jueves, 7 de enero de 2010

*Clarice Lispector (Es allí adonde voy)

Más allá de la oreja existe un sonido, en el extremo de la mirada un aspecto, en las puntas de los dedos uno objeto: es allí adonde voy.

En la punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de la alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí adonde voy.

En la punta del pie el salto. Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí adonde voy.
¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Yo os espero. Es allí adonde voy.

En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé ni dónde ni cuándo. Al borde de la tertulia está la familia. Al borde de la familia estoy yo. A la orilla de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy.

Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy.

Mientras tanto, lo que hay es el sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un rincón para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé sobre qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre adonde voy.

Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor.

Amor: yo os amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa.

En el extremo de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo.

Yo a la orilla del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, perro ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.

Clarice Lispector
(Ucrania, 1920 - Río de Janeiro, 1977) una de las más importantes escritoras brasileñas del siglo XX. Aunque su especialidad fue el relato, dejó un legado importante en novelas, como "La pasión según G.H." y "La hora de la estrella", además de una producción menor en libros infantiles, poemas y pintura.

De origen judío, sus padres emigraran a Brasil, cuando Clarice contaba tan sólo dos años de edad. A los diez, Clarice perdió a su madre. Escritora desde edad temprana, envió varios cuentos al Diario de Pernambuco, que rechazó su publicación en una sección de contribuciones infantiles porque, mientras las historias de los demás niños poseían algún tipo de narrativa, los textos de Clarice no describían más que sensaciones:

“Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí algunas líneas maravillosas, lo cerré de nuevo, me fui a pasear por la casa, lo postergué aún más yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad".

Cuando tenía 14 años, se mudó a Río de Janeiro con su padre y una hermana. Allí, Clarice empezó a leer libros de autores nacionales y extranjeros a la vez que escribía pequeñas contribuciones para periódicos y revistas de la época. A los 21 años logró publicar el libro "Cerca del corazón salvaje", que había escrito a los 19 y que recibió el premio "Graça Aranha".

Cursando la carrera de derecho conoció a su esposo, diplomático de carrera, a quien acompañaría a menudo de país en país. En su primer viaje a Europa, durante la II Guerra mundial, Clarice Lispector confesaba: “En realidad no sé escribir cartas de viajes, en realidad siquiera sé viajar.” Durante la guerra, prestó auxilio en hospitales a soldados brasileños heridos.

En 1959 rompió con su marido para regresar a Río de Janeiro, donde volvió a la actividad periodística, escribiendo artículos en los medios para conseguir el dinero necesario para independizarse. En 1963 publicó la que es considerada su obra maestra, la novela "La pasión según G.H.", escrita en tan sólo algunos meses.

En la madrugada de 1966 la escritora se durmió con un cigarrillo prendido, provocando un incendio que destruyó completamente su dormitorio. Con quemaduras en gran parte del cuerpo, pasó algunos meses en el hospital. Su mano derecha casi tuvo que ser amputada por los médicos y jamás recuperó la movilidad de antes. El incidente repercutió profundamente en su estado de ánimo, y las cicatrices y marcas en el cuerpo le causaron frecuentes depresiones, a pesar del amparo de sus amigos.

Clarice murió de cáncer en Río de Janeiro a los 56 años, meses después de publicarse su última novela "La hora de la estrella".

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