Zamba de mi esperanza,
amanecida como un querer.
Sueño, sueño del alma,
que a veces muere sin florecer.
Sueño, sueño del alma,
que a veces muere sin florecer.
Zamba, a ti te canto
porque tu canto derrama amor.
Caricia de tu pañuelo
que va envolviendo mi corazón.
Caricia de tu pañuelo
que va envolviendo mi corazón.
Estrella, tú que miraste,
tú que escuchaste mi parecer,
estrella, deja que cante,
deja que quiera como yo sé,
estrella, deja que cante,
deja que quiera como yo sé.
El tiempo que va pasando
como la vida, no vuelve más.
El tiempo me va matando
y tu cariño será, será.
El tiempo me va matando
y tu cariño será, será.
Hundido en horizontes,
soy polvadera que al viento va.
Zamba, ya no me dejes,
yo sin tu canto no vivo más.
Zamba, ya no me dejes,
yo sin tu canto no vivo más.
Estrella, tú que miraste,
tú que escuchaste mi parecer,
estrella, deja que cante,
deja que quiera como yo sé,
estrella, deja que cante,
deja que quiera como yo sé.
Jorge Cafrune (1937-1978), fue uno de los cantantes folclóricos argentinos más populares de su tiempo, además de un incansable investigador, recopilador y difusor de la cultura nativa.
Cafrune nació en el seno de una familia de origen árabe. Por esa razón recibió el apodo de "El Turco", sobrenombre habitual en la Argentina aplicado a los descendientes de árabes.
En 1967 presenta la gira "De a caballo por mi Patria". En esta gira Cafrune recorrió el país al estilo de los viejos gauchos, llevando su arte y su mensaje a todos los rincones. Sus objetivos también incluían captar los paisajes a través de la fotografía y la filmación de cortometrajes televisivos, además de la recopilación de datos sobre las formas de vida, costumbres, cultura y tradición de las diversas regiones. La gira fue ruinosa para su economía, pero fue un gran éxito si se tienen en cuenta los verdaderos objetivos que se había propuesto.
En 1977, falleció su padre. Eran tiempos difíciles para la Argentina, ya que el gobierno estaba en manos de la dictadura militar encabezada por Jorge Rafael Videla. A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo.
Fue así que en el festival de Cosquín de enero de 1978, cuando el público le pidió una canción que estaba prohibida, "Zamba de mi esperanza", Cafrune accedió argumentando que "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar".
Según testimonios que se consignan en el informe Nunca Más, eso ya fue demasiado para los militares, y en un campo de concentración de Córdoba, el Teniente Coronel Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.
El 31 de enero de 1978, a modo de homenaje por la muerte de José de San Martín, Cafrune emprendió una travesía a caballo que lo llevaría a Yapeyú, lugar de nacimiento del libertador, para depositar allí tierra del lugar de su fallecimiento. Esa noche, a poco de salir, fue embestido por una camioneta conducida por un joven de 19 años. Cafrune falleció ese mismo día a la medianoche, pero el hecho nunca fue esclarecido y para la justicia quedó sólo como un accidente.
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