miércoles, 2 de junio de 2010

*¿Qué hijos vamos a dejar a este mundo?

Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos. Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que "Dios les coja confesados".

Lo de que “Dios les coja confesados” es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación.

En muchas conferencias, se levanta una señora (esto es pregunta de señoras) y dice esa frase que me a mí me hace tanta gracia: "¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?" Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir "¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?"

Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido: "¡y a mí, ¿qué me importa?!" Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.

Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz. Y me exigieron mucho. Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:

1. La guerra civil española
2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización

Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro. ¿Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar!
Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no la adquirí, fue culpa mía.

Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.

A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales. Lo que por ahí se llama "buena gente".

Porque si son buena gente harán un mundo bueno. Y harán negocios sanos. Y, si son capitalistas, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano. (Si son mala gente, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano, pero que ellos son unos sinvergüenzas). Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación: que sepan distinguir el bien del mal, que no digan que todo vale, que piensen en los demás, que sean generosos. En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran.

Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho más qué hijos íbamos a dejar a este mundo.

A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.
Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.

Pero lo fundamental es lo otro: los padres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como antes, que el padre y la madre llegan cansados a casa, que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado. Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.

P.D.No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.

(Articulo de Leopoldo Abadía, autor de "La crisis Ninja").

2 comentarios:

  1. Jesús Rodriguez Castillo 4ºc2 de junio de 2010, 17:48

    Yo creo que la pregunta "¿Qué será de nuestros hijos?" es tan antigua como la historia del mundo. Posiblemente padres de todas las épocas se han hecho la misma pregunta.
    Lo que quiere decir este texto es que la responsabilidad de educar a los hijos recae sobre los padres.
    Los abuelos tienen que ser "abuelos" de sus nietos, para lo demás están los padres

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  2. Hola Jesús:

    Tu resumen del texto, perfecto. Pero, como ya he dicho varias veces, resumir un texto y comentarlo son cosas muy distintas. Y lo que me choca es la gran capacidad que tienes para resumir un texto: señalar las ideas más esenciales, y tu poco atrevimiento para entrar a criticar (positiva o negativamente) lo que el texto expone. Tal vez haya cierto acomodamiento en ti; puede que tiendas a buscar el camino más fácil, que es el que normalmente lleva al punto de partida; es decir, que al final, uno da vueltas y vueltas, pero no avanza.

    Dices que la pregunta: "¿Qué será de nuestros hijos?" es tan antigua como la historia del mundo. Es verdad. Pero el texto no cuestiona el “¿qué será de nuestros hijos?”, sino todo lo contrario: ¿Qué será de nuestro mundo (el planeta TIerra) con los hijos que vamos a dejarles? Y esta pregunta no es tan antigua; de hecho no creo que tenga, a nivel popular, más de 15 años. Y cada vez es más importante. Por primera vez en la historia de la humanidad se vislumbra la posibilidad de que el hombre destruya el planeta y toda la vida que hay en él, incluidos nosotros. Este es un punto importante que estando señalado en el título y en el texto, has pasado de largo. Y es un tema urgente y fundamental porque, precisamente, depende de nosotros, los humanos salvar el planeta –si es que aún estamos a tiempo-, y eso, inexorablemente, pasa por un cambio de conciencia que sólo puede producirse a través de una educación muy distinta a la actual.

    Esto enlaza con otro punto importante –y que tú señalas en tu resumen: el de que la responsabilidad de educar a los hijos recae sobre los padres. Aquí también es posible cuestionar tal afirmación, dado que para educar, entre otras muchas cosas, se debe tener disponibilidad, es decir: tiempo.

    ¿Disponen los padres de tiempo y de ánimo (tras una larga jornada laboral) para dedicarla a los hijos? ¿Quién educa a los hijos: los padres, muchas horas ausentes; la escuela, casi siempre masificada y dedicada a volcar información; la pandilla y la calle; internet; la televisión?

    Teniendo en cuenta todo esto, a mí también me preocupa la pregunta de qué le pasará a nuestro planeta. Lo que les pase a nuestros hijos es la inevitable pregunta de siempre, pero no puede desligarse del destino de nuestro hábitad natural, la Tierra.

    Ya para terminar, decirte que durante este curso has participado bastante y siempre con buen criterio. Esto te lo valoro mucho. Yo espero y confío en que el próximo curso seguirás en esta línea y te exigirás un poco más, porque la verdad es que tienes potencial. Ya te he indicado un poco en qué aspecto debes esforzarte más, pero no tengas ningún reparo en querer hablarlo personalmente conmigo.

    Yo siempre me pregunto: ¿Si alguien puede dar 100, por qué da 50, cuando la vida siempre devuelve más de lo que se da?
    ¡Piensa en esto y empieza a hacerte reponsable de tu destino!

    Un saludo.

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