede parecer muy sosa al lado de una invención maravillosa como el Ulises de Joyce.
.-"Nabokov es Lolita", es la ecuación de siempre. ¿No acaba molestándole el éxito de "Lolita", tan considerable que se puede pensar que usted es el padre de una única niña algo perversa?
Lolita no es una niña perversa. Es una pobre niña que corrompen, y cuyos sentidos nunca se llegan a despertar bajo las caricias del inmundo señor Humbert, a quien una vez pregunta: "¿Siempre viviremos así haciendo toda clase de porquerías en camas de hotel?" Pero respondiendo a su pregunta: Su éxito no me molesta. Y es muy interesante plantearse como hacen ustedes los periodistas, el problema de la tonta degradación que el personaje de la nínfula que yo inventé en 1955 ha sufrido entre el gran público. No sólo la perversidad de la pobre criatura fue grotescamente exagerada sino el aspecto físico, la edad, todo fue modificado por ilustraciones en publicaciones extranjeras. Muchachas de 20 años o más, pavas, gatas callejeras, modelos baratas, o simples delincuentes de largas piernas, son llamadas nínfulas o "Lolitas" en revistas italianas, francesas, alemanas, etc. Y las cubiertas de las traducciones turcas o árabes. El colmo de la estupidez. Representan a una joven de contornos opulentos, como se decía antes, con melena rubia, imaginada por idiotas que jamás leyeron el libro. En realidad, Lolita es una niña de 12 años mientras que Mr. Humbert es un hombre maduro, y el abismo entre su edad y la de la niña produce el vacío entre ellos; entre ese vacío, ese vértigo, la seducción, atracción de un peligro mortal. En segundo lugar, la imaginación del triste sátiro, convierte en criatura mágica a aquella colegiala americana tan trivial y normal en su género como el poeta frustrado Humbert lo es en el suyo. Fuera de la mirada maníaca de Mr. Humbert no hay nínfula. Lolita, la nínfula, sólo existe a través de la obsesión que destruye a Humbert. Éste es un aspecto esencial de un libro singular que ha sido falseado por una popularidad artificiosa.
.-Si bien se mira, hay bastante erotismo en su obra.
Hay bastante erotismo en la obra de cualquier novelista de quien se pueda hablar sin reírse.
.-Usted ha escrito este libro maravilloso, La Defensa, ¿es un buen jugador de ajedrez? Y hablando de ajedrez, ¿qué piensa de Fischer?
Yo era un jugador de ajedrez bastante bueno. No un "Gran Maestro", pero era un buen jugador de círculo, capaz de tender una trampa a un campeón aturdido. Lo que siempre me ha gustado en el ajedrez son las trampas, los trucos ocultos. Por eso abandoné las partidas y me dediqué a la composición de problemas. No dudo que hay un vínculo íntimo entre algunos espejismos de mi prosa y el tejido brillante y oscuro a un tiempo de los problemas de ajedrez, enigmas mágicos, cada uno de los cuales es fruto de mil y una noches de insomnio. Me gusta componer los problemas llamados "suicidas" en los que las blancas obligan a las negras a ganar. Sí, Fischer es un ser extraño pero no tiene nada de anormal que un jugador de ajedrez no sea normal, que sea así. Hubo el caso del gran Rubinstein, a principios de siglo. Del manicomio donde solía vivir una ambulancia lo llevaba cada día a la sala del café donde se celebraba el torneo y después lo devolvía a su casilla negra, después del juego. No le gustaba ver a su adversario, pero una silla vacía más allá de su tablero todavía le irritaba más. Entonces ponían un espejo y el veía su reflejo o quizá al auténtico Rubinstein.
.-¿Es Fischer un caso de psicoanálisis?
No, no, es un gran jugador de ajedrez que tiene pequeñas manías.
.-Me ha parecido entender que no aprecia a Freud.
-No es exacto. Aprecio mucho a Freud como autor cómico. Las explicaciones que da sobre las emociones de sus pacientes y sus sueños son de un burlesco increíble, pero hay que leerlo en la lengua original. No entiendo cómo se le puede tomar en serio. No hablemos más de eso.
.-Los escritores políticos tampoco son sus autores de cabecera.
-Muchas veces me preguntan quién me gusta y quién no, entre los novelistas, comprometidos o no, de mi siglo maravilloso. Primero, no aprecio al escritor que no ve las maravillas de este siglo, las pequeñas cosas, la ropa masculina informal, el cuarto de baño que substituye al lavabo inmundo. Las grandes cosas como la sublime libertad de pensamiento en nuestro doble occidente. ¡Y la luna! Recuerdo con qué escalofrío delicioso, envidia y angustia, miraba yo en la televisión los primeros pasos flotantes del hombre sobre el talco de nuestro satélite y cómo despreciaba a quienes decían que no valía la pena gastar tantos dólares para pisar el polvo de un mundo muerto. Detesto pues a los divulgadores comprometidos, a los escritores sin misterio, a los infelices que se alimentan con los elixires del charlatán vienés. Aquellos que aprecio saben que sólo el verbo es el valor real de la obra maestra. Principio tan viejo como verdadero, y eso no ocurre a menudo. No es preciso dar nombres, nos reconocemos por un lenguaje de signos, a través de los signos del lenguaje, o bien, al contrario, todo nos irrita en el estilo de un contemporáneo detestable, incluso sus puntos suspensivos.
.-Una última pregunta, señor Nabokov, ¿puedo decir que usted, para resumir un poco, tiene la cultura del sabio y además la ironía del pintor?
La ironía del pintor, eso no. La ironía es el método de discusión que usaba Sócrates para confundir a los sofistas; la inventó él y a mí Sócrates, entre otros, me cae muy mal. Por extensión, la ironía es una risa amarga. Mi risa es un chisporroteo bonachón que viene tanto del vientre como del cerebro.
Hola Carmen:
ResponderEliminarMe da mucha pena que personas como Rodolfo Nureyev, Vladímir Visotski o como en este caso Vladimir Nabokov, hombre que posee un gran talento para la escritura, abandonen el país por diferentes motivos, como los políticos, económicos o por falta de expresión en el país.
Creo que Vladimir no era feliz en su totalidad, a pesar de su fama y de su posición social. Nabokov asegura que “ Mi cabeza piensa en ingles, mi oído en francés y mi corazón en ruso” por lo cual deduzco su eterna nostalgia.
Si, puedo entender lo que siente un escritor cuando malinterpretan lo que quería transmitir en su obra, sobre todo cuando esas criticas vienen de personas que ni siquiera se han molestado en conocer al escritor y de leer previamente la obra.
La ironía del pintor, es lo que yo entiendo una caricatura. Estoy de acuerdo de que es una risa amarga.
Pero la ironía socrática es un método dialéctico que fue usada por Sócrates para descubrir el saber y a demás fue el quien lo dio a conocer.
Pero como todos los métodos dialectitos se pueden expresar para ofender. En mi opinión Nabokov solo tiene en cuenta este uso de la ironía, con lo cual yo no estoy de acuerdo.
Un saludo.
Hola Mavile:
ResponderEliminarMucha gente de la antigua Europa del Este, no sólo artistas y escritores, tuvieron que abandonar su país huyendo del opresor régimen comunista para comenzar una nueva vida en otra parte, donde la libertad de vida y de expresión, y las oportunidades de progreso económico y social eran mayores.
Lo penoso, son las razones que les impulsaron a marchar, pero el cambio en sí, a menudo resulta provecho y enriquecedor. Está la nostalgia, sí. Pero para sentirla no es necesario abandonar tu país. Uno puede sentir nostalgia de tantas cosas: de su feliz y ya lejana infancia, de un antiguo amor que una vez tuvo, de su juventud perdida…
Si he de serte sincera, creo que estás más informada que yo sobre Vladimir Nabokov, por lo que no puedo sopesar cuán feliz era. En todo caso, alguien que puede desarrollar su vocación y vivir de ella, y además obtener reconocimiento social, considero que es un ser bastante afortunado.
Ser malinterpretado es algo que, en mayor o menor escala, sufrimos todos. Por supuesto, si eres famoso, la mala interpretación de tus actos o expresiones se amplifica, porque la envidia siempre está ahí, acechando a los que logran actos meritorios y reconocidos. Es parte de la vida.
La ironía tiene muchos sabores, matices. Hay una ironía inteligente y bondadosa, y otra, igualmente inteligente, pero que, como bien dices, suena a risa amarga.
Yo no tengo nada contra la ironía. En cambio, no soporto el sarcasmo, al que a menudo le falta inteligencia y buen gusto, y le sobra mezquindad.
El método dialéctico socrático tenía, en efecto, el objetivo de hacer descubrir en los otros un saber que ya tenían, pero que ignoraban tener. Qué pena que no haya un Sócrates en cada barrio, en cada pueblo, en cada ciudad.
Como he dicho, no conozco lo suficiente a Nabokov para juzgar qué tipo de ironía era la suya. Por cómo responde a las preguntas de la entrevista, no me parece un tipo especialmente resentido. Como toda persona inteligente, tiene un sentido del humor crítico, tal vez un poco ácido, pero detrás de cada persona hay una biografía de pérdidas y desengaños que a veces asoma en forma de ironía…
Mavile, ha sido un placer “dialogar de nuevo contigo”. Y aunque te hayas decantado por la rama de Ciencias, nunca dejes de leer buena literatura, ni de escribir tus ideas en algún cuadernillo…
*Parte ortográfica:
-“Los padres y demás personas seguían bailando…”.
-“ La dialéctica fue usada por Sócrates para descubrir el saber, y, además, fue él quien lo dio a conocer.
Mavile, tienes un don…, y la responsabilidad de desarrollarlo al máximo. Estoy contenta por ti.
Un saludo.
Hola de nuevo:
ResponderEliminarMuchas gracias por corregir mis fallos. Intento mejora cada día, aunque la parte ortográfica me cuesta mucho más.
Con el prime párrafo de tu respuesta estoy totalmente de acuerdo. Pueblos enteros fueron castigados, por las ideas del régimen comunista. Y este tema es muy cercano a mí porque mi familia se incluye en uno de estos pueblos. Mi pueblo fue deportado desde Crimea a diferentes puntos de Asia que pertenecían a la URSS.
Si Vladimir Nabokov era afortunado, ¿pero feliz? Afortunado por su reconocimiento, es importante para muchos artistas para poder vivir de lo que mas les gusta hacer, como en su caso, escribir. Pero la fama, el reconocimiento, la posición social, económica no dan la felicidad completa…
Creo que, la mayoría de las personas que emigra les gustaría volver algún día a su país natal. Ese día es la esperanza de que las cosas cambien.
Es verdad, Mavile, ser afortunado y sentirse afortunado no es lo mismo.
ResponderEliminarEn cuanto a la felicidad, creo que solemos tener una idea equivocada de ella. Una vida completa está compuesta de todo tipo de sensaciones y experiencias: alegría, tristeza, afectos, soledad, triunfos, fracasos, salud, enfermedad, encuentros y desencuentros. Y un día, si somos afortunados, morimos viejecitos y acompañados.
No sé, creo que la felicidad se tiene en muchos momentos (a veces sólo la reconocemos cuando ya ha pasado), pero no es un estado permanente de éxtasis. Si logramos encender en nuestra vida una llama de ilusión y sabemos mantenerla viva a pesar de los pesares; si logramos ser una pequeña luz de calor y de esperanza para los que nos rodean, tal vez en esto consista ser feliz.
La otra felicidad, la ideal, quizás sólo sea una idea platónica, una aspiración humana que nos acerca a un ideal, por así llamarlo, divino.
A mí me parece que es más fácil lograr ser feliz promoviendo la felicidad de los otros, que persiguiendo la tuya propia. Los ejemplos de personas felices que he conocido así me lo hacen pensar.
Es verdad que la mayoría de las personas hubieran preferido vivir en condiciones humanas en su país, a tener que emigrar y ser extranjeros en otro lugar. Pero en cualquier parte, si te acogen bien, es posible echar raíces y desarrollar una vida plena de sentido.
Por como van las cosas en el mundo, parece que cada vez serán más las personas que tengan dos patrias. Pero eso no tiene por qué ser un lastre, al contrario, puede ser un factor vital muy enriquecedor.
Tu nivel de ortografía es más que notable, lo cual, en tu caso, al no ser el Español tu lengua materna, tiene aún mucho más mérito.
A nivel de redacción, poco podría corregirte. Te expresas muy bien, e irás mejorando por ti misma, por la propia inercia de tus estudios y tus lecturas. Además, el estilo es algo muy personal; es tu voz. Y nadie tiene la misma voz, lo cual es una gran riqueza para la lengua, que así se mantiene viva.
En cuanto a lo ortográfico, realmente también hay muy poco que corregirte, pero ahí si que tenemos una guía objetiva: lo que dicta “La Real Academia de la Lengua Española”. Y en este aspecto, en lo que pueda, siempre te señalaré las incorrecciones que encuentre, para ayudarte a mejorar. Y me alegra que lo entiendas así:
Parte ortográfica:
.En la primera línea de tu comentario escribes “prime párrafo” en lugar de “primer párrafo”. Sé que ahí no es un fallo, sino un descuido. Por eso es bueno repasar siempre lo que se ha escrito, por si ha habido algún error, poder enmendarlo antes de darlo por bueno.
-“Si Vladimir era afortunado…”. Sería: “Sí, Vladimir era afortunado,…”• Cuando un “si” tiene un sentido afirmativo, siempre se acentúa, a diferencia del “si” condicional: “si me acompañas, vamos al cine”.
- En estas dos frases:
1ª. “Pueblos enteros fueron castigados, por las ideas del régimen comunista”.
2ª. “Creo que, la mayoría de las personas que emigra les gustaría volver algún día a su país natal”.
las comas son innecesarias.
Además, esta última frase debería escribirse del siguiente modo:
a) Creo que a la mayoría de las personas que emigran les gustaría volver algún día a su país natal.
b) Creo que la mayoría de las personas que emigran desearían volver algún día a su país natal.
Si lo analizas entenderás el por qué.
Ya ves, Mavile, que, en realidad, tienes poquísimas faltas, lo que ocurre es que contigo soy bastante más exigente. Pero es que si no te las señalo, creo que no cumplo con mi obligación de profesora, que es la de ayudarte, además de animarte en lo mucho que haces bien.
Un saludo, y disfruta de tu domingo.